A los 40 recién cumplidos, la actriz se anima a un balance de su vida y su profesión
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Prender la televisión para ver una novela o una tira del prime time en los 90 –y en los 2000 también– era sinónimo de encontrarse con Marcela Kloosterboer en pantalla. Empezó a trabajar a los 12 años y nunca más paró. La vimos crecer, ponerse de novia, separarse, encontrar al gran amor de su vida y casarse con él: dio el “sí, quiero” a Fernando Sieling en 2014. Y también la vimos convertirse en madre con la llegada de sus hijos Juana (7) y Otto (4). El 5 de julio pasado, Marcela cumplió 40 y decidió celebrarlo a lo grande con una fiesta en Casa Villa Julia, en Tigre, el mismo escenario donde se hizo esta producción de ¡HOLA! Argentina. Serena y dispuesta a la charla, se anima a un balance de su vida y su profesión.
–¿Solés festejar tus cumpleaños así o los 40 tienen algo especial?
–Sí, soy de festejar. Siempre suelo hacer una comida de mujeres en mi casa, con mis amigas, mis primas… Comidas vegetarianas, ese es mi festejo de cumpleaños siempre. Pero a los 30 ya había hecho gran fiesta, entonces a los 40 repetí.
–Pasa algo con el cambio de década, entonces…
–Para mí representa algo. Ahora estoy más consciente y en una etapa bien distinta. A los 30 no me había casado, estaba de novia, conviviendo… Ahora tengo dos hijos. Cambió mucho mi vida en estos últimos años y después de ser madre, el ritmo de trabajo con el que venía bajó.
–¿Fue algo buscado?
–Sí, y tengo la suerte de poder hacerlo. Me tuve que reeducar porque trabajo desde los 12 años. Pensá que yo terminaba de hacer una novela y me decía: “¿Y ahora qué hago? Estoy sin hacer nada, no me gusta…”. Lo trabajé mucho en terapia para poder decirme: “OK, estoy trabajando de otra cosa o estoy descansando o estoy siendo mamá o lo que fuera”. Los años me trajeron aprendizajes.
–Bajó la urgencia de ese “tener que llegar”, como si ahora no te corriera nadie.
–Claro. También sacar un poco la mirada del afuera y decir: “A ver, pará, ¿quisiera estar haciendo otra cosa? No. ¿Estoy contenta con este nuevo ritmo de vida? Sí”. Me encanta este equilibrio que logré porque me gusta estar con mis hijos, criarlos, bañarlos, ir a buscarlos al colegio, llevarlos a un cumpleaños, ser la mamá que está ahí, la pesada. [Se ríe]. Me gusta, lo disfruto. Nunca imaginé que iba a ser una madre así.
–¿Te imaginabas más desapegada?
–Sí, pero soy de Cáncer, así que era difícil. Me gusta estar pendiente de mis hijos.
–¿Qué hay de Marcela Klooesterboer a los 40 que te da satisfacción haber logrado?
–Estar presente en el hoy, disfrutar, haberme salido de la vorágine.
–¿Haber empezado a trabajar desde tan chica estuvo bueno?
–Para mí fue espectacular. No me gustaría que mi hija empezara a trabajar a los 12, pero porque estamos en 2023, con todo lo que conllevan las redes sociales, la tremenda exposición que hay en todo. Yo empecé a los 12 y creo que hasta los 19 no sabía ni cómo se medía el rating. Me acuerdo cuando esta estaba de novia con Mariano Martínez, él estrenaba un programa y yo le dije: “Voy a prender todas las teles de mi casa así si te doy rating”. “¡No, no se mide así!”, me respondió. [Se ríe]. Eso habla de mí, de cómo me tomaba el trabajo, nunca le di demasiada importancia ni estuve pendiente del éxito. Para mí, la actuación es algo que tiene que ver con el disfrute.
–¿Tu hija Juana quiere ser actriz?
–Algo artístico, seguro, pero no sé si va por la actuación. Es muy histriónica, muy extrovertida…
–¿Está tomando clases de actuación, baile o canto?
