A fines de agosto fue intervenida por una arritmia auricular severa, pero rápidamente volvió al trabajo. En charla compartida con su heredera, habla de sus pasiones y desafíos, y del amor y la convivencia con Oscar Mediavilla
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Soy cabra en el horóscopo chino, y eso significa que siempre estoy atenta a que mi rebaño esté bien, pero voy pastando en mi pradera. Y desde mi pradera, la miro a Martita sin invadir y me pongo orgullosa de la mujer en la que se convirtió. Tenemos una relación ideal, con la absoluta libertad de llamarnos o no, y de llorar una en el hombro de la otra. Somos muy unidas”, cuenta Patricia Sosa (65) al hablar de su única hija junto a Oscar Mediavilla (66). Le emociona recordar que ella fue su apoyo incondicional cuando, hace poco más de dos meses, la operaron del corazón por una arritmia auricular severa. “Mi hija estuvo sola al frente de todo, porque Oscar estaba en Chile… ¡y me sentí tan cuidada! Gracias a Dios uno tiene alguien a quien aferrarse”, revela la cantante, que a fines de septiembre debutó en el Multiteatro con la obra Perdida mente, de José María Muscari, para la que también acudió a su hija. “Es actriz y maestra de teatro –tiene su escuela–, y me ayudó muchísimo con el texto”, revela. Marta (33), que durante seis años fue su corista, hasta que emprendió su propio camino como actriz, devuelve cortesías: “Mamá es compañera, comprensiva y compinche. Es mi maestra y por ella siento mucho amor y admiración”. Se reconocen diferentes, aunque comparten el amor por el arte y la afición por los juegos de mesa. “¡Somos muy timberas! Nos encanta jugar en familia y, cuando hacemos equipo, somos invencibles”, revela Marta. Juntas, con café y sándwich vegetariano de por medio en el restaurante Malloy’s del bajo de San Isidro –el barrio donde vive la cantante–, se zambullen en esta íntima charla con ¡HOLA! Argentina.
–Patricia, ¿qué heredó Marta de vos y qué de Oscar?
–De Oscar, esa posibilidad de convertirse siempre en el centro de la reunión, porque es tan alegre y siempre tiene algo divertido para contar. De mí, el amor por las artes, aunque me supera ampliamente; ella es demasiado estudiosa. ¡Yo ni loca hago tres carreras! Está haciendo la Licenciatura en Arte en la UBA, formándose para ser arte terapeuta y estudió Diseño Gráfico. Heredó mi disciplina, el amor por la naturaleza y el disfrute de la tranquilidad y la paz.
–¿Cómo fue la elección de hacer teatro?
Patricia: Me interesó meterme en el universo Muscari, que es tan interesante y atípico, porque siempre te sorprende. Era empezar a hacer teatro de texto jugando en primera. Si bien estudié teatro muchos años, hice poco como actriz.
Marta: ¡Mamá! En teatro musical hiciste El principito y Las hijas de Caruso, fuiste la mala de Chiquititas, estuviste en R.R.D.T., Poliladron, en dos películas, hicimos juntas la novela Perla Negra 2.0. ¡No seas tan humilde!
–Marta, ¿cómo fue crecer con padres famosos?
–Soy un poco fóbica y me da vergüenza… Cuando la acompaño a mamá a un evento no se nota, pero la procesión va por dentro.
Patricia: ¡Siempre le digo que lo aproveche!
“UNA EXPLOSIÓN Y UN FUEGO, COMO SI SE ME INCENDIARA EL PECHO”
Así recuerda Patricia el episodio que la llevó a consultar con su cardiólogo que, tras ponerle un holter [un monitor que registra el ritmo cardíaco], le diagnosticó una arritmia auricular severa. “Podía darme un antiarrítmico, pero el episodio se podía repetir, y como la cura era la operación, decidí hacerlo cuanto antes”.
–¿Tuviste miedo?
