En pareja desde hace cuatro años, los actores reciben a ¡HOLA! Argentina y hablan de amor, convivencia y proyectos de a dos
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La historia de amor de Sofía Pachano (35) y Santiago Ramundo (40) surgió en el momento en que menos lo esperaban. Los actores se conocían hacía tiempo por haber trabajado juntos en la telenovela juvenil Señales del fin del mundo (2013), pero nunca habían imaginado que, años después, una salida casual con amigos generaría en ellos una fuerte y repentina conexión que los convertiría en pareja. Él estaba instalado en México desde 2015 y, como cada fin de año, en diciembre de 2019 vino a la Argentina a visitar a su familia. Ella se lo cruzó de casualidad y, como tenían buena onda, lo invitó a tomar algo a un famoso restó de la Costanera. “Juro que no fue con ninguna intención”, advierte entre risas la hija de Aníbal Pachano y Ana Sans.
–¿Qué pasó en esa “primera cita”?
Santi: Yo tampoco fui con ninguna intención. Recuerdo que estaba comiendo con mi hermano y le pedí que me acompañara, porque Sofi iba con una amiga. Llegamos, empezamos a charlar y de repente mi hermano y su amiga quedaron relegados a un costado, no entendían nada de lo que estaba pasando. Cuando estábamos volviendo, cada uno en su auto, mi hermano me dice: “Che, cómo son ustedes los actores, ¡cómo la abrazabas a esta chica!”. Eso me dejó pensando. Y en paralelo, en el auto de Sofi estaba ocurriendo una situación similar…
Sofi: Mi amiga me decía “Santi no es tu amigo”, y yo le discutía que sí, que no pasaba nada más. Santi: Cuando llegué a casa, le mandé un mensaje diciendo “Veámonos de vuelta antes de que me vaya”. Y así se dio. Fue muy lindo todo, estuvimos bastante juntos esos días.
–¿Cómo siguió la historia?
Sofi: Tenía millas acumuladas, así que en febrero lo fui a visitar, y ni bien volví a Buenos Aires saqué otro pasaje como para ir nuevamente a México, porque estaba todo avanzado entre nosotros. Pero cayó la pandemia y no nos vimos por nueve meses.
Santi: En ese tiempo hablábamos religiosamente todos los días, nos superacompañábamos. Cuando finalmente se pudo, Sofi volvió a México.
–Ahí fue cuando hicieron público su romance…
Sofi: Sí, viajé el 26 de diciembre de 2020, cuando terminé de grabar Masterchef, y pasamos Año Nuevo juntos. Había sacado pasajes para ir por tres semanas, pero cuando llegué él me dijo que era muy poco tiempo. Yo estaba como “Pará, Santiago, ya estoy transitando un montón de emociones en el cuerpo”. Al final lo cambié, me quedé un mes y medio, y nos pusimos de novios.
–¿Les preocupaba cómo iban a llevar la distancia?
Santi: Ahí empezamos a planear qué íbamos a hacer, en qué país íbamos a vivir y de qué manera. En México costó mucho salir de la pandemia, yo tenía proyectos que se seguían cayendo, y de repente me di cuenta de que tanto mi vida personal como profesional estaban en la Argentina. Regresé en marzo o abril de 2021 y comenzamos una convivencia divina que sigue hasta el día de hoy.
–¿Enseguida se fueron a vivir juntos?
Santi: Sí, todavía era pandemia y nosotros tenemos una edad donde ya no queremos perder el tiempo. Quizás no es una cuestión de edad, sino de haber resuelto situaciones, de estar en la misma sintonía. Primero vivimos en la casa donde estaba Sofi, y hace dos años nos mudamos acá.
–¿Cómo fueron los inicios de la convivencia?
Santi: Bien, aunque la gran complicación la tuvimos por Apolo, el perro de Sofi. Es posesivo y arisco, y cuando llegué no quería saber nada conmigo.
Sofi: ¡Ahora se aman!
–¿Cómo lograron superar esa barrera?
Santi: Pidiendo consejos a adiestradores.
Sofi: Antes, si yo hacía escapadas, Apolo no se quedaba con Santi, se quedaba con mi mamá. Pero después de dos años, le dije “Bueno, ya está, el perro vive acá y te tenés que quedar con él”. Me fui a Nueva York y de repente me empezó a mandar fotos con Apolo a upa, ¡no lo podía creer!
Santi: Un día, yo estaba meditando en el piso, él vino y se sentó sobre mis piernas. ¡Fue muy lindo! Entendió, obviamente, que si no se llevaba bien conmigo no comía [se ríe].
–¿Hay planes de casamiento?
Sofi: Todavía no. En algún momento por ahí sucede, pero Santi dice que ya estamos casados, y yo le digo que no. Son esos chistes internos de pareja…
Santi: El ritual del día a día existe, la convivencia, los proyectos, los viajes. Nos encanta vivir compartiendo lo diario, y siempre le digo que es tremendo cómo pasa el tiempo y nunca hubo monotonía. Creo que también ayuda que nuestra vida no es rutinaria.
Sofi: Y yo soy bastante inquieta.
Santi: Yo trato de mantener más la parte zen y de estructura de las cosas.
–Se equilibran entre ustedes…
Santi: Nos complementamos muy bien, y creo que eso nos ayudó a los dos a crecer personalmente estando en pareja, que es la idea. Sin posesión, sin celos, desde un lugar sano, sin coartar la libertad de nadie; al contrario, acompañándonos en los procesos de cada uno. Sofi: Nosotros nos tenemos que acompañar mucho por nuestro trabajo, las temporadas, las mudanzas. Si él tuviese que viajar a México otra vez, de mi parte sería “Dale, lo organizamos”. Ninguno va a coartar el deseo o la posibilidad de un trabajo que al otro lo haga feliz. Santi: Creo que gran parte tiene que ver con la admiración profesional que sentimos el uno por el otro.
–Actualmente forman parte de dos grandes musicales. ¿Hay tiempo para hacer planes en pareja con los horarios complicados del teatro?
Santi: Estamos tratando de programar justamente eso. La vida en pareja y la convivencia requieren cierta labor, y si uno deja pasar la vida, de repente terminás olvidándote de esos detalles como tener una cita.
–Profesionalmente, ¿cómo se sienten con estos proyectos?
Sofi: Estoy extasiada, es la primera vez que trabajo en una producción tan grande como School of Rock y la primera vez que trabajo con niños; es maravilloso, mi mamá siempre me decía que tenía que hacer algo para chicos. ¡Ya soy la tía de todos! [Se ríe]. Hay una alegría en el backstage, acá no hablamos de problemas, del tráfico ni de política, estamos en función de que sea un gran show y los chicos la pasen bien.
Santi: Yo con Legalmente rubia me siento igual de feliz. Es un desafío enorme, porque vengo más del palo de la televisión, y la última vez que hice una comedia musical fue Camila, en 2013. Siempre es bueno desafiarse, salir de la situación de comodidad y jugársela, y me encontré haciendo algo que me apasiona. Sofi: ¡Y encima los dos interpretamos a los malos del musical!
Peinado: Natalí Pomasoncco para Sebastián Correa Estudio
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