Amigas entrañables, las musas eternas de la Alta Costura hacen un repaso de sus carreras y recuerdan anécdotas y buenos y malos momentos compartidos
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Se conocen desde hace más de cuarenta años. Juntas construyeron un vínculo que, si bien nació en las pasarelas, con el tiempo se transformó en una profunda amistad que las unió de por vida. Verdaderos íconos de la moda argentina de las décadas 70 y 80, Mora Furtado (77), Teté Coustarot (73), Evelyn Scheidl (72) y Teresa Calandra (70) abrieron su propio camino en una época dorada marcada por fabulosos desfiles de Alta Costura. Encabezaron ese dream team de top models que junto a figuras como Ginette Reynal, Carmen Yazalde, Tini de Bucourt y Teresita Garbesi, entre otras, hicieron escuela y dejaron su huella.
Reunidas en una exclusiva producción fotográfica en el hotel Sofitel Buenos Aires- Recoleta, las cuatro ex modelos recuerdan aquellos años al mismo tiempo que comparten los secretos de su amistad y nos hablan del amor, el duelo, el goce de la vida y las ganas de seguir trabajando. “¿Las cuatro juntas en una misma producción de fotos? Creo que no lo hacemos desde que éramos mannequins”, dice Calandra mientras la maquillan.
–¿Qué recuerdos tienen de sus inicios?
Mora: Mi primer desfile lo hice a los 17 años, para la casa Hermés Fouquet, en Recoleta. A partir de ahí no paré, empecé a trabajar en todas las firmas de Buenos Aires. Mi mayor inspiración eran María Marta Lagarrigue y Elsas Rozas, las mejores mannequins argentinas.
Evelyn: Yo nunca había pensado en ser modelo, de hecho, empecé medio de casualidad. Tenía 21 años y en ese momento, era muy atleta y quería ser profesora de Educación Física. [Se ríe]. Pero mi mamá, como quería que fuera más femenina, me llevó a la Asociación de Modelos Argentinos. No bien entré me llevaron al viejo Canal 11 para que participara del concurso de Miss Argentina. ¡Y gané! Hasta el día de hoy no lo puedo creer. Pero el verdadero empujón para empezar a trabajar como modelo me lo dieron Mora y Teté. Las conocí en un desfile, me pidieron el teléfono y al lunes siguiente me llamaron todas las casas de moda. Ellas fueron las que me abrieron las puertas a este mundo maravilloso… A veces pienso cómo hubiese sido mi vida si no fuera por ellas.
Mora: La vimos con Teté y nos pareció monísima para trabajar como modelo.
Teté: Es verdad. Entre las dos, la incorporamos al grupo. Mora era siempre la maestra, la que te enseñaba a caminar, a pararte, y yo la que las conectaba con las casas de moda. Era algo que salía espontáneamente, porque la realidad es que no éramos tantas modelos; si surgía una cara nueva siempre era bienvenida.
Teresa: Ustedes también me ayudaron a mí. [Se ríe]. Cuando empecé a trabajar como modelo ¡tenía 28 años! Ya era grande para arrancar y si bien había trabajado como amateur, todavía no me había lanzado como profesional. El día que cambió todo para mí fue la vez que fui a la antigua tienda Harrod’s a tomar el té con mamá y ver un desfile de modas. Ahí pasaban Mora, Teté, Ginette Reynal, Delfina Frers… todas mujeres que yo admiraba profundamente. Teté –a quien ya conocía porque era amiga de mis primos– se acercó con Sofía Neiman y me dijo: “Te quiero llevar con Roberto Giordano, tenés que trabajar profesionalmente”. Así empezó mi carrera y nunca más paré. Mora, que vivía en la esquina de casa, me enseñó los primeros pasos: “Maquillate de esta manera, parate así…”, fue una gran maestra.
–En aquel momento no existían las agencias de modelos…
Teté: Tal cual. Por eso, cada vez que llegaba la época de los desfiles, nos reuníamos en una casa y fijábamos entre todas cuál iba a ser nuestro cachet para la temporada. El trabajo más intenso tenía que ver con las presentaciones de las colecciones de las casas de moda y el resto del año, participábamos en desfiles benéficos. Vivimos una época gloriosa, tuvimos el privilegio de conocer las grandes casas de moda de Alta Costura de Argentina.
Teresa: A todas nos conocían por nuestros nombres de pila, éramos muy pocas mannequins. Por eso siempre digo que tuve mucha suerte y el privilegio de comenzar a desfilar con las mejores de Argentina. Para mí fue como jugar en la Selección.
–¿Había competencia entre ustedes?
Evelyn: No, para nada. Por ejemplo, cuando conocí a Carmen Yazalde enseguida la quise recomendar. Muchas personas me preguntaron si no tenía miedo que me quitara el lugar. Y a mí ni se me pasaba por la cabeza eso porque jamás pensé así. Nadie puede ser Mirtha Legrand, ni ser Susana, ni Pampita. Ninguna es reemplazable, todas somos únicas. Cada una es como es, ni mejor ni peor, pero siempre única.
–Se conocieron siendo mannequins y aún hoy mantienen una gran amistad. ¿Qué las une?
Evelyn: La vida maravillosa que tuvimos. Primero compartimos el trabajo y después, nuestras familias. Nuestros maridos se hicieron amigos y con el tiempo nuestros hijos también. Hemos compartido veranos en Uruguay, Años Nuevos… En una época Teté organizaba unas fiestas de disfraces soberbias a la que íbamos todas.
