Con su vestuario canalizaba su personalidad vibrante y compleja
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Su amor por la moda y su sentido único del estilo la convirtieron en la mujer más fotografiada del mundo, la chica de tapa favorita y un ícono cuya influencia perdura veinticuatro años después de su muerte. Para la princesa de Gales, la ropa era más que algo para ponerse. Su vestuario ecléctico era una parte fundamental de su identidad, reflejaba su estado de ánimo, o actuaba como distracción de lo que sucedía en su vida. Le encantaba expresarse a través de la moda, el medio perfecto para canalizar su personalidad vibrante y compleja. “Diana habló a través de su ropa”, dice Elizabeth Emanuel, que codiseñó su traje de novia. “Así podías averiguar cómo se sentía y cómo transmitía su mensaje. Desarrolló su propio sentido del estilo y lo usó como un idioma”. Hoy, Diana aún inspira a una nueva generación con su estilo de los 80. Como dijo Jacques Azagury, uno de sus diseñadores favoritos: “Seguiría siendo una pionera de la moda”. Para conmemorar su 60 cumpleaños, te mostramos algunos de sus looks más emblemáticos.
SENTIMIENTOS A FLOR DE PIEL
Tomemos de ejemplo su “vestido de venganza”, el traje de cóctel que usó en una comida en la Serpentine Gallery de Londres, la noche en que su ex marido, el príncipe de Gales, apareció en televisión nacional para admitir una aventura, en junio de 1994. El diseño de Christina Stambolian había estado guardado en su guardarropa durante tres años. “Me di cuenta de que había esperado la ocasión adecuada”, dijo la diseñadora. Si bien sus elaborados looks con mangas abullonadas demostraban cierta inocencia, sus looks posteriores al divorcio contaron una historia diferente. En 1996, una Diana sexy, independiente y segura de sí misma había surgido y así se sucedieron diseños de Versace, Jacques Azagury y Catherine Walker, que abrazaban su figura. Catherine creó el vestido de encaje blanco con perlas bordadas, lentejuelas y cristales que Diana lució en una gala en Washington, en 1996. “Estaba orgullosa y me sentía muy segura de poder dar un paso adelante y dar mi primer discurso desde el divorcio”, le dijo Diana más tarde.
COMO UNA ESTRELLA DE CINE
Ajena a la ráfaga de flashes y tapas que activaría, en 1981, con sólo 19 años y recién comprometida, Diana eligió un atrevido strapless de tafetán negro de David y Elizabeth Emanuel para su primera aparición pública oficial con su prometido, en Goldsmiths ‘Hall. “Hasta entonces había usado vestidos románticos, con volados, pero este era un vestido muy adulto, con mucho escote”, dice Elizabeth. “Se veía increíble, como una estrella de cine, y el mundo entero parecía enloquecer”. Los Emanuel continuaron creando vestidos para Diana, como el vestido azul pálido que llevó en un concierto en Cardiff en 1982 y el vestido verde de un solo hombro con el que cautivó durante una gira en Melbourne.
Otros diseñadores británicos favoritos fueron Murray Arbeid, que diseñó espectaculares trajes de noche para la princesa, y Victor Edelstein. Este último hizo el vestido de fiesta de terciopelo de seda azul que Diana lució mientras bailaba con John Travolta en una cena de Estado organizada por el entonces presidente Ronald Reagan y su mujer, Nancy, en la Casa Blanca (1985). El vestido era uno de sus favoritos y lo usó durante la última vez en 1997 para un retrato oficial realizado por Lord Snowdon.
DESTELLOS PARA LA NUEVA GENERACIÓN
La impresionante colección de joyas de Diana agregaba un deslumbrante toque final a cada outfit. Hoy, algunas de sus piezas favoritas cobraron otra vida gracias a sus nueras, la duquesa de Cambridge y la duquesa de Sussex, que las heredaron. Por ejemplo, su famoso anillo de compromiso, un zafiro ovalado de Ceilán rodeado de 14 diamantes, está en la mano de Kate desde que el príncipe William le propuso matrimonio en Kenia, en 2010.
