Un diseño que se suma a la última tendencia de generar ambientes que se mimetizan con el entorno.
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Agua, piedra y matas verdes. El eje de este proyecto se basó en unir el paisaje exterior y el de la laguna con la vista interna de la propiedad, sin descuidar la intimidad de sus ocupantes.
Para eso, lo primero que hicieron los paisajistas Nicolás Antoniucci y Walter Palauro, fue estudiar las vistas para disimularlas y se enfocaron en replicar el agua como recurso unificador.
El borde infinito solapa el espejo de agua de la pileta con el lago artificial del barrio, generando efectos de extensión visual sumamente atractivos a las vistas internas de la casa, especialmente desde el living, cocina y galería.
Las plantas que se usaron
Álamos piramidales salpicados en un extremo del terreno y grupos de gramíneas como matas verdes predominantes y como puntos de repetición del paisaje circundante.
La caída de agua nace dentro de gaviones de escasa altura que limitan con los vecinos. Está armada con hierro con forma de U barnizado para que no despida óxido.
Dentro del estanque, para generar sombra a la casa durante el verano y llevar frescura a la zona del solárium, se plantó un Acer buergerianum en un macetero circular.
Por último, se aprovechó la topografía accidentada para armar terrazas de tablestacado, una de las máximas fortalezas del proyecto.