Teté: Era muy divertido. [Sonríe]. Ya hace más de cuarenta años que nos conocemos y hemos compartido muchas cosas en la vida. Nos enamoramos, tuvimos a nuestros hijos y después a nuestros nietos… Atravesamos situaciones de salud, pérdidas. Somos amigas, compañeras de vida. A lo mejor pasa tiempo sin vernos, pero cuando nos encontramos, aparece de nuevo la confianza, el cariño, la alegría de estar juntas. Nos sentimos cómodas entre nosotras, hay una sensación de seguridad y confianza difícil de encontrar en otros vínculos.
Mora: También nos hicimos muy amigas en cada salida después de los desfiles. Me acuerdo que nos íbamos todas a comer afuera con nuestros maridos. Casi que éramos una gran familia.
Teresa: Construimos lazos muy estrechos. Evelyn es como una hermana para mí; con Teté hablamos cada diez días y con Mora compartimos un grupo de WhatsApp. Con ellas, además de haber concretado mi sueño de ser modelo, me gané amigas de oro
CONTRA VIENTO Y MAREA
Así como celebraron juntas más de un Año Nuevo en Punta del Este, el squad de ex modelos encontró en su pequeña cofradía un lugar de contención y apoyo en los momentos de mayor tristeza. “Nos hemos acompañado mucho en cada uno de nuestros dolores. En mi caso, Ana María Soria y Teté estuvieron muy cerca cuando perdí a mi hijo [en 1983, Raúl, fruto del matrimonio de Mora con Raúl Peralta Ramos, murió en un accidente doméstico]. Fue devastador, pero si algo que recuerdo son mis amigas. Gino Bogani fue uno de los que me sacó del pozo, me hizo volver a la pasarela. Fue una época muy difícil, sentía que no podía volver a reírme en público y mucho menos desfilar. Con el tiempo lo fui madurando y dos años después volví a las pasarelas”, cuenta Furtado. Por su parte, Evelyn recuerda cómo Teresa la alentó a salir adelante tras la muerte de su marido Fernando Diez, en 2010. “Cuando una pierde a su amor, te quedás acéfala, sentís que te falta un pedacito tuyo. La etapa de la aceptación me costó muchísimo… De hecho, desde la muerte de Fernando nunca más tuve pareja ni quise tenerla, es como si lo siguiera teniendo enquistado en mis entrañas. Hoy me junto más con amigas viudas o separadas y me voy acomodando como puedo. Tere está y estuvo siempre. Muchas amigas se hicieron cargo de mí, pero fue Tere la que me sacó de los pelos para que volviera a vivir. [Risas]. Dentro de mi angustia y depresión, ella tuvo el ímpetu de no dejarme caer.
–¿Cómo están transitando los 70?
Teté: Los transito con una sabiduría de vida, de tratar de no meterme a hacer cosas que realmente no quiero hacer. Creo que pelear contra el tiempo es una lucha estéril y en vano, entonces lo interesante es acompañarlo de la mejor manera. Teresa: A mí me pasa que cada día soy más consciente de que me queda un cuarto de vida útil. La realidad es que no sé si voy a poder tirarme de cabeza a la pileta y nadarme dos largos cuando cumpla 80. Por primera vez entiendo esa frase: hay que vivir cada día como si fuera el último. Disfrutar, no quedarse con las ganas. Mora: Lo importante es saber que estamos bien a pesar del calendario. [Risas]. Cada vez que cumplo años para mí es una alegría porque significa que estoy viva. Hoy todas seguimos desfilando como lo hemos hecho en el Malba en el homenaje a Gino Bogani el año pasado.
Seguimos vigentes, somos figuras. De hecho, nos bautizaron “Las Musas”. Nos gustó tanto que ahora tenemos un grupo de chat que se llama “Las Musas”. [Se ríe]. Estamos nosotras y otras modelos de esa época: Andrea Frigerio, Nequi Galotti, Ginette Reynal, Carmen Yazalde.
–¿Son coquetas?
Mora: ¡Sí! Cada vez que salgo de casa me arreglo. Me peino y me maquillo hasta para ir a comprar el pan. Nunca van a ver a ninguna de nosotras desarreglada
–¿Y cómo viven el amor?
Teresa: Con mucha tranquilidad. Yo me casé tres veces en mi vida y fui feliz siempre, y por eso soy muy agradecida de los tres hombres que me han acompañado. Hoy con Gonzalo [Bergadá] estamos juntos hace treinta años y logramos organizarnos para que cada uno tenga su propia independencia. A pesar del tiempo seguimos compartiendo los mismos conceptos de respeto, educación, humor. Teté: Con Carlos [Gaziglia] hace veinte años que estamos juntos, pero nuestro amor lo sigo viviendo de la misma manera. Las cosas esenciales de cada uno no cambian.
–¿Qué les queda en su lista de pendientes?
Teté: Seguir viajando, me encanta.
Teresa: A mí también, me gustaría ir a París para seguir estudiando francés.
Mora: Serí lindo irnos a China, Egipto, Inglaterra...
Evelyn: A todas nos pasa que queremos seguir explorando el mundo. Cuando era joven sólo quería tener la televisión más grande, un reloj fabuloso, el anillo... Pero eso ya pasó, hace tiempo que no me interesa nada de esos lujos. Ahora quisiera viajar con mis amigas y mi familia. Esas vivencias son las que te quedan para siempre.•
Asistente de fotografía: Sol Schiller
Producción y estilismo: Paola Reyes
Maquillaje: Joaquina Espínola
Agradecimientos: Riki Vallés, Hotel Sofitel Buenos Aires-Recoleta
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