Con días más fríos y lluviosos llegó el momento de realizar tareas para asegurar la sanidad de las plantas
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En invierno, es importante cuidar el riego y evitar el exceso de agua en el jardín para prevenir el desarrollo de hongos patógenos en el suelo. También debemos estar atentos a la presencia de caracoles y babosas, y proteger nuestras plantas de las heladas tardías. Por este motivo, observar el estado o cualquier cambio de las plantas, del espacio verde o de la huerta es de gran importancia.
1. Cuidado con el exceso de agua en todo el jardín. Comenzó el peligro de hongos patógenos que habitan en el suelo. Disminuir el riego al mínimo, evitar que el follaje quede mojado toda la noche y agregarle al agua de riego un poco de vinagre de alcohol (una cucharada sopera cada tres litros de agua). Esto último bajará levemente el pH del suelo, lo que es un obstáculo para la germinación de las esporas de los hongos patógenos.
2. Atentos con caracoles y babosas. Monitorear las plantas que estén ubicadas más a la sombra. De notar sus hojas comidas e hilos de baba en su superficie, preparar cebos de metaldehídos o tapitas de gaseosas con cerveza negra y colocarlos debajo de las macetas o en los intersticios entre la pared y el contenedor.
3. La mayoría de las plantas del jardín está ahora en reposo. Es el descanso vegetativo; las plantas de hoja caduca han perdido el follaje y las de hoja persistente han dejado de crecer. Mientras más frío haga durante este “descanso”, mejor, pues ello contribuirá a su crecimiento y floración primaveral. Pero no todas están así; hay algunas invernales, como los arbustos bayíferos (Cotoneaster, Ilex aquifolium, Arbutus unedo) o nuestra estrella federal (Euphorbia pulcherrima), y hasta suculentas como los kalanchoes, que están empezando a florecer.
Fertilizar las plantas de floración invernal con un fertilizante líquido rico en fósforo. Esto evitará la ocurrencia de abortos florales que suelen suceder por la falta gradual de frío, producto del cambio climático.
4. La huerta de invierno está en su esplendor, las acelgas, lechugas y rabanitos se van cosechando. Pero ojo que los moluscos están al acecho: tomar cáscara de huevos cortadas bien chiquitas y hacer caminitos rodeando a estas hortalizas (los moluscos, al pasar por sobre ellas, se lastimarán y cambiarán de opinión).
5. Observar el césped luego de una lluvia; si hay charcos, está expuesto a hongos patógenos (botritis o moho gris) que pueden estropearlo. Rellenar las depresiones del terreno de inmediato con compost o mezcla de tierra y perlita. Los céspedes, en general, decaen mucho en julio.
Pasar la cortadora para que entre la mayor cantidad de sol posible, pero no dejarlo muy corto, para impedir que la helada llegue a la capa de tierra y a los cuellos radicales de los pastos. Evitar el pisoteo ya que, por el frío, las gramíneas no se regeneran. Y cuando haya un día de pleno sol, regar con fertilizante ultrasoluble con alto fósforo para estimular el crecimiento radical.
6. En julio, los días empiezan a ser más largos. Poco a poco, pero se nota. Cuando hay pleno sol y no hay viento, las temperaturas se atemperan, comienzan a florecer las llamadas “especies tempranas”, como la campanilla (Galanthus nivalis), los iris, el jazmín amarillo (Jasminum mesnyi). Seguir limitando el riego a lo estrictamente necesario y contribuir con fertilizantes utrasolubles todas las especies tempranas. No descuidar las macetas con flores en la terraza, porque julio es muy ventoso y hace que estas se sequen antes que las plantadas en tierra.
7. ¡Alerta! La cochinilla acanalada es una plaga que ataca ahora a varias especies de exterior e interior. Para eliminarla dará muy buenos resultados una mezcla de jabón potásico con extracto de hierbas antagonistas de esta plaga o un insecticida fosforado.
8. Con las lluvias fuertes de fin de julio hay peligro de hongos foliares. Podemos prevenirlos enterrando cáscara de huevo molida, hueso molido o harina de sangre a unos 5 cm de profundidad, cerca de los tallos de los arbustos que sean más susceptibles de ser inundados. Esto produce un aumento en la absorción de calcio, que robustecerá las paredes celulares de los tejidos foliares, lo cual es un impedimento para la entrada de hongos por el follaje.
9. Cuando finaliza el invierno es el tiempo de la poda de rosales, frutales de jardín de hoja caduca (duraznero, ciruelo, manzano, peral) y todo arbusto de hoja caduca. Su poda es el primer paso hacia una posterior floración espectacular. Por eso, es importante realizarla en el momento preciso y sin errores.