De gira oficial junto al rey Guillermo Alejandro, enamoró a todos con su simpatía y su estilismo y volvió a ser protagonista excluyente
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El domingo 30 por la noche, los reyes de los Países Bajos aterrizaron en Atenas para una visita de Estado que duró tres días, invitados por la presidenta de Grecia Katerina Sakellaropoulou, en la que será su última gira de 2022. Un año marcado por el bajo perfil para los reyes Guillermo (55) y Máxima (51) y sus tres hijas, las princesas Amalia (18), Alexia (17) y Ariane (15), quienes, después de haber vivido meses de tensión, aprovecharon las vacaciones escolares de otoño en los Países Bajos, cancelaron sus actividades oficiales hasta el 31 de octubre y, antes de embarcarse rumbo a Grecia, viajaron en familia a la Toscana. Se trató de una escapada diferente a las que suelen hacer, sin posados oficiales ni visitas, donde el único objetivo era descansar unos días y reponerse del mal momento que atravesaron con las amenazas de las que fue víctima Amalia. La heredera del trono, que afrontó con ilusión su llegada a la universidad y, como cualquier joven de su edad, dejó el nido para ir a vivir en una casa compartida en Ámsterdam con algunos de sus compañeros, debió cambiar sus planes y volver al Palacio de Huis ten Bosch, en La Haya, tras haber recibido amenazas contra su seguridad de parte de la misma mafia que amenazó al primer ministro holandés, Mark Rutte.
COMO EN CASA
Cumpliendo con la que es su visita de Estado número veinticinco desde su investidura en 2013 (el viaje primero se suspendió por la pandemia y después por el estallido de la guerra en Europa), los reyes de los Países Bajos están felices recorriendo Grecia, un país muy especial para ellos: allí pasan sus vacaciones de verano año tras año. En el primer día de la gira, Guillermo y Máxima se levantaron muy temprano y dieron por iniciada su agenda oficial tras dejar una ofrenda floral en el monumento al Soldado Desconocido en la plaza Sintagna de Atenas. Para esa ocasión, la Reina eligió un vestido bicolor de la firma local Zeus+Dione –en un claro guiño fashion al país que visita y una forma de homenajearlo– de corte midi y falda con pliegues, que complementó con tocado con red de Philip Treacy en color blanco, stilettos con transparencias Gianvito Rossi, sus pendientes de perlas favoritos (los tiene en diferentes colores) y un espectacular broche a juego de perlas y diamantes que forma parte del conjunto de la Tiara de Württemberg y que perteneció a la reina Guillermina. Después, fueron recibidos con honores militares por la presidenta en el Palacio Presidencial de Atenas, y tuvieron un encuentro con el defensor del pueblo griego y holandés en el Instituto de los Países Bajos, con el que conversaron de migración y derechos humanos mientras compartían un desayuno. “Venir a Grecia es como volver a casa, pero nos damos cuenta de que esta visita tiene un motivo diferente”, dijo el Rey. “El problema migratorio de Europa es nuestro problema. Su frontera es también nuestra frontera”, agregó. Por la tarde, ya más distendidos, visitaron la Acrópolis y el Partenón –un paseo a pie que los dos disfrutaron mucho–, antes de reunirse con el alcalde de la capital, Kostas Bakoyannis.
REINA CERCANA
Como siempre, durante el banquete de gala que tuvo lugar en el Palacio Presidencial de Atenas el lunes 31 por la noche, Máxima encandiló a todos con su cercanía y su simpatía, se convirtió en la absoluta protagonista de la velada gracias a su estilismo, y se entendió muy bien con la anfitriona, la primera presidenta mujer en la historia de Grecia. Cabe destacar que, aunque el dress code era un misterio hasta último momento (como hace unos meses Felipe y Matilde de Bélgica hicieron una visita de Estado a Grecia y la etiqueta fue más relajada, con vestido largo para la Reina pero sin tiara, muchos medios especularon con que en este caso ocurriría la mismo), la soberana de Holanda no defraudó: estrenó un elegante traje de la firma griega Costarellos –muy de moda entre las celebridades– en color bordó, que combina terciopelo y guipure, de manga al codo, falda línea “A” y cuello perkins. Y coronó su cabeza con una de las grandes piezas del joyero de los Orange, perfecta para ese vestido: la Tiara Mellerio, encargada por el rey Guillermo III al joyero francés Mellerio dits Meller en 1888 para el cumpleaños número 30 de su mujer, la reina Emma, que cuenta con 385 piedras preciosas (en su mayoría diamantes y rubíes). Máxima también lució en la noche griega los pendientes, la pulsera y parte del broche desmontable a juego, y le puso su toque personal al look con un clutch en terciopelo de efecto acolchado.
UN GRAN COMPROMISO SOCIAL
El martes 1, por la mañana, la pareja real visitó la exposición World Press Photo sobre los derechos de las mujeres y también participó de una mesa redonda contra la violencia de género. Más tarde estuvieron en la clínica oncológica Elpida, en el hospital infantil Paidon, y en un concierto de niños refugiados organizado por la ONG greco-holandesa Connect by Music, ocasión en la que Máxima volvió a demostrar su arte a la hora de cargar de piezas elegantes su valija: llevó un vestido con capa de una de sus marcas favoritas, Claes Iversen, en color rosa empolvado, entallado con un cinturón XL del mismo tono, zapatos Gianvito Rossi, sobre Hermès y tocado de Fabienne Delvigne. Cerraron su segundo día en Atenas disfrutando de una actuación del Nederlands Danstheater en honor a la presidenta griega, y la reina de Holanda fue la estrella una vez más, enfundada en un traje de un solo hombro en color bordó también de Claes Iversen, el pelo peinado hacia atrás, los pendientes de diamantes de la reina Guillermina y el broche de diamantes con forma de horquilla que perteneció a la reina Emma y que ella sólo usó una vez, cuando posó vestida de luto tras la muerte de su marido. La visita terminó el miércoles 2, después de que Guillermo y Máxima recorrieron la ciudad de Salónica y asistieron a una sesión sobre sostenibilidad y agricultura.
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