–No, la operación no me dio miedo. Me encomendé a los médicos y a mis guías espirituales, y les canté una canción, porque era lo mejor que podía ofrecerles. Soy católica, y tengo una vida espiritual muy rica que trato de fomentar. Así aprendí a vivir mejor. En los 80, cuando lideraba el grupo La Torre, vivía enojada en ese mundo muy machista del rock, donde veía cosas que no me gustaban y tenía que contestar mal para no ser “la minita” de los músicos. Me hice de una personalidad que no era la mía y eso me hizo sufrir. Y muchos años más tarde, durante una meditación en la India, comprendí que en ese entonces todavía no sabía quién era yo, algo que fui descubriendo después de ser mamá.
–¿Marta fue tu gran apoyo durante la intervención?
–Sí. Cuando me operaron, por primera vez en mi corazón le di el permiso a Marta para ser una mujer. Ella es mi Martita y yo siempre estuve para cuidarla, pero en ese momento cambiaron los roles. Ella se ocupó de todo, y mi mamá también me contuvo. Vive en casa conmigo, y con 90 años subía todos los días las escaleras para cuidarme. Tenía a mi hija y a mi madre haciéndome compañía… Un hilo invisible e indestructible que nos une para toda la eternidad. Y Oscar estaba desesperado porque me habían operado cuando él no estaba.
Marta: Llegó de Chile y a las tres semanas lo operaron a él del corazón, y le pusieron dos stents. ¡Fue un estresazo!
LAS FÓRMULAS DEL AMOR
“Con Oscar nos pusimos de novios en 1974, nos divorciamos en 1996 –el año que empecé a meditar– y volvimos a fines de 1999, cama afuera”, dice Patricia, y asegura: “Juntos encontramos esa fórmula, que es la que nos funciona. Conozco parejas que nos quisieron imitar y les fue muy mal”.
–Después de más de veinte años, volvieron a convivir en pandemia. ¿Cómo fue la experiencia?
–Conviví cinco meses con Oscar en nuestra casa de Córdoba, frente al cerro Uritorco. Yo meditaba todos los días, él me esperaba con un mate cocido; cocinábamos juntos y un día hasta me sacó a bailar un lento. La pasamos bárbaro.
–¿Extrañaron la convivencia cuando volvieron a Buenos Aires?
–Convivimos un tiempo en casa, porque él vive en departamento y había muchos casos de Covid en su edificio. Pero con el vértigo del laburo las personalidades comenzaron a aflorar: él es muy acelerado y yo, más calma. Pero con Oscar funcionamos igual. Ahora está viajando mucho a Chile por trabajo (es jurado en el reality The Covers), pero creo que en un futuro vamos a convivir, no forzamos nada.
–Marta, ¿vos ya experimentaste la convivencia en pareja?
–Por el momento vengo “cama afuera”, como mamá. [Risas]. Estoy de novia (con el actor Nacho Zabala) hace cinco años y vivo sola desde hace cuatro, y me gusta tener mi espacio. Al principio me costó vivir sola, pero ahora lo estoy disfrutando.
–Patricia, ¿te hubiese gustado tener más hijos?
–Nos arrepentimos de no haber tenido más hijos. Por eso siempre le digo a mi hija y a todos los jóvenes que no planifiquen tanto la vida. Al principio no buscamos porque éramos chicos, después porque no teníamos plata o porque empezábamos a tener y queríamos comprarnos una casa. Luego vinieron las giras, nació Martita y llegó el éxito masivo. Y cuando nos quisimos acordar de tener más hijos, nos estábamos divorciando. Volvimos, pero ya éramos grandes.
–¿Pedís nietos?
–Mejor no hablemos…
Marta: ¡Mamá pide nietos todo el tiempo! Y no están ni cerca. Por el momento, no tengo deseos de ser madre ni está en los planes, pero insiste.
–¿Qué proyectan para 2022?
Marta: Con mamá y papá tenemos un espacio cultural en Colegiales que abrimos en 2019 y que, con mucho esfuerzo, resistió a la pandemia. Esperamos que sobreviva y crezca.
Patricia: El 23 de enero voy a festejar mi cumpleaños con un gran recital en un teatro de la calle Corrientes, para celebrar la vida. ¡Tengo mucho para agradecer!
Producción: Sergio Bárbaro
Maquillaje: Elizabeth Flecha
Peinado: Raquel Quintans para Sebastián Correa Estudio con productos Givenchy y Schwarzkopf
Agradecimientos: Malloy´s, Fedra´s Garden, Las Pepas, Mirta Armesto y Mishka
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