Te mostramos un proyecto de arquitectura paisajista que logró integrar el paisaje, aprovechar las bondades de un río y potenciarse con el marco de las montañas.
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El clima de la zona es de estepa, caracterizado por veranos calurosos, escasas lluvias e inviernos muy fríos. Es un territorio de vegetación herbácea, adaptada al ambiente semiárido, y el lugar presentaba mayormente coirones y cortaderas. La fauna existente incluía vacas, caballos y animales salvajes como ciervos, jabalíes y liebres que aún hoy son difíciles de dejar fuera del área del jardín.
Antes de la construcción de la casa se había delimitado el sector con un cerco perimetral alto que tapaba la vista franca hacia el río. Allí se habían plantado dos tilos, unos ejemplares de Betula alba y una acacia, todo dentro de este potrero que causaba más la sensación de encierro que de amplitud.
- Obra: Casa particular
- Lugar: San Martín de los Andes, Neuquén
- Proyecto de arquitectura: Pablo Velasco
- Proyecto de paisajismo: Mariana Naveira
- Superficie intervenida: 1 ha
- Año de ejecución: 2012 a 2014
Al comenzar con la construcción de la casa –que proponía un patio de recibimiento y una gran terraza hecha de piedra con vista al río–, se decidió sacar el alambrado alto y reemplazarlo por alambre de campo distanciado de la vivienda y escondido entre los árboles para que pasara casi inadvertido.
La propuesta principal fue de extender los límites de la arquitectura hacia afuera y llevar la vegetación existente hacia la casa. Resaltar así la unión del jardín y el paisaje. Tomar prestado el río Chimehuin y su sonido, con la fuerte presencia de los sauces que resaltan su recorrido.
La vegetación de la estepa entra en el diseño y se va domesticando alrededor de la casa, siempre en una acertada combinación de texturas y colores que no desentonan con la naturaleza circundante. Un espacio de césped fue el pedido. Por esto surgen las terrazas de pasto delimitadas con borde de piedra, que se van desarmando a medida que se alejan de la vivienda y se van colando las gramíneas plantadas y las existentes.
Alrededor de la casa se trazaron canteros delimitados por bordes de piedra que abrazan las terrazas con más gramíneas: Panicum virgatum, Stipa tenuissima y Calamagrostis ‘Karl Foerster’. También se sumaron romeros, santolinas, nepetas, Spiraea thunbergii y Perovskia atriplicifolia. Ya fuera de las terrazas de pasto, en conexión con el campo y cerca del río, se plantaron Helictotrichon sempervirens, stipas, cortaderas y achileas amarillas que se amalgaman con las nativas y parecen haber estado siempre allí.
Una pérgola comunica el patio central de entrada con un lateral del jardín. Ahí se formó un agradable lugar de sombra, aprovechando los árboles existentes, con reposeras para descansar en los días calurosos del verano patagónico. Se construyó un muro bajo de piedra y círculos concéntricos hechos de “plotas” de madera, las mismas que se usaron en el piso de las galerías alrededor del patio.
En medio de un bosquecillo aparece una pasarela de madera que lleva a un rincón de pasto natural cortado que se acerca al río y se armó allí una playita privada para pescar o relajarse después de un baño. En el patio de recibimiento se destaca un muro con una raja y unos caños de hierro oxidado que dejan caer agua al estanque que está debajo. Este ámbito también tiene un dibujo hecho en piedra a nivel del piso y plantación en granza. Tres Pyrus salicifolia ‘Pendula’ son la cota vertical y otorgan sus tonos amarillos durante el otoño.
Es un sector bien protegido usado especialmente los días más ventosos. Un banco de madera y hierro tiene la posición perfecta para admirar la vista a la montaña.
Síntesis del jardín
- ESTILO: Patagónico.
- LO MÁS DIFÍCIL: Convivir con los animales del lugar.
- UN LUJO: Los dueños de casa y las vistas imponentes.
- UNA SORPRESA: El ruido del agua al caer en el estanque.
- CONTACTO: @mariannaveira