A días de las elecciones en las que se postula como legislador, nos recibe en su casa junto a Santino, Delfina y Ana, para hablar de su rol más importante: el de papá
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Vive uno de los momentos más intensos de su vida y, sin embargo, Roberto García Moritán (46) tiene tiempo y energía para todo. Empresario gastronómico, flamante papá de una beba que lo tiene gagá y candidato a legislador porteño, el “marido de Pampita” –mote por el que se hizo conocido y del que no reniega– está viviendo un gran momento personal. “Formar la familia que hoy tenemos con Caro era una cuenta pendiente para mí. Me hace muy feliz tener la casa llena de chicos que entran y salen, la mesa larga, las conversaciones cruzadas… Me enternece la inocencia que tienen los chicos y nada se compara con el amor que te dan porque, a diferencia de los adultos, ellos no piden nada a cambio”, dice Roberto, desde la cocina de su hogar con Carolina Ardohain (43), con quien pronto cumplirá dos años de casado.
Son las siete de la tarde de un sábado de primavera y el restauranteur, que está en la recta final de una reñida campaña electoral, acaba de protagonizar su primera producción fotográfica con sus tres hijos: Santino (16) y Delfina (15), fruto de un primer matrimonio con Milagros Brito (43), y Ana, de tres meses, que ahora duerme plácidamente en su moisés.
–Ana parece una beba muy tranquila, posó chocha con sus hermanos.
–Con su mamá tenemos la teoría de que haber nacido a término, con el peso correcto y en el momento más maduro de nuestra relación hizo que sea así. Es curiosa y atenta. Te mira, te espera y te desarma con su sonrisa.
–¿Qué representa en tu vida?
–Ella nació con una misión muy importante, que fue unir en sangre a nuestras familias. Tanto para Caro como para mí, era importante que la gran familia ensamblada que formamos con sus hijos [habla de Bautista (13), Beltrán (9) y Benicio Vicuña (7)] y los míos tuviera un punto de unión. Anita es fruto de ese deseo y de un gran amor.
–Los primeros meses en casa con un bebé suelen ser desafiantes. ¿Cómo se están organizando?
–Caro hace el 90 por ciento del trabajo y yo, acompaño. A eso de las seis de la mañana, cuando me levanto, me la llevo a desayunar conmigo. Leo los diarios con Anita a mi lado, contesto mails y mensajes y a eso de las nueve, vuelve con su mamá. Esas tres horas que está conmigo le permiten a Caro recuperar un poco de sueño y encarar mejor su jornada laboral. Es nuestro momento sagrado juntos.
–¿Cómo están viviendo Santino y Delfina su rol como hermanos mayores?
–Tienen mucha cancha porque del lado de su mamá tienen dos hermanitas [habla de Asia Borges (11) y Francesca Garavaglia (2)] y una familia grande, con muchos primos. Están acostumbrados. Con los hijos de Caro, además, engancharon enseguida. Se adoran.
–¿Qué tuvieron presente con Carolina a la hora de ensamblar familias? Hay parejas a las que les resulta difícil.
–No sabría decirte porque en nuestro caso todo se dio de una manera natural, nos resultó fácil. Sé que hay casos en que los chicos plantan una resistencia, pero no nos tocó: los hijos de Caro nos recibieron a los tres con mucho amor.
–¿Cómo te encuentra esta segunda paternidad?
–Con experiencia y más conciencia que cuando me convertí en papá de Tany y Delfi. Si bien siempre fui un padre muy presente, en aquel entonces no tenía claro cuál era mi lugar en el mundo y necesitaba mis espacios. Saber quién soy hoy hace que pueda disfrutar de las pequeñas cosas, como cambiarle un pañal a Anita, salir a caminar con ella, mirarla dormir…
En el pasado, estaba más enfocado en encontrar mi camino y, ahora, tengo muy claro que no hay nada más importante que la felicidad de mis hijos.
–¿Y cómo es ser una figura paterna para chicos que, a su vez, tienen un papá muy presente?
–Soy muy respetuoso, sé cuál es mi lugar, y acompaño hasta donde siento que me corresponde. Vivo con los chicos de Caro desde hace dos años y tenemos un vínculo muy cercano, que se profundizó con la cuarentena. Si bien no soy su padre, los quiero como si fueran propios.
