La actriz habla de su presente, su vida en Miami, sus próximos proyectos y confiesa: “Aprendí a ir de frente para cumplir cada uno de mis sueños”
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Con una amplia sonrisa pintada de rojo, Stefi Roitman (29) llega a nuestra cita en Palermo lista para posar y hablar en exclusiva con ¡HOLA! Argentina. Si bien vive en Miami desde hace tres años con su marido, Ricky Montaner (32), la actriz y modelo argentina logró organizar su agenda para estar unos días en Buenos Aires y cumplir con algunos compromisos.
–Irte a vivir a otro país debe hacer sido una decisión no tan sencilla…
–Ni hablar. Tal vez no lo parezca, pero en el fondo soy muy miedosa. Sin embargo, los que me conocen me dicen que también soy aventurera. Si me tengo que ir a vivir a otro país, lo hago y si tengo que tocar puertas para conseguir trabajo, tampoco tengo problema. Quedarme en Miami fue una de las decisiones más difíciles que tuve que tomar en mi vida, pero ahora con “el diario del lunes” te puedo decir que ese salto al vacío me hizo sentir más fuerte, más grande. Yo recién estaba conociendo a Ricky y me había ido a Estados Unidos con una valija de ropa para estar una semana. Pero vino la pandemia y tuve que elegir entre volver con mi familia a la Argentina o apostar a eso que estábamos creando juntos. Tomé la decisión de quedarme con esa horrible incertidumbre de no saber cuándo iba a volver a Buenos Aires. Sufrí, pero hoy digo: “Guau, qué bueno que lo hice. Qué increíble las cosas que vinieron después”.
–¿Cómo fue esa convivencia inesperada?
–Fue todo un aprendizaje. Pensá que de repente yo pasaba a convivir con Ricky, que recién estaba descubriendo como persona. Fue una apuesta. Para mí la vida da millones de vueltas y tenés en tus manos millones de oportunidades para volver a empezar, para cambiar, para mudarte… En esos días traté, como siempre, de escuchar mi propia voz, mi instinto, ser auténtica en lo que sentía y que esa fuera mi guía. Decidí ir tras eso que me estaba pasando y seguir con Ricky.
–¿Qué fue lo primero que te conquistó de él?
–Me enamoró su don de gentes. Ricky tiene una generosidad que nunca vi. Obvio que también es canchero, precioso, cool, pero eso no fue lo primero que vi. [Se ríe]. Me impactó lo buen hombre que es, tiene un corazón gigante, igual que toda su familia, que es hermosa. Además, es una de las personas que más me hacen reír en la vida. Ojo, también tiene sus lados oscuros, como yo, pero hacemos equipo, nos iluminamos, nos complementamos y nos acompañamos. Juntos seguimos aprendiendo.
–¿La maternidad es algo que te inquieta?
–Por ahora no. Parte de mis sueños pendientes es formar una familia, pero todavía no sé de qué manera. Por ahora somos tres con nuestro perro Mao, ya somos multitud.
–¿Alguna vez imaginaste este presente?
–No sé… ¿Te soy sincera? Todo lo que se ve de mi vida en Miami, los viajes, las alfombras rojas, las fiestas son el resultado de un largo proceso que vengo transitando desde hace mucho tiempo. La gente no sabe lo mucho que trabajé para estar acá. Yo iba al colegio y tomaba diez cursos de lo que se te ocurriera para crecer como actriz. Me perdí cumpleaños y cosas importantes por hacer castings. Por eso, puedo disfrutar de este presente porque sólo yo sé el sacrificio que me significó y todo lo que estudié para estar acá.
–The Icon, del que sos embajadora, busca representar la libertad y la valentía de las mujeres. ¿Te sentís reflejada?
–Desde chica me veo identificada con ese tipo de mujer. Aprendí a ir de frente para cumplir cada uno de mis sueños. Y para eso creo que también se necesita ser muy valiente. Me siento muy identificada con la libertad porque siempre hice lo que sentí y lo que quise. Y todo lo que logré fue gracias a que tuve a mi familia y las personas que me aman acompañándome en cada una de mis elecciones.
–Además de participar en la segunda temporada de la serie Días de gallo junto a Ángela Torres, ¿qué otras cosas tenés entre manos?
–Confieso que al principio, cuando me fui de Argentina, tuve una batalla con mi propio ego y mi inseguridad porque temía que se olvidaran de mí si vivía en otro país. Pero ese miedo enseguida se esfumó cuando comencé a generar mis propios proyectos. Así como tengo mi canal de YouTube, estoy por estrenar el podcast “Pensán - dolo bien, pensábamos mal”, junto a mi amiga Eliana Gallero, un espacio que encontré para hablar de todo, de lo que a veces realmente pienso y no digo. Y eso me da mucha felicidad. Días de gallo me permitió conectarme con mi yo ac - triz y me di cuenta de que quiero seguir actuando, quiero ir a un set y grabar. No quiero olvidarme de ese primer amor donde comenzó todo esto.
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