La socialité italana posa con diseños de Alta Costura y revela la historia detrás de esas icónicas piezas creadas por Valentino, Dior e Yves Saint Laurent
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Apasionada y gran conocedora de la moda y su historia, cada vez que Rossella della Giovampaola dice presente en algunos de sus múltiples compromisos sociales alrededor del mundo, impacta con su elegancia y su estilo único. Luce, como pocas, auténticas piezas de colección que cuida con devoción. Tanto que aquellos trajes que atesora, firmados por Yves Saint Laurent, Óscar de la Renta, Valentino o Dior, suele llevarlos a una tintorería de París cada vez que viaja a Europa. “Señora, esto es una obra de arte”, me dijeron cuando les llevé el último traje para que me lo dejaran impecable”, cuenta la socialité italiana y mujer de Gustavo Yankelevich (74) que, a pedido de ¡HOLA! Argentina, nos comparte las cuatro “joyas” más preciadas de su guardarropa. “Perdí la cuenta de cuántos vestidos tengo, pero estoy armando un catálogo online para tenerlos ordenados por marca, color, año y medidas”, explica entusiasmada mientras posa con su primer look, un vestido rojo de Valentino con apliques de pluma.
–¿Cuándo descubriste este modelo?
–Se lo vi a la infanta Elena en la boda de la princesa Alexia de Grecia y Carlos Morales Quintana, en 1999. El modelo era negro, pero cuando fui a la boutique de Roma, el director de la tienda me ofreció el mismo en tono rojo y me volví loca. A veces los sueños sí se hacen realidad.
–¿Qué te gustó de este modelo en particular?
–Yo hacía rato que quería un vestido imponente y un rojo Valentino, que sabemos que es como su marca registrada. Cuando me lo trajeron, enseguida me parecieron espectaculares las plumas y el modelo de princesa. Te lo ponés y te sentís la reina de la noche.
–Y del vestido negro de Yves Saint Laurent con moño en la espalda, ¿qué fue lo que te atrapó?
–Me gustó que fuera un típico diseño bien parisino. Es un vestido que claramente representa el alma de Saint Laurent: todo muy lineal, curvilíneo sin nada más. Y este en particular es, además, superfemenino, es lo más sexy que hay. Tiene poder. Lo encontré en 2001 en su atelier. La prenda es de una de las últimas colecciones de Alta Costura de Saint Laurent.
–¿Cuál es la historia detrás del vestido en rosa pálido y apliques de pedrería de Dior?
–[Lo piensa unos segundos]. Lo encontré de casualidad en la mejor época de John Galliano para Dior. Creo que lo compré en 1997, en la tienda de la maison en París, sobre la avenida Montaigne. Lo vi en la vidriera y me encantó. Me acuerdo que cuando entré y pregunté por ese mismo, me dijeron: “Este vestido es la pieza fuerte de toda la boutique porque es una réplica del que usó Evita Perón en su gira por Europa en 1947″. Imaginate, enseguida sentí que el vestido era mío, no sólo por su diseño, sino por esta historia personal y tan entrañable que tengo yo con Argentina.
–¿Dónde lo usaste por primera vez?
–Uf, no me acuerdo, pero sí sé que fue en alguna gala de Buenos Aires porque estaba esperando una ocasión así para lucirlo. Pensá que Dior en los años 40 no vestía a todo el mundo y con Evita tuvo un trato especial, le armó el guardarropa entero para su gira por Europa. Lo que hizo después Galliano fue rescatar de los archivos ese modelo y revivió el vestido haciendo una réplica.
–¿Qué pensás de Galliano?
–Es, como pocos, un genio creativo. Ha diseñado prendas que nunca antes se habían pensado y que además perduran en el tiempo. Hoy en día, en la industria de la moda, no hay casi nadie así. Si empezás a mirar las colecciones te das cuen -ta que está todo muy chato. Si bien Valentino me parece el máximo y sus vestidos son fabulosos, me pasa que voy a sus desfiles y no veo nada nuevo. Por eso digo, genios son otros…, como Alexander McQueen.
–¿Hay algún diseñador que vos veas se destaque hoy?
–El británico Richard Quinn, el mismo que le hizo vestidos a Lady Gaga, es audaz, tiene algo especial.
–¿La calidad de los géneros de hoy es igual a la de antes, a la de estos trajes tan especiales?
–No, cada año es peor. Por ejemplo, los vestidos de Óscar de la Renta son lindos, pero de algodón, floreados… ya no tienen el corset que antes venía incluido con el conjunto ni tampoco diseñan con los tradicionales bolsillos en los costados, una característica muy de él. No hacen más ese tipo de vestidos para la venta, sí los fabrican por “special order” como las galas del MET.
–Y este diseño negro con semitransparencias de Valentino..., ¿cuándo fue que lo usaste?
–Es maravilloso y muy delicado. Lo llevé para los Latin Grammy de 2010 y causó sensación. De hecho, Jennifer Lopez tenía uno muy parecido en color más neutro. Me encantan los de Valentino porque son femeninos y, al mismo tiempo, modernos.
–¿También es de Alta Costura?
–Sí. La realidad es que los precios son demenciales porque esos vestidos son los que te hacen a medida. Incluso vienen con un número de serie que los hace únicos. La clave para conseguir uno que no te arranque la cabeza es comprar los que ya se usaron para los desfiles. Esos son más baratos.
–¿Qué es lo que tiene que tener un vestido para que sea perfecto?
–Tiene que tener estilo, elegancia, calidad y comodidad. Yo no me puedo poner un traje con el que no me sienta cómoda. Por más que me lo haya diseñado exclusivamente Yves Saint Laurent en persona, si no me siento cómoda, no lo voy a usar. El vestido perfecto es ese que cuando te ves en el espejo, te gusta lo que ves porque saca lo mejor de vos. Y eso aplica para un modelo de alta costura o uno de una marca más popular. Tiene que ver con cómo te hace sentir ese vestido a vos.
–¿Sos de usar vestidazos para ir a comer afuera, por ejemplo?
–Pero claro que sí. Gustavo siempre se ríe porque me dice: “Mirá que sólo vamos a comer afuera”, como atajándome… y de repente, aparezco con un Óscar de la Renta. Para mí, las cosas están para ser usadas; si tengo el vestido, ¿por qué no me lo voy a poner? No hay peor cosa que tener la ropa ahí colgada en el ropero sin usar. La vida está también para disfrutarla. Y, si estoy overdressed, no me importa.•
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