El problema que sufre la monarca española acaparó la atención durante su último viaje
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Dos son, por estas horas, los temas que acaparan las conversaciones del mundo royal. El primero, el increíble debut de la princesa Amalia de los Países Bajos (20) como anfitriona en una visita de Estado. Y, el segundo, la inquietante foto de la reina Letizia de España (51), sentada en una silla durante el besamanos previo al banquete de Estado en el Palacio Real de Ámsterdam donde –justamente- la primogénita de los reyes Guillermo y Máxima era la gran protagonista. ¿Qué le sucedía a Letizia? ¿Cuál fue el motivo que la llevó a realizar una agenda no tan ajetreada, sino una más amable en su visita a los Países Bajos –la primera visita oficial a ese país desde la coronación marido, el rey Felipe VI- e, incluso, determinó varios de los outfits que lució en los dos días de estadía? La respuesta hay que buscarla en el neuroma de Morton, una inflamación del nervio interdigital del pie por compresión de los metatarsianos y que provoca fibrosis del nervio plantar. Aunque no es tan habitual, cuando se presenta, lo más común que se ubique entre el tercer y cuarto dedo del pie. En el caso de Letizia, la lesión está localizada en el pie izquierdo y, según se sabe, el dolor que padece es intenso -similar a una descarga eléctrica- y presenta adormecimiento de los dedos, entre otros trastornos que sufre de forma ya crónica y que están directamente relacionados con el uso excesivo de zapatos con punta demasiado estrecha y tacos muy altos. Desde que fue diagnosticada, en 2022, la monarca española ha cambiado stilettos vertiginosos por zapatillas, mocasines, chatitas o zapatos de taco más bajo. En eventos que duran más de una hora, como el banquete en el Palacio Real de Ámsterdam, Letizia optó por saludar a los invitados sentada en una silla, en una postura evita que los síntomas se agudicen.
LA GRAN PROTAGONISTA EN ÁMSTERDAM
Un sobrio vestido y una capa transparente, ambos de un color cargado de significado: azul royal. Pendientes con rubíes históricos, brazaletes y la increíble tiara Pavo Real, una de las joyas más preciadas del alhajero de los Países Bajos (la pieza, realizada con diamantes y rubíes en 1897 por la casa Johann Eduard Schürmann & Co para la reina Guillermina, bisabuela del rey Guillermo, fue rescatada en 2009 del olvido por Máxima, quien la ha usado ya en varias ocasiones). Regia y con un brillo especial en sus ojos, Amalia de los Países Bajos (20) debutó como anfitriona en uno de los eventos más importantes de la agenda royal de su país: la cena de gala que sus padres, los reyes Guillermo y Máxima, organizaron en el Palacio Real de Ámsterdam en honor a sus pares españoles, los reyes Felipe VI y Letizia, con quienes los une una gran amistad. Basta ver la foto oficial, tomada en uno de los salones, para ver el lugar protagónico que tuvo la primogénita de Guillermo y Máxima.
Con una banda y la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, su primera condecoración internacional (se la otorgó el monarca español por el “real aprecio a Su Ateza Real la princesa Catharina-Amalia de los Países Bajos”, según sus palabras), la heredera está en el centro exacto de la imagen, destacándose entre los demás: tanto sus padres como los monarcas españoles posan sentados; paradas a ambos lados están su abuela, la princesa Beatriz, y su tía abuela, Margarita, que sonríen y miran con complicidad a quien, en algún momento, será la próxima reina de los Países Bajos. “Nuestras monarquías parlamentarias avanzan juntas hacia ese futuro de la mano de dos jóvenes mujeres de su generación [en referencia a las princesas Amalia de los Países Bajos y Leonor de España] profundamente comprometidas con su nación y con su pueblo”, dijo Felipe en el discurso que brindó el miércoles, el primero de los dos días de la intensa agenda que él y Letizia tuvieron en los Países Bajos.
UNA HEREDERA QUE BRILLA
En esta visita de Estado de los reyes de España a los Países Bajos –la primera desde que Felipe fue proclamado rey, hace una década– se pautaron catorce eventos oficiales en tan sólo dos días. El jueves, al día siguiente de la gala, mientras los reyes Felipe y Guillermo asistían a foros empresariales centrados en empresas del sector de la ciberseguridad y fintech y, más tarde, se reunían para abordar temas vinculados a la cooperación en energía y clima, Máxima y Letizia visitaron en primer lugar LAB6, un centro dedicado a la salud mental para jóvenes ubicado en Ámsterdam y luego estuvieron en el Festival de Cine Español en el Teatro Real Tuschinski, donde participaron de un coloquio.
Enfrentar agendas y compromisos como estos forma parte del entrenamiento que la hermana mayor de las princesas Alexia y Ariane debe realizar para convertirse en el futuro en la monarca de su país. Desde que alcanzó la mayoría de edad, fue ganando protagonismo y, al mismo tiempo, presencia internacional. Tras cumplir sus 18 años (el 7 de diciembre de 2021), ingresó en el Consejo de Estado. En 2022, hizo su debut en el Día del Príncipe, una fecha de gran importancia para el calendario de la familia real neerlandesa: en esa ocasión, lució por primera vez las joyas históricas en el tradicional recorrido en la carroza. Tanto en la gran gira internacional de presentación por el Caribe, en febrero de 2023; en la visita oficial al rey Carlos III antes de su coronación, en mayo de 2023; y su presencia en el banquete de la boda de Huséin de Jordania, en junio de ese año, Amalia ha mostrado no sólo su elegancia con un estilo cool y relajado, sino también lo segura que se siente en su rol. Sin ir más lejos, el miércoles 17 pasado, el día de su debut como anfitriona, la princesa llegó –sonriente y tranquila– al Palacio Real junto con su peluquera y con una valija en la que llevaba el vestuario con el que dejó a todos boquiabiertos.
UNA DESPEDIDA CON ARTE
“La Reina y yo hemos asistido a muchas espléndidas representaciones culturales durante visitas de Estado. Pero nunca nos habían invitado a clausurar una visita de Estado en un lugar como este”, manifestó Felipe VI, refiriéndose a STRAAT, un museo con obras de arte urbano ubicado en un antiguo astillero de Ámsterdam y el lugar donde los reyes Guillermo y Máxima decidieron despedir a sus queridos invitados españoles.
En este último evento, en el que se inauguró una exposición de diez muralistas españoles y neerlandeses, Letizia llevó un impactante vestido asimétrico de Mohamed Benchellal, un diseñador árabe que reside en los Países Bajos que ha vestido tanto a la reina Máxima como a Rania de Jordania y, por supuesto, acá tampoco descuidó su calzado: optó por un modelo de Carolina Herrera de cuero y no muy alto. Amalia, por su parte, llevó un abrigo estilo trench de la marca Beaumont y un vestido de Phase Eight de largo midi y satinado en verde esmeralda, casi en la misma paleta de colores que eligió Máxima, quien optó por una propuesta en verde botella con toques en rosa del diseñador Jan Taminiau, uno de sus favoritos. Junto con sus padres, Amalia levantó su copa y –en español, un idioma que maneja a la perfección gracias a Máxima y a que vivió meses en Madrid– brindó con los reyes españoles por la amistad y por un próximo reencuentro.
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