Es un emprendimiento joven que produce distintas especies para formar parte de ramos frescos y originales, en un maravilloso predio en las sierras cordobesas.
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Campo de Flores se inició hace tan solo dos años, como una inquietud entre tres amigos que hoy son socios. Félix Serrano, Mario García Muzio y Blas Spina Fernández decidieron comenzar un emprendimiento con claras premisas: “Que sea un proyecto de participación familiar, que encontremos gusto y pasión por lo que hacemos y con quienes lo hacemos y, por último, que sea una idea innovadora, con un mercado en potencia para desarrollar”.
No era poco coincidir en esos objetivos. En aquel momento, a su vez, se encontraron frente a una gran oportunidad: disponían de una granja avícola muy antigua al pie de las sierras de Córdoba, a unos diez minutos de la ciudad y con un entorno e infraestructura excepcionales, recientemente desocupada. De esos lugares que hacen volar la imaginación.
“Los tres veníamos de la producción, de los espacios verdes, de la vida y del trabajo al aire libre”. Y es quizás por eso que les tomó un instante coincidir cuando se deslizó este nuevo concepto: un modelo de producción de flores tipo flower farm (“granja de flores”).
Definido el concepto a desarrollar, comenzaron a adaptar el predio a su nuevo uso. La refuncionalización de cada estructura y espacio en la granja fue el primer desafío. Así, los enormes galpones se transformaron en invernadero, taller de armado, plantinera, depósito, y sus entornos en bloques de cultivo. Con los materiales del lugar se levantaron nuevas construcciones, respetando un lenguaje común, una identidad propia de esta nueva “granja de flores”, pero conectada a su historia y al paisaje. Asignaron una superficie de producción exterior y otra bajo invernadero en una de las nueve hectáreas del lugar, y se precisaron los primeros pasos del modelo de producción.
En ese primer año y en el siguiente decidieron hacer foco en las especies anuales. Importaron y ensayaron a campo más de 150 variedades diferentes de flores de corte, previamente elegidas. La elección de las variedades se realizó en busca de un estilo y estética particulares, priorizando principalmente aquellas que no se ofrecen en el mercado nacional. De cada variedad se evaluaron: ciclos de cultivo, rendimiento y usos.
En las temporadas siguientes fueron incorporando progresivamente (y lo siguen haciendo) diferentes perennes, arbustivas y bulbosas, como dalias, rosas inglesas, entre otras. El destino de la producción de flores es la elaboración de ramos en su propio taller. “Buscamos ofrecer a nuestros clientes ramos con un estilo particular, que son pensados muchos meses antes, al elegir las variedades, al planificar los canteros desde los que se cosecharán cada una de las especies que lo componen”, cuentan los mentores del proyecto.
Este modelo de producción, pensado para una distribución directa –del campo al cliente final–, permite incorporar un mayor abanico de especies y variedades, en comparación con el modelo de comercialización convencional a través de productores, mayoristas y florerías. La posibilidad de llegar con una flor recién cortada al cliente permite la utilización de flores como zinias, cosmos, dalias y tantas otras, quizás más conocidas por su uso en el jardín que como flores de corte.
“Esto nos da la posibilidad de elaborar ramos diferentes, con marcada identidad. De alguna manera, buscamos que generen en quien los recibe una reminiscencia, una conexión con el jardín, con una historia personal”.
Cada semana se preparan y plantan nuevos canteros que se cosecharán, en promedio, a los 90 días. Dos a tres veces por semana, a última hora de la tarde, las flores se cosechan y se llevan al taller donde, según el tipo de flor, se realiza el acondicionado y tratamiento post cosecha. A primera hora del día siguiente se confeccionan los ramos que posteriormente se distribuyen.
El principal canal de comercialización es la venta directa con entrega a domicilio en toda la ciudad de Córdoba y alrededores, y están avanzando con el desarrollo de puntos de retiro distribuidos por diferentes comercios de la zona.
Parte del concepto de este emprendimiento es el desarrollo de múltiples propuestas para vivir una experiencia en torno a las flores. “Es sumamente interesante hacer partícipe al consumidor de lo que hay detrás de cada ramo que llega a sus manos y, a su vez, es su devolución un gran recurso para afirmar o corregir el rumbo”. Así, su próximo desafío es ofrecer diferentes propuestas –como talleres, charlas, visitas guiadas, casa de té, eventos sociales y corporativos– para vivir una experiencia única.
En toda tarea que realizan prestan particular atención a los procesos. Todo está hecho con mucha dedicación y buen gusto, y esto se nota en cada construcción, en cada hilera de flores y por supuesto en cada ramo. Visitar Campo de Flores es sumergirse en un mar de colores, de variedades diferentes y formas novedosas que luego serán combinadas con maestría y pura elegancia.
- IG: campodeflores_cba