Tamaños, colores, alturas y floraciones son algunos de los aspectos a tener en cuenta a la hora de decidir qué especies ocuparán los rincones del jardín. En esta nota te mostramos siete posibles mezclas.
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Disimulan medianeras, acompañan senderos, delimitan o reviven sectores: los canteros tienen un valor indiscutible en el jardín. Una buena práctica para diseñar en ellos las mejores combinaciones posibles de plantas es observar cuáles son las especies disponibles en cada estación, tomar nota y experimentar. Animarse a jugar con las alturas, texturas y colores de floración. En esta nota te mostramos siete ejemplos con estilos diferentes para que te inspires y conviertas a tus canteros en una pequeña obra de arte natural.
Tapiz de colores
La mata de Echium fastuosum con la inflorescencia a pleno entrada primavera alcanza casi 2 metros de altura. Debajo, y en un segundo estrato, aparecen las lavandas (Lavandula dentata) y la Santolina chamaecypa rissus tapizando toda la superficie y empezando a mostrar su botón floral amarillo. Matas de margaritas blancas que van floreciendo escalonadamente y las flores secas forman parte de la paleta cromática del cantero, combinando con las gramíneas de más atrás: Sporobolus coarctatus –fijador de dunas– y Nassella tenuissima, hacen de fondo a la floración de primer plano. Por último los Azareros enanos incorporan el verde y delimitan el sendero que rodea la casa. Paisajismo: Amalia Robredo.
Entre lilas y rosados
Este gran cantero diseñado sobre una lomada para que sea la vista principal desde la pileta, y situado en el campo, se estructuró con la Santolina chamae cyparissus como contención de borde, matorrales grises de Echiumfastuosum, Panicumvirgatum y herbáceas perennes. Las flores violáceas de la Salvia leucantha y la Salvia ‘Indigo Blue’ se combinan con las cabezuelas de color lila rosado de la Physostegia venusta y los Phlomis fruticosa de hojas grises y flores amarillas, que componen la amplitud de floración que comienza a principios del verano y continua hasta marzo, con las salvias en su máxima expresión. Paisajismo: Amalia Robredo.
Seis meses de esplendor
Este gran cantero está constituido por una combinación de herbáceas anuales de resiembra espontánea con herbáceas perennes de aspecto suelto. Se buscó estructurarlo y equilibrarlo con la selección de especies: distintas alturas de herbáceas, texturas, momentos y colores de floración. Vibra en su máxima expresión durante seis meses al año. El trabajo de poda y emprolijamiento se hace en dos momentos: a mediados del otoño y en verano (enero). En primer plano, contra el borde, verbenas híbridas combinadas con la Orlaya grandiflora, la Scabiosa atropurpurea de color bordó, la Salvia nemorosa de color lila fuerte y, hacia el fondo, espuelas de caballero. Paisajismo: Clara Billoch.
Entre lilas y rosados II
Las combinaciones dan lugar a distintas alturas dentro de una misma línea, lo que posibilita ver a través o disimular elementos que están por detrás de la intervención. Empiezan a florecer las Persicaria amplexicaulis en tonos rojizos a fines del verano y principios del otoño, y coinciden con las Echinacea angustifolia rosadas que alargan sus floración hasta el otoño, al igual que las rosas ‘Iceberg’. Las echináceas, ubicadas en el centro, están flanqueadas por dos matas de perovskias lilas y acompañadas por Sedum ‘T Rex’ también rosados. Al igual que las perovskias, los sedums tienen una muy buena estructura invernal. A principios de la primavera, se debe podar todo el cantero para renovarlo. Paisajismo: Bettina de Anchorena.
Grandes dimensiones
Este cantero ubicado sobre el frente de la casa tiene la intención de disimular la circulación vehicular aledaña. El diseño se basó en las combinaciones de especies persistentes: distintas especies de hojas grandes, Strelitzia nicolai para equilibrar la doble altura de la arquitectura, Alocacia sp. en grupo, una tira contundente de boinas de vasco recostadas sobre la textura fina y suelta de los Pennisetum sp. El límite hacia el camino: cañas enanas que se podan una vez al año a fines del verano para que no lo invadan. Paisajismo: María Laura Vidal Bazterrica.
Selvático y frondoso
Izquierda: Una altísima medianera cubierta de ampelopsis genera un ambiente protegido del frío del invierno. Alocasia odora y Acanthus mollis sobre un manto de Salvia guaranitica de flor azul conforman la atracción de este espacio en el que contrastan verdes claros y oscuros con las inflorescencias blancas de los acantus en verano. La perenne Monstera deliciosa se plantó para que vaya cubriendo la pared de forma permanente. Paisajismo: Arq. Teresa Sarmiento y Arq. Violeta Ossani, Par estudio.
Derecha: Se combinaron sólo hojas en los dos canteros que acompañan el sendero: en primer plano, Sterlitzia nicolai, caña de ámbar, Latania sp., datura arbórea o floripón, y cañas Phyllostachys sp. como fondo claro y frondoso. Se creó un microclima imitando la selva tropical que se mantiene siempre verde. Paisajismo: Ignacio Montes de Oca.