–Además de ser una familia numerosa, con mucha exposición, los adultos vinculados a ustedes también tienen un perfil muy alto. ¿Cómo les pega la exposición de otros? Me refiero, por ejemplo, a China Suárez y su papel protagónico en el Wandagate…
–Yo no consumo ese tipo de información y Caro sabe protegernos: ella maneja los medios como nadie y administra muy bien la información que deja pasar a nuestra familia. Es muy respetuosa del mundo de Benjamín y nunca habla de él. Te diría que estamos bastante blindados.
–¿Qué es lo que más admirás de Santino y Delfina?
–La calidad de personas que son. De Santino, admiro su espíritu crítico y su integridad; de Delfi, su empatía y su sensibilidad, y lo cariñosa que es.
–Solés contar que te llevás muy bien con tu ex, su mamá.
–Tener una relación armónica con Milagros es parte de la educación que nos propusimos darles a ellos. Tanto ella como yo siempre tuvimos claro que la prioridad es su bienestar y eso ordenó nuestro vínculo.
EL CANDIDATO
–Venís de dos años intensos: te vimos hacer el delivery de tus restaurantes en plena pandemia, repartir productos sanitarios con tu ONG en barrio vulnerables y protagonizar un reality show. ¿De dónde sacás la energía?
–[Se ríe]. Siempre tuve mucha energía, es mi forma. Soy un hacedor, un tipo de acción. Me gusta estar en movimiento, tener desafíos. Creo que mi mayor fortaleza tiene que ver con eso: ser una persona que va para adelante, siempre.
–Tu padre, Roberto, es un reconocido diplomático, y tu tío, Martín, embajador ante las Naciones Unidas. ¿La política era tu destino?
–Si bien la política es parte de mi vida desde muy temprana edad, no era algo a lo que me quise dedicar. Me di cuenta de que era lo mío hace unos años, cuando trabajé en el gobierno de Vidal en la provincia [primero, como encargado de la urbanización de barrios populares y, después, como asesor de la entonces gobernadora]. Cuando vi todo lo que me devolvía el trabajo social, dije: “Este es el camino, esto es lo que yo quiero para mi vida”.
–Sigue circulando un meme de tu DNI, con la leyenda “Marido de Pampita” donde deberían ir tu nombre y tu apellido, y te pegaron por la canción que escribiste e interpretaste para tu mujer… ¿Duelen las críticas?
–Son parte de las reglas del juego. Hace rato, ya, entendí que la popularidad viene con ese complemento. Al principio, me dolían las burlas porque no entendía la dinámica. Ahora, trato de ver desde qué lugar vienen: no es lo mismo que un fan de mi mujer venga y me diga: ‘Marido de Pampita’, a que alguien use ese mote con la intención de descalificarme. Son situaciones muy distintas.
–Hay hombres que no se bancarían ser “el marido de”.
–Sí, pero el que está casado con Pampita soy yo y no me molesta en lo más mínimo. Carolina es la mujer más linda, más inteligente y más humilde que conozco y estar casado con ella es un orgullo. Nos pone a prueba todos los días y me obliga a ser mejor.
–¿Cómo es estar al lado de una mujer como ella?
–Lo que más me gusta de ella es que, a pesar de su popularidad, es una mujer sencilla, familiera y muy cariñosa. Desde un principio, supimos lo que queríamos lograr juntos y fuimos por ello. Nuestro código de comunicación es simple, directo y sin vueltas.
–¿Chocan desde que vos levantaste el perfil?
–No. Siempre supe que la figura es ella y, a su vez, sé que el día que ella me tenga que acompañar a mí, lo va a hacer con alegría. Somos un muy buen equipo.
–¿Quién está al mando de la economía de la casa y la planificación?
–Los dos. Las decisiones que tomamos tienen como principal criterio la familia y lo que es mejor para todos. Nos encanta ir juntos al supermercado y ahora con la beba, ni te cuento, ¡es un planazo!
–¿Cómo describirías tu presente?
–De una gran felicidad, porque se nos fue dando todo lo que soñamos. Caro y yo somos parecidos y, tarde o temprano, conseguimos lo que nos proponemos. Uno siempre deja algo en el camino: en mi caso, una carrera muy exitosa como empresario gastronómico, pero las cosas buenas sólo salen cuando uno está dispuesto a arriesgar y mucho.
–¿Qué te queda por cumplir?
–Ser protagonista de este momento histórico para nuestro país y lograr, con mi aporte desde el Congreso, que Argentina se levante de una vez por todas.
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