–No, no quiere. ¿Te digo que está haciendo? Está haciendo fútbol con su hermano. Su papá –que toca guitarra y piano– le enseña un poco y cantan juntos.
–Y Otto, ¿en qué se parece a vos?
–En la desesperación por la comida. [Se ríe]. Juana es como el padre. A ellos les das un alfajor y capaz lo dejan dos días en la heladera. ¡Yo me lo devoré al instante! Y Otto es igual que yo. Somos glotones.
–¿Qué otra cosa trajeron los 40?
–Me animé a liberarme un poco de los prejuicios. Queda mucho, creo que a los 50 lo voy a lograr. [Se ríe]. En esta profesión hay mucho prejuicio. Me acuerdo que cuando era más chica fui una de las primeras actrices en hacer fotos para una marca de ropa y estaba mal visto. “¿Es actriz o modelo?”. “Si es modelo, no es tan actriz entonces”. Y así.
–Con el vegetarianismo también te pasó algo similar, me refiero a las miradas prejuiciosas…
–¡Re! Pero eso lo tuve tan claro desde los 8 años que me importó nada lo que dijeran. Además, yo nunca fui de ir evangelizando sobre el vegetarianismo. Si alguien me consulta o mis hijos me preguntan...
–¿Tus hijos comen carne?
–Juana no tanto, Otto sí. Es una decisión de ellos porque el papá no es vegetariano. Hay veces que Juana me dice: “Hoy no estoy de ánimo para comer animales”. Y no come. Creo que es un proceso de cada uno, pero yo los educo con empatía hacia los animales.
–¿Sos tan buena, sana y casi angelical como se ve?
–¿Quién dijo eso? [Se ríe]. Soy buena gente porque tengo buenos valores. También es verdad que siempre me cuidé. No voy a ir a una fiesta de Pol-Ka y hacer un desmadre. Siempre me moví en un círculo privado y cuidado.
–¿Pero te emborrachás?
–¡Obvio que sí! [Carcajadas].
–Estuve viendo tu Instagram y todos los comentarios son buena onda. ¿No tenés haters?
–No, ¿viste? ¿Pero sabés por qué? Creo que es por ser auténtica, coherente con lo que digo y hago y no haber tenido ningún escándalo en mi carrera. Mucho menos ahora que tengo hijos.
–Cuidás mucho la intimidad de tus hijos, pero ¿te gustaría mostrarlos más?
–¡Me encantaría! Y por eso tengo un Instagram paralelo, sólo para amigos y familia, y ahí subo fotos de ellos. Juana no me deja subir muchas fotos de ella. “¿Qué subiste, mamá?”. Imaginate cómo me tengo que cuidar. Me encanta igual que ella me ponga ese límite, que no sea cholula.
–¿Ellos saben que sos famosa?
–Otto ni idea tiene, Juana se está dando cuenta ahora. Una vez me preguntó: “Ma, la mamá de fulanita trabaja con una computadora, ¿vos qué hacés?”. Este verano vinieron conmigo al teatro en Córdoba y ahí entendieron un poco más. El escenario, el público, el contacto con la gente, las fotos que me pedían a la salida…
“NO TUVE TANTOS NOVIOS”
–En todos estos años de profesión, ¿viviste alguna situación incómoda o de acoso?
–Nunca me pasó, pero es incómodo ser mujer en este medio y en el mundo. Por ahí, ahora menos porque todos estamos más alertas, pero ser mujer siempre es incómodo. Si yo tenía que ir a grabar una escena con un short bien cortito y mi compañero iba en bóxer, te aseguro que la que más incómoda se sentía era yo. El otro iba como pancho por su casa.
–¿Qué te gustaría hacer como actriz? ¿Qué te sacaría de tu casa?
–Hacer teatro me encanta. Hice Radojka el año pasado en Mar del Plata y eso me sacó de mi zona de confort y de mi casa tres meses. ¡Con lo que me gusta estar en mi casa! Y este año me fui a Carlos Paz a hacer la obra con Pedro Alfonso y Paula Chaves y la pasé bomba. La gente se reía de principio a fin y nos agradecía a la salida.
