Están de moda, son americanas, pero llegaron a Europa de la mano de los conquistadores; se usaron en los jardines victorianos y hoy el paisajismo vuelve a adorar a estas especies que pertenecen a una familia compuesta por un solo género.
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Los primeros europeos que se cruzaron con ellas en América fueron los españoles y las consideraron dignas de ser llevadas a sus tierras, no solo por su belleza, sino también por su utilidad.
Las especies del género Canna son propias de América y su centro de diversidad está en Sudamérica. Mientras que algunas son de distribución más reducida (como Canna iridiflora, que solo vive en Perú), otras se extienden territorialmente mucho más, como Canna indica, que se considera autóctona de las tierras bañadas por el Caribe (incluidas Mesoamérica y la zona meridional de Estados Unidos) y de buena parte de Sudamérica.
Además de ser cultivada como planta ornamental, en tiempos remotos sus rizomas han tenido gran importancia en la alimentación humana y animal.
Aun hoy, en algunas zonas tropicales y subtropicales, los rizomas –ricos en almidón– son consumidos cocidos al horno o a la parrilla, mientras la fécula se utiliza en la pastelería. Los rizomas sirven también en la medicina tradicional.
Con las durísimas semillas se realizan collares y rosarios. También se puede extraer un tinte púrpura de sus semillas y las fibras extraídas del tallo de la planta se usan para hacer yute y papel. Además, estas plantas se han utilizado en fitorremediación (para absorber toxinas de los suelos).
«Con su exuberante follaje tropical y llamativas flores, hacen que los espacios cobren vida a través de sus colores brillantes durante todo el verano y hasta las primeras heladas. »
Ya en obras de 1576 sobre la flora americana, el naturalista y médico Carolus Clusius incluye un grabado y una descripción de Canna indica, a la que llama “caña de cuentas”.
Su cultivo en Europa tuvo gran auge hasta mediados del siglo XIX, con su presencia en la mayoría de los jardines de estilo victoriano. Si bien ciertas corrientes del paisajismo las dejaron de lado durante el siglo XX, en los últimos tiempos recuperaron vigencia.
Dado su origen geográfico se las conoce, además de como achiras, como cañas de indias.
¿Cómo son?
Son plantas herbáceas, erectas, robustas, con un rizoma tuberoso, grueso y tallos sin ramificar.
Sus hojas son alternas, dispuestas en espiral, de gran tamaño, lineares, con la base envainadora y los márgenes enteros; la lámina tiene el nervio central destacado y numerosos nervios laterales paralelos.
Desde la primavera hasta el verano, en climas templados, produce una inflorescencia en panícula terminal, con grupos de una a dos flores llamativas, muy asimétricas, bracteadas.
Las piezas florales varían en tamaño y colores: del rojo al amarillo o anaranjado según la especie. Su fruto es una cápsula trivalva, dehiscente, algo espinosa, con numerosas semillas negras, globosas y de cubierta dura.
Son plantas propias de climas cálidos y requieren calor para vegetar. Si no existen problemas de fríos intensos, los rizomas pueden permanecer en el suelo durante el invierno; pero si se cultivan en zonas frías los rizomas deben extraerse y almacenarse en un lugar resguardado.
Deben plantarse en suelos ricos, en una exposición tanto más soleada cuanto menos cálido sea el clima, con humedad alta; generalmente a una profundidad aproximada de 10 a 15 cm, separándolos unos de otros unos 50 cm.
No debe escatimarse la humedad durante todo el período de crecimiento, y solo hay que disminuir los riegos cuando las hojas ya comienzan a secarse. Admiten cultivo en contenedores, donde se deben extremar las precauciones en lo referente a tamaño (por sus grandes rizomas), riegos y aporte de nutrientes.
Algunos cultivares se han criado para crecer parcialmente sumergidos en aguas poco profundas, así como en suelos saturados.
¿Cómo reproducirlas?
Pueden multiplicarse por semillas, pero si se desea mantener plantas con las mismas características se debe acudir a la reproducción vegetativa.
Las semillas, antes de su siembra, deben mantenerse en agua caliente durante 24 horas para ablandar las cubiertas, o ser melladas para exponer el interior y permitir la penetración del agua.
En la naturaleza, las semillas de achira germinan mejor en lugares quemados por el fuego, lo que no solo debilita la cubierta de la semilla, sino que destruye cualquier competencia de las plántulas emergentes de Canna.
Para su multiplicación por rizomas (hecho obligado cuando se trata de cultivares, ya que no producen semillas viables), se cortan en varios trozos, cuidando que cada uno lleve una o dos yemas vigorosas.
Esta operación puede hacerse aprovechando la extracción y almacenamiento de los rizomas en climas fríos. Los trozos se guardan y se mantienen húmedos. Se plantan cuando comienzan a brotar, hecho que ocurre cuando las temperaturas empiezan a subir.
Algunas especies
Cannaceae es una familia compuesta por un solo género: Canna. El número de especies válidas ha disminuido con el tiempo, debido a las hibridaciones que ocurren entre ellas. Antiguamente se reconocían unas 100, pero en la actualidad se reconocen solo unas 10 especies. Estas son tres de ellas:
- Canna glauca
También conocida como achira amarilla, habita espontáneamente en matorrales ribereños, pajonales y bordes de lagunas del norte del país hasta Buenos Aires. Es una hierba palustre que puede alcanzar 2 m de altura en flor; muy atractiva por sus flores amarillas y su follaje glauco. Puede usarse como planta de borde en estanques o en macetas con buen riego. Es de crecimiento muy rápido. Requiere pleno sol y reparo de las heladas. Su época de floración es durante la primavera y el verano. Es alimento de la oruga de la mariposa enrolladora común (Quinta cannae) y del picaflor común (Chlorostilbon lucidus).
- Canna indica
Nativa del centro y norte de Argentina, puede llegar a superar el metro y medio de altura. Las flores poseen sépalos color rojo a borravino y pétalos soldados que forman un tubo basal corto, de color rosado. Útil en zonas con mucho riego o como planta palustre en estanques.
Es nutricia de la mariposa achirera (Calpodes ethlius) y la oruga enrolladora común (Quinta cannae). Se cultivan otras especies introducidas, de flores rojas o anaranjadas y de follaje verde intenso, rojizo, disciplinado, altas o enanas, versátiles para diferentes destinos. Muchas veces aplicadas en plantaciones en masa o como fondo de composición.
- Canna × generalis
Originalmente, las achiras ornamentales provienen de dos grupos principales de híbridos complejos, surgidos en Europa en el siglo XIX: Canna × generalis y Canna × orchioides. La mayoría de los híbridos de Canna se han desarrollado especialmente para climas templados. Crecen sin problemas en áreas templadas siempre que reciban de 6 a 8 horas de luz solar al día durante la temporada de floración.
Existen numerosos fenotipos: con follaje de verde brillante a colores llamativos o variegadas, con flores que suelen ser grandes, de colores brillantes y uniformes, o veteadas y moteadas. A medida que la flor crece, buenos indicios son los siguientes: si la hoja es más verde, la flor será más amarilla; si la hoja es más granate, la flor será más roja; si la hoja tiene colores mezclados, la flor será aun más sorprendente. Se suelen disponer como plantas de borde, o asociarlas con otras especies con requerimientos afines (sol y alta humedad en el perfil), también en contenedores.
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