La falta de lugar no debería ser un obstáculo para tener un árbol propio. En esta nota te mostramos las especies más adecuadas para convertir espacios reducidos en refugios de sombra que invitan al disfrute.
- 5 minutos de lectura'
Manejar la escala de un jardín pequeño es quizá más difícil que en uno grande. No es sólo planificar y trazar su belleza incoporando texturas, floraciones, diferentes vistas y los perfumes, sino también pensar en su funcionalidad, clave para maximizar el uso del espacio.
Un lugar para comer, otro para estar al sol, la circulación, los puntos focales y la tan necesaria sombra. Ordenar y configurar estos elementos es todo un desafío para que el resultado sea un éxito.
Acer Japonés (Acer Palmatum)
Es un árbol de crecimiento lento con hojas muy bonitas que en otoño se colorean de rojo y caen. Es irremplazable para sombrear patios y pequeños jardines: aporta una impronta oriental.
En jardines más grandes se puede plantar en grupos, donde luce más. También se puede cultivar en maceteros.
Crece muy bien bajo media sombra, en suelo rico en materia orgánica y con pH ligeramente ácido. Se desarrolla bastante bien en suelos arcillosos.
No conviene plantarlo al sol, especialmente donde los veranos son intensos, porque suelen quemarse las hojas. Tolera temperaturas muy frías y calores normales. Es mejor no podarlo.
Acer Tridente (Acer buergerianum)
Es un árbol de follaje caduco con hojas con tres lóbulos. El color otoñal de sus hojas es rojizo, muy variable, desde un color bastante intenso hasta uno que pasa desapercibido. Tiene copa redondeada cuando está bien desarrollado, aunque por años suele conservar su tronco vestido (con ramas hasta cerca del suelo).
Las flores son pequeñas y verdosas y originan gran cantidad de frutos alados (sámaras) que suelen permanecer durante el invierno sobre la planta.
Su crecimiento es de medio a bastante rápido.
Crece al sol o bajo media sombra. El mejor suelo es suelto, rico, con tendencia a la acidez, humedad media y que drene muy bien. Tolera mejor los inviernos fríos que el calor. Resiste lapsos de sequía, el viento y la polución urbana.
Acacia de Constantinopla (Albizia julibrissin)
También conocido como Árbol de Seda, es perfecto para aportar sombra a jardines medianos. Su copa se asemeja a una sombrilla; por eso, rápidamente, desde muy joven, ya proyecta sombra.
Es de follaje caduco. Sus hojas son grandes pero livianas, porque están muy divididas. Las flores se agrupan en pompones de estambres color rosa y son deliciosamente perfumadas (aunque su intensidad es discreta: hay que acercarse).
Florece desde mediados de primavera y durante el verano, por ciclos. Los frutos son legumbres marrones en la madurez, que permanecen bastante tiempo en la planta, incluso sobre las ramas desnudas.
Crece bien cultivado al sol y en un sitio donde no haya heladas muy intensas.
Árbol del amor (Cercis siliquastrum)
La delicada floración de este árbol, también conocido como Árbol de Judea, no debe engañar, es muy fuerte y tolera condiciones para otros adversas. Hacia fin de invierno o principios de primavera se transforma con el fucsia de sus flores. Es un árbol chico, de 4 a 7 m de altura y diámetro.
Pierde el follaje en otoño, pero antes se pone amarillo. Las hojas son redondeadas y tienen pecíolos largos. Las flores amariposadas, a veces aparecen incluso sobre los troncos (algo bastante inusual) y son color rosa fuerte.
Florece desde finales del invierno hasta principios de primavera. Los frutos son legumbres que duran mucho tiempo en la copa, hasta cuando las ramas quedan desnudas de hojas. La velocidad de crecimiento es media.
Carnaval, Carnavalito (Senna spectabilis)
Un árbol nativo del Noroeste que florece generosamente y se hace notar cuando se acerca la fecha de los carnavales.
Tiene copa extendida. Sus hojas compuestas, muy grandes y llamativas, caen en la época fría. Las flores amarillas, bastante grandes también, se reúnen en racimos erectos de color amarillo y aparecen desde mediados de verano hasta principios de otoño. Luego generan largas legumbres que permanecen mucho tiempo en el árbol. Crece bastante rápido.
Crece bien a pleno sol, en lugares con alta humedad ambiental y temperaturas también altas, pero es un árbol que soporta bajas temperaturas.
Sakura, cerezo de flor (Prunus campanulata)
Este arbolito de copa extendida florece en pleno invierno y, en algunos lugares, a principios de la primavera.
Las flores son rosas en distintas tonalidades –desde el fucsia hasta el rosado pálido– y los cálices, rojizos. Al final de esa explosiva floración, se entrevera la copa del verde suave de las hojas nuevas, que luego en verano forman un buen parasol y en otoño toman colores rojizos antes de caer.
La corteza también es bonita. Produce frutos ovales rojos hacia el fin de la primavera, principios de verano. Estos frutos son muy atractivos para los pájaros que dispersan sus semillas. Florece precozmente luego de pocos años y es de crecimiento bastante rápido.
Crece al sol o bajo media sombra. Lo mejor es plantarlo en suelos con buen drenaje, livianos, ricos en materia orgánica y con buena humedad. Tolera los arcillosos. Resiste ciertas heladas y el calor. Se naturaliza en lugares en los que está a gusto.