Al salir de Westminster le confesó sus planes a Jack Brooksbank, el marido de su prima Eugenia
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Sonriente, sin su uniforme militar y acompañado por sus primos, el príncipe Harry (38) llegó a la abadía a las 11.40 (hora de Londres) y ahí se produjo la primera foto. Es que todos los focos estaban puestos en él, porque tras el tsunami que provocó en la familia real el estreno del documental que hizo para Netflix junto con su mujer, Meghan Markle, y la publicación de su libro de memorias, la relación con su padre, Carlos III (73), y su hermano, el príncipe William (40), se tensó más aún. Como lo prueba el hecho de que no tuvo una ubicación de privilegio en la abadía de Westminster durante la coronación: el menor de los hijos del Rey quedó relegado a la tercera fila, entre el marido de su prima Eugenia, Jack Brooksbank, y la princesa Alejandra de Kent, prima de Isabel II, lejos de su padre y su hermano.
Viaje fugaz
Decidido a darle una muestra de respeto y apoyo a su padre, pero sin ilusionarse con una reconciliación familiar, el duque de Sussex llegó a Londres solo el viernes 5 –la duquesa y sus hijos, Archie y Lilibet, se quedaron en California por el cuarto cumpleaños del primogénito- en un viaje fugaz, que estuvo enfocado solo en el acto religioso: no participó de la recepción a los mandatarios extranjeros del viernes 5 y tampoco estuvo presente en la procesión de la comitiva real hasta palacio de Buckingham. Y, hacia las 14.30, cuando los reyes Carlos III y Camilla salieron al balcón más famoso del mundo, acompañados por los miembros de la Familia Real con funciones institucionales, la ausencia de Harry dejó en claro que el vínculo con su padre y su hermano está lejos de recomponerse.
Según trascendió después, la visita de Harry a Reino Unido duró apenas 48 horas, incluyendo las 20 que pasó en vuelo entre California y Londres, ida y vuelta: el príncipe partió hacia el aeropuerto apenas terminó la histórica coronación en Westminster, para poder llegar al cumpleaños de su hijo Archie, cuyo festejo está previsto para hoy. Además, aprovechó el viaje para terminar de arreglar los detalles de la entrega de Frogmore Cottage, la mansión en las afueras de Londres en la que vivió con Meghan y su hijo mayor desde 2019 hasta que se instaló en Canadá, tras renunciar a sus funciones reales, un año después.
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