Marcela Amado nos recibe en su PH de Núñez y repasa su pintoresca vida
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Tenía 22 años cuando empezó a trabajar como modelo. “Un mundo que era totalmente ajeno para mi familia y para mí. Me interesó para ganar algo de plata en ese momento”, cuenta Marcela Amado (63), ex modelo, vestuarista, la mujer que desde hace veinticuatro años es la asesora de imagen de Susana Giménez, la mamá de Pedro Rosemblat (uno de los creadores del canal de Youtube Gelatina y novio de Lali Espósito) y de Juana Egozcue, flamante abogada. Pausada al hablar, amante de la lectura, transmite mucha calidez, pero también cierto recelo a la hora de ponerse a charlar. “Mirá que yo soy bajo perfil y muy reservada…”, aclara mientras prepara unos mates en la cocina.
–De hecho, no das notas...
–No. Siempre tuve una vida tranquila, no me gusta la exposición. Soy tan discreta que Susana se enteró por los medios que mi hijo Pedro estaba de novio con Lali. [Se ríe]. Pero Pedro también es así… Jamás había contado en un medio que su mamá era “la asesora de imagen de…” hasta que María Laura Santillán se lo preguntó en una nota y bueno, ahí salió al aire.
LOS COMIENZOS Y MÁS ALLÁ
Acompañada por su mamá, Marcela se presentó en la agencia de Ricardo Piñeiro. Sus 1,75 metros de altura, sus largas piernas y su look relajado pronto la posicionaron junto a otras modelos de su época, como Karina Laskarin, Ginette Reynal y Karina Rabolini. Poco tiempo después se presentó a un concurso para trabajar en París, en 1984, y ganó. “Me fui de la casa de mis viejos a vivir a Francia. Un año y ocho meses. Sin dominar el idioma, en una época que no había celulares y en mi casa no había ni teléfono fijo… Era por fax o por carta y se hizo duro “, nos cuenta.
–¿Qué fue lo que te costaba más?
–No tenía herramientas suficientes para manejar los altibajos emocionales, ni la presión con el tema del cuerpo. Sobreviví porque me enamoré de un francés –lo dice con sonrisa pícara–. Era muy enamoradiza... Cuando volví a Buenos Aires trabajé como modelo dos o tres años más, pero sabía que quería hacer algo más en la moda.
Fue a través de su amigo, el DJ Poppy Manzanedo, que conoció a Federico Álvarez Castillo. “Lo llamé, me entrevistó y comencé a trabajar como productora para los desfiles de venta y las campañas del grupo de marcas de jeans que tenía en ese momento (Mango y Motor Oil, entre otras). Así comencé a trabajar como productora de moda y encontré mi lugar. Leía mucho porque en mi casa mis padres nos inculcaban mucho la lectura y siempre tuve una mirada estética, podríamos decir, muy desarrollada, con el orden, los colores…”. Entonces Marcela conoció a quien sería el padre de su hija Juana, Martín Egozcue (primo de Álvarez Castillo). “Nos enamoramos perdidamente a pesar de la diferencia de edad. No sólo le llevaba ocho años, sino que además yo ya tenía a Pedro. Todo un tema para aquellos tiempos. Pero nunca tuve prurito con la diferencia de edad. Estuvimos nueve años juntos. Fue una relación divina y Pedro lo re quería. Yo conocí el amor muchas veces en mi vida”.
–¿Y ahora?
–Ahora cuesta más encontrarlo porque una ya viene con mucha carga. Yo soy muy feliz sola, con mi casita, mis libros, mi música, mi paz. Entiendo que de a dos es todo mucho más lindo, pero soy de las que cree en los encuentros mágicos. No me gusta conocer gente por aplicaciones de citas, me parece forzado. Después del papá de Juana volví a enamorarme y estuve muchos años en pareja. Fui muy feliz de nuevo. Hace cinco años me separé. Siempre apuesto al amor, pero sabiendo que nada es para siempre.