Meghan Markle también usa un anillo de compromiso que tiene orígenes vinculados con Diana. El príncipe Harry lo diseñó él mismo, rodeando un diamante central de Botsuana con dos más pequeños, de una gargantilla que su madre había remodelado a partir de un broche. Harry también le dio a Meghan el brazalete de oro abierto de su mamá, que usó en el primer día de la gira australiana de la pareja en 2018. El anillo de aguamarina de corte cuadrado, de Asprey, que Harry le dio a Meghan como regalo de bodas y que usó en la recepción de la noche de su casamiento, a Diana se lo había regalado su amiga Lucía Flecha de Lima. Por supuesto, nada hace más espléndida a una dama de la realeza que una tiara de valor incalculable. La Lover’s Knot era su favorita y hoy Kate, que heredó su gusto impecable, la lleva de maravillas.
SIN MIEDO A LOS RIESGOS
Cuando se trataba del deber, Diana era una profesional consumada, pero su sentido de la diversión siempre estuvo reflejado de alguna u otra manera en su forma de vestir. Su guardarropa de trabajo, aunque era elegante y muy apropiado, no tenía nada de aburrido. La princesa de Gales revelaba su faceta más lúdica y divertida sumándoles a sus outfits altas cuotas de creatividad y algo de riesgo. Como cuando se decantó con la chaqueta de vestir de corte masculino de la sastrería masculina Gieves y Hawkes que usó en una cena del Regimiento Real de Hampshire, en 1990. O cuando se dejó llevar por el espíritu militar durante el Desfile de Soberanos de Sandhurst de la Real Academia Militar, en 1987, que apareció con un tailleur de Catherine Walker decorado con pasamanería dorada. La diseñadora, nacida en Francia, creó más de mil atuendos para Diana, y la ayudó a pasar de ser una chica ingenua y tímida a una elegante estadista mundial.
GLAMOUR CASUAL
Si bien era un ícono de la moda, Diana era igualmente una creadora de tendencias cuando estaba “fuera de servicio”. Ya sea que estuviera disfrutando de un día al aire libre, viendo un partido de polo, o simplemente yendo al gimnasio, inspiró a toda una generación de fanáticos de la moda –y continúa haciéndolo hasta el día de hoy– con equipos cómodos, relajados, que le permitieran disfrutar de la cotidianeidad y, más que nada, de jugar libre con sus hijos, William y Harry, su máxima adoración. Para eso, Diana era capaz de reunir con gracia, en un mismo look, ítems que en teoría jamás debieran ir juntos. Por ejemplo, el buzo de estrellas y rayas que usó para un partido de tenis en el Harbour Club de Londres, en 1994, sigue siendo uno de sus outfits casuales más icónicos y se encuentra entre los muchos conjuntos que todavía hoy copian los influencers en las redes sociales. O en The Guards Polo Club, en 1988, combinó un buzo de la Fundación Británica del Pulmón con un blazer XL, jeans metidos dentro de un par de botas de cowboy y gorra de béisbol, y desató una tendencia duradera.
SU LEGADO SIGUE VIGENTE
De todas las mujeres que se inspiraron en las elecciones de moda de Diana, pocas tienen una razón más personal para canalizar su estilo que las nueras que nunca conoció. Las duquesas de Cambridge y Sussex siguieron los pasos de Diana para convertirse en referentes y a veces está claro de dónde proviene parte de su inspiración. Los numerosos guiños de Kate y Meghan al estilo de Diana muestran cuán duradera está demostrando ser su influencia.
El vestido blanco asimétrico de Alexander McQueen que Kate usó para los Bafta de 2019 trajo recuerdos del vestido de gasa inspirado en el sari de Gina Farini, que la Reina de Corazones llevó al ballet en Río de Janeiro, en 1991, mientras que el conjunto rosa de Kate para Trooping the Colour, en 2017, era una reminiscencia del vestido de lunares creado por Donald Campbell y el sombrero que usó su suegra en la gira de 1983 por Australia. De manera similar, Meghan también es fanática del estilo atemporal de Diana. Lo demostró, por ejemplo, cuando lució un vestido camisero azul cielo de Veronica Beard en Tonga, en 2018, que recuerda al vestido midi de Diana en una visita a Liverpool, en 1992.
Además, las duquesas rindieron conmovedores tributos a Diana cuando ellas mismas se convirtieron en madres. Si bien el abrigo verde que usó Meghan mientras estaba embarazada de Archie podría haber salido directamente del ropero de la princesa, el vestido rojo de Jenny Packham que Kate eligió cuando presentó al príncipe Louis al mundo, en 2018, era idéntico en tono al atuendo que Diana usó para presentar a Harry en la misma escalera del hospital, 34 años antes.
Informe: Tracy Schaverien
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