Las bulbosas mantienen sus reservas bajo la tierra y desaparecen cuando el clima es frío para volver a aparecer en primavera. Te contamos todos los secretos de su cultivo
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Son plantas rústicas, con una adaptación particular: guardan debajo de la tierra yemas y acumulan reservas alimenticias por si tienen que desaparecer de la faz de la tierra en algún momento en que el clima les sea adverso.
En general, los bulbos se plantan a una profundidad de dos veces su altura; por ejemplo, si son de 5 cm, debe quedar una capa de tierra de 10 cm sobre ellos
Que algunas parezcan frágiles, de difícil cultivo, tiene que ver con las condiciones donde queremos cultivarlas, pero en su lugar de origen son muy rústicas porque están preparadas para sortear las condiciones desfavorables del clima local.
El término genérico “bulbosas” aplicado en jardinería podría aproximarse al conjunto de geófitas, plantas que guardan yemas y reservas debajo de la tierra. Con la salvedad que “geófitas” es más amplio: nadie llamaría bulbosas, por ejemplo, a las cañas y otras gramíneas y, sin embargo, lo son porque suelen tener rizomas.
¿Qué es un bulbo?
Un verdadero bulbo tiene características especiales. Cuando vemos ciertas plantas, como por ejemplo los amarilis, una buena pregunta sería: ¿dónde está el tallo? El tallo es muy comprimido y subterráneo, con forma de disco.
Un ejemplo típico de bulbo es la cebolla; todos las podemos ver y cortar sin culpa. El mínimo tallo es esa especie de placa delgada, llamada platillo o disco, de donde salen arracimadas las raíces, sobre este, en el centro, está la yema que dará lugar a las hojas que se pueden ver al partir una cebolla brotada. Rodeando esta yema, superpuestas, formando un perfecto envoltorio de protección y a la vez llenas de reservas, hay bases de hojas modificadas, suculentas, incoloras llamadas catáfilas. En el exterior hay también catáfilas, pero tienen textura de papel y completan la protección externamente.
Este tipo de bulbo se llama tunicado, lo que quiere decir: envuelto en una túnica, un vestido.
Cuestión de tamaño
Hay una relación entre el tamaño del bulbo y la producción de flor y el vigor de la floración.
Los cultivadores hablan de bulbos para engorde, calificando así a esos bulbos hijos o a los bulbitos nacidos de plantas generadas por semillas que todavía no tienen el tamaño adecuado para florecer o dar una aceptable floración.
Se los deja ser, se cultivan el tiempo que haga falta hasta que llegue el momento adecuado para que tengan valor comercial.
El diámetro del bulbo es de importancia, siempre dentro de los parámetros de la especie. Los bulbos de mayor diámetro suelen tener un valor mayor en los comercios y tienen mejor desempeño.
Hay especies cuyos bulbos de por sí son muy pequeños, como los de los muscaris o los de la nativa Ipheion unif lorum; y otros grandes, como los de los tropicales Crinum asiaticum.
Hay otro tipo de bulbos en que las catáfilas, en vez de formar una envoltura continua, se organizan en escamas que se van imbricando una sobre otra y no tienen una envoltura conjunta: son los escamosos, como los de las azucenas y otros Lilium. Las escamas separadas pueden generar cerca de su base un nuevo bulbo, una nueva planta.
Algunos secretos de cultivo
Las plantas con bulbos verdaderos o cormos, en general, necesitan un suelo suficientemente suelto como para poder expandir sus órganos de reserva.
Generalmente requieren que ese suelo tenga buen drenaje, que no se acumule el agua.
Hay excepciones, basta pensar en la nativa azucenita del río (Zephyranthes candida) que crece en suelos muy húmedos, hasta inundados.
- Hay plantas que pierden su parte aérea para “escapar” de alguna estación del año. Por ejemplo, el Ipheion unif lorum escapa de los calores cobijándose debajo de la tierra durante el verano, o la llamativa y también nativa Zephyranthes bifida, que crece y florece en pleno verano para desaparecer con los fríos.
En esos casos hay que dejar que el follaje amarillee y se seque antes de cortarlo, aunque ese signo de decadencia estacional no sea estético; si no, la planta pierde fortaleza. En ese momento se juega el traspaso de los nutrientes de las hojas hacia la parte subterránea para ponerse a buen resguardo. Hasta el total amarillamiento hay que seguir cuidándolas si están en macetas.
Estas son cosas que deben tenerse en cuenta en el manejo de praderas naturalistas también.
- Algunos bulbitos son tan redondeados que es difícil saber cómo plantarlos correctamente, porque el disco no es notorio. Ante la duda, se plantan de costado, luego ellos se acomodarán solos adecuadamente.
- Los cormos de los robustos gladiolos híbridos y las raíces tuberosas de las dalias se plantan en primavera y pronto las plantas nacidas de ellos estarán listas para florecer.
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