Con la salud más frágil pero con la misma actitud estoica de siempre, les da batalla a los frentes desatados en el núcleo familiar, que no le dan tregua
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Cuando debería estar disfrutando de su Jubileo de Platino, Isabel II pareciera estar protagonizando un nuevo “annus horribilis”, tal como ella definió a 1992, cuando su 40° aniversario en el trono se vio opacado por una serie de sucesos y escándalos que la pusieron en jaque. A los 95 años, a pesar de algunos temas recientes de salud, Su Majestad vuelve a mostrar la fortaleza que la caracteriza y se hace cargo de los nuevos frentes desatados, esta vez, todos dentro de su propia familia: la polémica y la vergüenza generada tras las denuncias de abuso sexual en contra del tercero de sus hijos, el príncipe Andrés; las sospechas que salpican a la fundación del príncipe Carlos, heredero de la Corona; la soledad con la que convive desde que murió el amor de su vida, el duque de Edimburgo; y la pulseada de su nieto Harry con el gobierno para contar con seguridad personal y que, por no ponerse de acuerdo, lo mantienen aún más alejado de su abuela.
SU SALUD
Este fin de semana, el Palacio de Buckingham confirmó que la Reina tiene Covid-19 (se habría contagiado del príncipe Carlos) y que, como los síntomas son leves como los de un resfrío, en breve retomará algunas actividades livianas.
Pero más allá del virus, su salud ya dio que hablar la semana pasada, cuando recibió en el castillo de Windsor al nuevo secretario de Defensa, el general Eldon Millar, y su predecesor en el cargo, el contraalmirante James Macleod, ayudándose con un bastón, un recurso al que recurre cada vez más seguido en los actos en los que tiene que estar de pie. Sin perder la sonrisa y con muy buen semblante, Su Majestad señaló su pierna izquierda y les dijo: “Como pueden ver, no me puedo mover”. Fue la primera vez que reconoció su fragilidad en público.
EL ESCÁNDALO DE ANDRÉS
La semana pasada también se supo que el príncipe Andrés (dicen, su hijo favorito) finalmente no se sentará en el “banquillo de los acusados”, ya que acaba de llegar a un acuerdo millonario con Virginia Giuffre, que lo demandó en un tribunal de Estados Unidos por (presuntamente) haber abusado de ella cuando era menor y estaba dentro de la red de trata del millonario Jeffrey Epstein. Según publicó la prensa inglesa, el duque de York tendrá que pagarle a Giuffre 14 millones de euros y será la propia soberana quien lo ayudará a hacerlo.
Si bien la noticia debe haber resultado un bálsamo para toda la familia, fue un disgusto tan grande para la Reina que en su momento le retiró los títulos militares, los patrocinios reales y el status de Alteza Real, y ahora, a pesar del arreglo, no piensa en restituírselos. Lo que sí parece que Andrés mantendrá será el resto de sus títulos: el de duque de York (aunque los vecinos de esta ciudad ya pidieron que se le revoque), el de vicealmirante del servicio naval y el de consejero de Estado.
Por otra parte, se da por descontado que no participará de ninguna de las grandes citas oficiales de la agenda de los Windsor (se vienen grandes festejos por el Jubileo de Platino), pero existe la posibilidad de que el 29 de marzo, cuando se celebre una misa en la abadía de Westminster ante el primer aniversario de la muerte de su padre, el duque de Edimburgo (murió el 9 de abril de 2021), Andrés diga presente. Después, es probable que se mude a alguna de las propiedades que la Reina tiene en Escocia, con la premisa de mantener el perfil bajo.
LA FUNDACIÓN DEL HEREDERO, EN LA MIRA
En los próximos meses, el príncipe de Gales podría ser interrogado por la Policía británica a propósito de la investigación oficial que lleva adelante por un escándalo que salpica a su Fundación. Michael Fawcett, hombre de su confianza y director de la entidad hasta el año pasado, habría mediado para que el magnate saudí Mahfouz Marei Mubarak obtuviera el título de caballero y la nacionalidad británica a cambio de donaciones a la organización.
Clarence House negó que el heredero de la Corona estuviera al tanto de estos movimientos y The Prince’s Foundation entregó toda la documentación necesaria para apoyar la investigación y esclarecer los orígenes de los fondos con los que cuentan.
HARRY, INSEGURO
Desde que en marzo de 2020 se instalaron en California, los duques de Sussex, el príncipe Harry y su mujer, Meghan Markle, perdieron su protección policial financiada por los contribuyentes. A partir de entonces, el nieto de Su Majestad volvió al Reino Unido apenas dos veces y en solitario porque “no se siente seguro” en su tierra natal. De esta manera la Reina no sólo jamás pudo reencontrarse con su bisnieto Archie (2), a quien despidió siendo un bebé, sino que sigue sin poder conocer personalmente a Lilibet Diana, que ya tiene 8 meses.
El viernes pasado, el equipo de abogados del príncipe se presentó en el Tribunal Superior de Londres, donde tuvo lugar la primera audiencia preliminar del duque de Sussex contra el Ministerio del Interior. A través de ellos, Harry pidió una revisión judicial para reestablecer su protección policial cuando esté en su país e incluso ofreció pagarla él mismo ya que, por estar sexto en la línea de sucesión al trono y haber recibido amenazas, cree que sigue corriendo peligro. “Este reclamo se trata del hecho de que el demandante no se siente seguro cuando está en el Reino Unido debido a las disposiciones de seguridad que se le aplicaron en junio de 2021 y seguirán aplicándose si regresa”, dijo su abogado, Shaheed Fatima. Y agregó: “No hace falta decir que quiere volver para ver a familiares y amigos y continuar apoyando las organizaciones benéficas que están tan cerca de su corazón”. Habrá que ver cómo sigue la pulseada.
LA SUCESIÓN
Entre tantos frentes que contener, Isabel hizo público su deseo de que su nuera, Camilla de Cornwall, se convierta en reina consorte cuando llegue el momento indicado. Y, además de cerrar filas con Carlos, su heredero, se apoya en la energía y el compromiso de su nieto William (segundo en la línea de sucesión) y su mujer, Kate, que cada vez se vuelven más protagonistas y mejores representantes de Su Majestad.
Por supuesto, las especulaciones sobre cómo será la futura coronación de Carlos están a la orden del día. Se habla de una ceremonia en la abadía de Westminster mucho más rápida, sencilla y austera que las anteriores (el diario Daily Mail aseguró que los preparativos se están llevando adelante con el nombre clave de “Operación Golden Orb”), y que Carlos pretende que vaya en sintonía con lo que será su reinado, más moderno.
Hasta que la familia le dé un respiro, Su Majestad continuará demostrando que, ante la adversidad, sigue abrazando un principio al que le hizo honor desde el primer día de su reinado: la Corona está por encima de todo. Aunque duela.
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