Tras su paso por una clínica en Suiza -donde trató su profundo agotamiento físico y emocional-, la mujer del príncipe Alberto II vuelve a recuperar la sonrisa junto a sus hijos Jacques y Gabriella
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Poco a poco, Charlene de Mónaco (44) parece recuperar su semblante. Después de ausentarse de la agenda y compromisos oficiales durante más de un año, la princesa comienza a mostrar su sonrisa otra vez. Si bien su regreso a los actos públicos en la última edición de Fórmula E estuvo marcado por un dejo de melancolía en su mirada, esta vez la mujer del príncipe Alberto II (64) se mostró más segura y alegre al acompañar a su marido y sus hijos, Jacques y Gabriella (7), al tradicional torneo de rugby de Santa Devota, el pasado 7 de mayo. Por primera vez en mucho tiempo, posó abrazada a sus mellizos y lo compartió en sus redes sociales. “Hoy ha sido un gran día. Dios los bendiga a todos”, escribió. Este es un paso a destacar para la ex nadadora olímpica, quien retoma sus compromisos reales después de atravesar su año más difícil y enigmático, que empezó con una severa infección otorrinolaringológica, que la dejó varada en Sudáfrica durante seis meses, y su posterior internación en una clínica suiza para tratar su profundo agotamiento físico y emocional, que la alejaron de su familia durante un largo tiempo. De hecho, no pudo acompañar a sus hijos en su séptimo cumpleaños ni celebrar con ellos la Navidad.
ENTRE AUSENCIAS Y RUMORES
Todo comenzó hace casi un año, durante el último viaje que Charlene realizó a su país de origen para promover el fin de la caza furtiva de rinocerontes. Días antes de regresar a Mónaco, la princesa contrajo una grave infección en oído, nariz y garganta que la llevó a posponer su vuelta por varios meses. Durante su larga estadía en Sudáfrica debió ser intervenida quirúrgicamente en tres ocasiones. Y si bien Charlene mantuvo contacto con su familia, no podía subirse a un avión, y no pudo festejar con el príncipe su décimo aniversario de casados. Los rumores de crisis no tardaron en llegar. “¡No se fue de Mónaco por una rabieta! Ni se marchó porque estuviera enfadada conmigo… Se suponía que iba a estar una semana larga y al contraer esa infección surgieron todas estas complicaciones médicas”, explicó el soberano a la revista People.
La princesa a la distancia salió también a apoyar a su marido. “Alberto es el principal pilar de mi vida, mi fuerza, sin su amor y apoyo no podría superar este momento tan doloroso”, dijo al diario digital sudafricano News 24. Recién los primeros días de noviembre de 2021, pudo regresar al principado. Frágil y visiblemente más delgada, Charlene entendió que aún le faltaba mucho para su recuperación y decidió internarse en la exclusiva Clínica Les Alpes, una de las mejores del mundo en salud mental.
“Ella estaba muy exhausta. Un agotamiento general, físico y emocional. Tanto es así que decidimos juntos que lo mejor sería que ella pudiera descansar tranquilamente, fuera de Mónaco. La princesa no sufre ninguna enfermedad grave o incurable. Tampoco es un problema de pareja. Nuestra relación no está en peligro”, aclaró nuevamente Alberto II en una entrevista cedida a Paris Match.
EL REGRESO MÁS ESPERADO
El pasado 12 de marzo, dos días antes del 64° cumpleaños de su marido, la princesa vió a Montecarlo. “De momento seguirá centrada en recuperar su salud antes de reanudar gradualmente sus deberes y compromisos oficiales”, rezaba el comunicado del principado. Lo cierto es que poco y nada se sabe de la enfermedad de la princesa. Y nunca se dio a conocer el nombre de la afección que la mantuvo alejada de la vida familiar. El príncipe Alberto habló de agotamiento “físico y mental” de su mujer, y de una incapacidad para “afrontar los deberes oficiales, la vida en general”, que algunos miembros de su círculo rojo interpretaron como ansiedad y depresión.
APENAS UN CUENTO DE HADAS
Al igual que Grace Kelly, la actriz hollywoodense que dejó todo por su amor a Raniero, Charlene Wittstock pagó un precio muy alto por hacer realidad su cuento de hadas. Las dos torcieron su destino para convertirse en princesas. Desde su entorno más de una vez deslizaron que la sudafricana no era feliz en palacio y que la relación con sus cuñadas, las princesas Carolina (65) y Estefanía (57), no era del todo fácil y fluida. Ya lo había adelantado Alberto II, antes de conocer a su futura mujer. “La parte más difícil de cada relación seguirá siendo que mis hermanas acepten a quien sea mi esposa…”, dijo el hoy soberano en una entrevista en 1994.
Ya recuperada, se espera que la ex nadadora olímpica esté también presente en el Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco previsto para fines de mayo
Y al parecer, Charlene así lo vivió desde su boda en 2011. “Mis primeros momentos en este nuevo ambiente fueron un verdadero desafío. Extrañaba a mi familia y a mis amigos, como el estilo de vida más sencillo en el que había sido educada. Algunas personas fueron hostiles conmigo”, dijo Charlene a Paris Match cuatro años después de su casamiento.
LA LUZ DE SUS OJOS
Con el nacimiento de Jacques y Gabriella en 2014, Charlene dedicó toda su atención al cuidado de sus hijos. “Soy una mamá a tiempo completo”, declaró entonces a los medios. Hoy a sus 7 años, los mellizos son el apoyo fundamental en la recuperación de su madre. Y a su corta edad, se los nota felices en las imágenes junto a su madre.
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