Cinco errores que explican por qué tu césped no cubre el jardín como una alfombra
Algunas pistas para descubrir las fallas por las que no está creciendo de manera adecuada; y cómo solucionarlo
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En primavera llega el momento de recuperar el césped que pudo haber perdido vitalidad durante los meses fríos. Estar atentos y brindarle algunos mimos garantizará que el manto verde cubra como una mullida alfombra el suelo del jardín.
Pero hay varios errores muy comunes en los que podemos incurrir por querer verlo más sano. Estos son algunos.
¡No cometas estos errores!
- Excederse en la dosis de nitrógeno: regar el césped con té de compost para incorporar materia orgánica es una buena manera de aportar nutrientes sin riesgo de excederse en la dosis de nitrógeno, que propende excesivo desarrollo vegetativo a costa de rusticidad.
- No reforzar zonas de alto tránsito: en esta época es necesario sacar panes de césped de las zonas de alto tránsito del jardín como el acceso a la pileta, la galería, etc y reemplazar suelo compactado agregando arena, suelo nuevo para luego volver a colocar los panes.
- Pisar el césped después de una lluvia intensa.
- Cortar el césped con una cortadora desafilada.
- Dejarlo crecer de más: parte del cuidado del césped es mantener su altura en 3 cm como máximo. Si se lo deja ir muy alto, luego al cortarlo se amarillea. En caso de que esto suceda, es necesario regarlo durante tres días seguidos para que se recupere.
- Riego inadecuado: en primavera y verano lo ideal es regar en forma abundante, pero cada tres días. De esta manera la humedad llega más profundo y las raíces del césped se desarrollan mejor.
En primavera, es el momento idear para cortar con frecuencia el césped y podar otras plantas que quiero que rebroten y formen muchas yemas nuevas: cercos, topiarios, cortinas de reparo
- No controlar el abrojo: es necesario mantenerlo a raya sacándolo a mano después de la lluvia. Si hay mucho, con herbicida 2,4D sal amina aplicado con regadera (nunca pulverizando) apenas la temperatura supere los 18 grados. No dejarse estar para evitar que el abrojo florezca y semille.
LA NACION
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