
Aportan una lección de resiliencia ecológica y capacidad para prosperar en condiciones extremas.
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En el universo botánico, pocos fenómenos resultan tan fascinantes y sorprendentes como el de la floración efímera de ciertos cactus. Especies cuyas flores se despliegan en todo su esplendor apenas durante algunas horas.
Esta singularidad, tan breve como asombrosa, no solo despierta admiración por su belleza transitoria, sino que también revela complejas estrategias adaptativas profundamente arraigadas en la naturaleza de estas especies.

Las flores, que se abren en un lapso reducido, despliegan colores y fragancias que parecen desafiar el paso del tiempo, dejando una marca indeleble en quienes tienen la fortuna de presenciarlas.
Detrás de esta maravilla, se esconde una inteligencia ecológica que optimiza recursos y asegura la supervivencia de estas plantas en entornos desafiantes
El fenómeno de la floración de un solo día se observa principalmente en especies del género Cereus y Selenicereus.
Entre ellas, el Cereus peruvianus es uno de los más representativos. Este cactus se distingue por su floración nocturna: sus flores blancas, grandes y fragantes, abren durante la noche y alcanzan su máximo esplendor al amanecer, solo para comenzar a marchitarse con el sol del atardecer.
Este ciclo vertiginoso de vida floral tiene una razón fundamental: la conservación de los recursos hídricos.
Reglas del juego
En su hábitat árido y de escasas precipitaciones, el cactus ha evolucionado para minimizar la pérdida de agua, asegurando que sus flores se mantengan intactas durante las horas más frescas del día, reduciendo la exposición al sol abrasador.
El porqué de esta floración tan breve está directamente vinculado a sus estrategias de polinización
Muchos de estos cactus dependen de polinizadores nocturnos, como murciélagos o polillas, para asegurar la dispersión del polen.

A diferencia de otras plantas que florecen durante el día, las flores de estos cactus se abren en la oscuridad, coincidiendo con el momento en que sus polinizadores están activos.
Al hacerlo, aprovechan una ventana temporal más libre de competencia, lo que aumenta la eficiencia del proceso de polinización, vital para la reproducción de la especie.

Este comportamiento pone de manifiesto una intrincada relación entre las plantas y sus polinizadores, donde cada detalle está perfectamente calibrado para maximizar las posibilidades de éxito reproductivo.
Entre los cactus más curiosos por su floración fugaz se encuentra también el Selenicereus grandiflorus, conocido como “cactus reina de la noche”.
Este cactus, originario de regiones tropicales de América, produce una flor blanca impresionante que puede alcanzar los 30 centímetros de diámetro. Lo que hace a este cactus aún más fascinante es la fragancia intensa que emite su flor, un perfume que se extiende por el aire nocturno, creando un ambiente único.
El aroma intenso de Selenicereus grandiflorus. con notas dulces y especiadas, atrae a murciélagos y polillas esfíngidas, que encuentran en estas flores una fuente de néctar abundante en la oscuridad
El espectáculo de la floración ocurre a última hora de la noche, solo para desvanecerse al alba, dejando un rastro de belleza que, lamentablemente, se disipa tan rápidamente como aparece.
Para quienes tienen la suerte de presenciar este evento, la experiencia resulta casi mística, como si la naturaleza decidiera regalar un breve pero sublime instante de perfección.

¿Cómo se cultivan?
Cultivar estos cactus no solo es un desafío de jardinería, sino también un ejercicio de paciencia y cuidado.
Requieren condiciones específicas para florecer con éxito: luz intensa, pero no directa; suelos bien drenados y un riego moderado, adaptado a las necesidades de las especies xerófilas.

El riego excesivo, especialmente en los meses más fríos, puede resultar fatal para estas plantas, que han evolucionado para resistir largos períodos de sequedad.
Además, si bien las temperaturas suaves son ideales para su crecimiento, las especies como el Selenicereus y el Cereus prefieren ambientes cálidos y secos, por lo que se adaptan mejor a regiones áridas o semiáridas, especialmente en las zonas del norte de Argentina.
La inclusión de estos cactus en jardines, especialmente aquellos diseñados con un enfoque sustentable, es una excelente opción
Su resistencia a la sequía los convierte en aliados perfectos en tiempos de cambio climático, donde el manejo responsable del agua es esencial.
Al cultivar cactus que florecen solo un día, no solo se está promoviendo la belleza en el jardín, sino también la resiliencia ecológica, respetando el ciclo natural de las plantas y su capacidad para prosperar en condiciones extremas.
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