Llega el verano y con él los problemas de ataques de babosas y caracoles. En esta nota te contamos cómo evitarlos de manera natural para que no arrasen con tus plantas.
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Con la capacidad de comer hasta la mitad de su peso en una noche, en esta época es cuando su voracidad y las altas poblaciones de babosas y caracoles causan daños importantes, especialmente en veranos lluviosos.
La especie de caracol que predomina en nuestros jardines se llama Helix aspersa
Conocida como “caracol de jardín”, es considerada una especie nativa de la región del Mediterráneo y fue introducida probablemente con alimentos contaminados con huevos que ingresaron inmigrantes europeos en el siglo pasado.
En la Argentina se dispersó rápidamente por todo el país y actualmente es catalogada como una especie invasora, puesto que presenta una buena adaptación a diversas condiciones agroecológicas.
Con respecto a los moluscos terrestres, aunque algunos son criados con fines comerciales, en la jardinería son todos una plaga polífaga por su aparato bucal masticador y transmisor de enfermedades en plantas.
¿Cómo podemos controlarlos sin utilizar químicos?
- Estimular la permanencia en nuestro jardín de depredadores de caracoles, que incluyen los sapos y las ranas, las tortugas y también la mayoría de las aves.
- Con plantas repelentes: incorporar plantas como el romero, la lavanda, la mostaza, la salvia, la capuchina, la begonia o incluso los geranios. Sería buena idea plantarlas cerca de plantas más susceptibles de ser atacadas.
- Con refugios trampa: poner tejas, piedras u otros s objetos similares donde puedan refugiarse durante el día y esto nos facilitará localizarlos y eliminarlos manualmente.
- Con barreras que impidan su avance: rodear la base de las plantas con hilo o alambre de cobre en el verano. Espolvorear ceniza, cáscara de huevo o borra de café que impide un normal desplazamiento tanto de caracoles como de babosas.
- Con preparados con plantas: con el extracto vegetal de paraíso (Melia azedarach) se toman los frutos y las semillas de la planta, se maceran y se vierten en etanol a razón de 40 gramos de maceración por litro de alcohol; se deja reposar 4 días y luego de colar la solución se agrega cerveza (un 10% del volumen de solución de paraíso obtenida). Se agrega a un bol con harina (1 kg de harina por litro de solución) y se revuelve hasta obtener una masa homogénea. Luego se hacen “bolitas” de masa de uno o dos cm de diámetro, las cuales se colocan en lugares húmedos y oscuros del jardín. Actúan como cebos tóxicos.
- Con cerveza: la cerveza fermentada permite minimizar los daños que provocan las babosas y los caracoles. El aroma de la malta fermentada los atrae y eso permite capturarlos. Se hacen trampas sencillas, con una latita de paté o de atún, que se entierran. El recipiente se llena de cerveza hasta el tope y las babosas van a caer ahí.