DETRÁS DE TODO HAY UNA MUJER…
En el año 2000, cuando trabajaba como productora de moda para una importante revista femenina, la llamaron de Telefe para ser la vestuarista de Susana Giménez en su programa. “Fue una entrada vertiginosa, porque el mundo de la televisión era totalmente nuevo para mí. Susana no me conocía, pero le caí bien de entrada. Era un programa diario, había dos juegos que se grababan y tenían que ser muy rigurosos con la continuidad y yo soy muy rigurosa. Me acuerdo que hacía muy poco que estábamos trabajando y le propuse ir a San Pablo, que en ese momento estaba el Daslu Fashion Mall, que ella no conocía, y tenía ropa de diseñadores carísimos. Y aceptó. Teníamos que viajar el viernes a la noche y volver el domingo para el programa. Fuimos y ¡quedó fascinada! Me encontré comiendo con Su, las dos solas. La pasamos bárbaro. Y nació un vínculo muy cercano. Si bien somos muy distintas y en muchas cosas pensamos diferente, nos queremos mucho. Si le gusta un vestido, me manda fotos para que le dé mi opinión; cuando está acá en Buenos Aires, voy a tomar el té a su casa y compartimos muchísimos momentos. Cada vez que me necesita para un trabajo, le digo que sí. En enero estuve todo el mes en Punta del Este trabajando con el vestuario para la obra que hizo, Piel de Judas”.
–Debés tener miles de anécdotas con ella.
–¡Seguramente! Pero también tengo una pésima memoria para recordarlas. [Se ríe]. Las dos somos terribles para vincular cara con gente y podemos meter la pata mal. Podemos estar un rato largo tipo dígalo con mímica hasta que acertamos el nombre.
–¿Cómo viviste el boom profesional y mediático de tu hijo Pedro?
–Con mucho orgullo. Esincreíble todo lo que construyó en tan poco tiempo. Tenía 11 años cuando su papá se fue a vivir a España y no fue fácil la maternidad estando yo sola en su adolescencia. No era rebelde, pero sí muy independiente. No era estudioso, pero sí sumamente inteligente y chamuyero [Se ríe]. Así que capaz se llevaba varias materias, pero las rendía todas. Siempre muy seguro de lo que quería. Él cursó parte de la secundaria en el ILSE y ahí comenzó a militar. Después empezó a estudiar la carrera de Abogacía, pero dejó y comenzó a trabajar en los medios haciendo humor político. Hace tres años me dijo: “Quiero dejar la tele y tener un canal de streaming en Youtube… Los medios van para ahí ahora”. Y ahí está, él sí la vio.
–¿Lo mirás?
–Es lo único que miro. No miro noticieros porque me amargo, tampoco Twitter. Ellos tienen otra manera de informar y analizar la realidad.
–Pedro estudió Abogacía, Juana es abogada. Hay algo arraigado con la justicia en la familia…
–A pesar de que mi trabajo está relacionado con la moda y el lujo, siempre mantuve los pies en la tierra. Saber cuál es mi realidad y la de los demás. Todos los viernes voy a repartir comida con un grupo de personas y mis hermanas (una es maestra y la otra asistente social). Hace dos meses que voy todos los viernes a la noche. Se reparte todos los días en Barrancas de Belgrano, pero yo voy los viernes y te aseguro que espero ansiosa ese día. Tengo necesidad de poner el cuerpo, de ayudar, me hace bien sentir que estoy haciendo algo por el otro. En mi casa eran radicales, de los de antes, y mi mamá siempre nos inculcó, desde el ejemplo, ayudar a los demás. Ella colaboraba en comedores, juntaba ropa para donar…
–Hay una pregunta inevitable: ¿Pedro te presentó a Lali?
–¡Por supuesto! Vinieron a casa y comimos unas empanadas. Yo estaba re nerviosa. ¡Viene Lali! [Se ríe]. Pero ella es tan sencilla, la pasamos súper. ¡Lali es lo más! Y los veo superenamorados. Y también hubo presentación en la casa de mamá. ¡Cómo Lali no iba a conocer a la abuela, el tótem de la familia!
Producción: Ximena Puig
Maquillaje y peinado: Joaquina Espínola @joaquinamakeupartist
Agradecimientos: @bluesheepba y @lunagarzon
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