–¿Sentís que quedaste encasillada como actriz de televisión únicamente?
–Se encasilla bastante. Ahora voy a hacer teatro otra vez el año que viene. A mí la tele siempre me encantó y no reniego de eso, porque ¿cuántos quieren llegar a la tele? También en este mundo tan exigente, es como “¿Y por qué no hacés cine?”, “¿Y por qué no hacés lo otro?”. Yo no voy a preguntarle al que labura en una empresa: “¿Y por qué no sos gerente?”. No, no me meto. Tengo 40 y lo lindo del actor es eso, que podés trabajar hasta los 80 o más.
–Hace un rato nombraste a Mariano Martínez. ¿Cuándo te diste cuenta de que el amor no era por el lado de los actores o los famosos?
–Igual no tuve tantos novios, tuve sólo dos novios famosos. Un actor y un tenista [Gastón Gaudio]. Me han inventado tantos romances, me hicieron fama de comehombres y bastante tranquila fui. [Se ríe]. Siento que ese tipo de personas no eran para mí y lo fui aprendiendo.
–Y entonces apareció Fernando...
–Que trajo tantas cosas lindas a mi vida… Desde abrir los frascos que yo no puedo hasta… [Carcajadas]. Fer es la persona con la que quiero estar, es impecable por donde se lo mire. Muy simple, siempre está en eje y conectado. Me baja diez cambios. Además, es un padrazo. Compartimos valores y nos gusta hacer las mis - mas cosas: viajar, la naturaleza, salir a correr…
–¿Corrés?
–Sí, llegué a correr una maratón 21K con él. Nos acompañamos mucho en nuestras cosas, todo muy parejo. Me hace bien.
–En 2016, tu marido fue internado y se dijeron muchas cosas, desde un pico de estrés, hasta Ayahuasca y brote psicótico.
–Mirá, en ese momento de tanta exposición, me dije “¿Qué hago: salgo aclarar o no?”. Porque, aparte, ¿quién puede decirte qué hacer en esas situaciones? Nunca hablé nada de mi vida más íntima, nunca expuse nada y siento que no tengo por qué hacerlo. Nunca abrí la puerta de mi intimidad más profunda y en ese momento tampoco. Se dijeron un montón de cosas y yo preferí guardarme adentro de un capullo con mi círculo íntimo y dije: “Bueno, esto también pasará”. Momentos de crisis, momentos malos, imaginate todos los que vivimos. Hace 15 años que estoy con él y hemos tenido momentos de crisis, pero nunca los ventilé. Por suerte somos una pareja muy sana, emocionalmente hablando.
–¿Tuviste de las otras, las no tan sanas?
–Tuve alguna relación de esas y por suerte aprendí. Celos, mentiras, destratos… No, no es para mí. A mí me gusta estar tranquila y en paz, y compartir desde un lado que esté bueno.
–¿Fuiste infiel en algún momento?
–No, soy muy fiel.
–¿Te arrepentís?
–[Se ríe]. No. Siento que la fidelidad entra en el código de pareja que tengo y lo respeto. No es que sea cerrada, sino que a mí y a Fer nos funciona bien así.
–¿Quién es tu permitido?
–Bueno, viste cómo está Brad (Pitt) a los 60, ¿no? También Bradley Cooper podría ser. Me gustan los lindos, siempre me gustaron los lindos.
–Ahí fueron flores para Fernando.
–Y sí, él es un potro.
–¿Qué ves de acá hacia adelante?
–Siento que mi prioridad hoy, y desde hace siete años que nació Juana, son mis hijos. Acomodé mucho todo para poder estar con ellos. Ahora que ellos están más grandes, entonces, por ahí voy a empezar a laburar un poco más. Pero bueno, me volví medio vaga. [Se ríe].
Estilismo: Anita Korman y Millie Bressi Maquillaje: Bettina Frúmboli Peinado: Nacho López Fagalde
Agradecimientos: Casa Villa Julia (casavillajulia.com), Mishka, Ranji, Vestidor ideal, Heidi Clair, Etiqueta Negra y Fahoma
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