Junto a Felipe VI, en su primera gira oficial desde que comenzó la pandemia, visitó el principado de Andorra, un destino al que nunca había ido un monarca español
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La familia real española tuvo días de mucho protagonismo. Primero, la reina Sofía recibió la vacuna contra el coronavirus y sorprendió porque en breve había retomado su agenda para presidir la reunión anual del Queen Sofia Spanish Institute por videoconferencia. Después, la princesa Leonor se llevó las miradas durante su primer acto oficial en solitario en el marco del 30º aniversario del Instituto Cervantes. Y, por fin, ¡los Reyes salieron de gira!
Como “militante” de la moda sostenible, la Reina reutiliza prendas, y es habitual verla con pocos accesorios. La única alhaja que repite a diario desde abril de 2019 es su anillo de plata maciza chapada en oro con el sello de Karen Hallam
Felipe VI y Letizia emprendieron su primer viaje oficial desde que comenzó la pandemia y eligieron un destino que nunca había sido visitado por un monarca español, el principado de Andorra. La gira zarpó el jueves 25. Las celebraciones comenzaron en Barajas, donde se hizo una despedida oficial con honores en el pabellón de Estado de la terminal T-4. Allí los Reyes desfilaron su elegancia habitual y el atuendo de Letizia fue foco de las noticias. Una vez más, repitió una prenda. La reutilización y el low cost son habituales en ella.
Despertó asombro en los fashion victims que aquel diseño de Massimo Dutti –que también tiene la reina Máxima en su ropero– lo había vestido apenas un mes y medio atrás, durante la exposición “Concepción Arenal. La pasión humanista 1820-1893” en la Biblioteca Nacional de España en Madrid. Letizia siempre logra “revivir” sus prendas con accesorios distintos.
Cuando aterrizaron en Andorra, supieron que no sería una visita más: los andorranos los aguardaban en cada una de sus paradas. No bien llegaron, fueron bien recibidos en la Casa de la Vall, ubicada en Andorra la Vella, la capital del principado. Mientras caminaban hacia la antigua sede del Parlamento, en pleno casco histórico, el público los vitoreaba y sonaba el himno nacional a cargo de un dúo de violín y chelo. Los esperaban monseñor Joan-Enric Vives i Sicília, copríncipe episcopal y obispo d’Urgell, y Patric Strzoda, representante del copríncipe francés. Andorra tiene la característica de ser una diarquía, una forma de gobierno en la cual dos personas están al frente del Estado. En esta oportunidad son el obispo d’Urgell y el presidente de Francia, a los que también se los llama copríncipes. Luego está el jefe de Gobierno del principado de Andorra que hoy está representado por Xavier Espot Zamora, con quien Felipe VI se reunió luego de un encuentro ante los presidentes de los cinco grupos parlamentarios del principado.
En paralelo, Letizia partió rumbo a un acto en el Andorra Park Hotel. Comprometida con la educación de los más chicos y los jóvenes, se puso al frente de un coloquio para tratar el “modelo de inclusión de alumnos con discapacidad en los tres modelos educativos del país”, el español, el francés y el andorrano. En ninguna ocasión decidió cambiar su vestuario, algo que las reinas suelen hacer en las visitas internacionales. Fiel a su estilo sencillo, se mantuvo enfocada en lo que tenía para decir más que en lo que tenía para mostrar.
Por la noche, en el mismo hotel, se celebró la cena oficial, ofrecida por los copríncipes de Andorra. Letizia acaparó todas las miradas por varios motivos. El primero, su impresionante figura que podía admirarse gracias a un conjunto de pantalón y top con escote palabra de honor bordado con plumas que obligaba a poner la vista en sus brazos tonificados.
“Reconocer el ‘uniforme’ ideal de cada uno es un hallazgo. Letizia ha encontrado piezas y estilos con los que se siente cómoda y que todos identificamos con ella”, escribió María Luisa Funes en su libro Estilo Letizia
Dio cátedra de elegancia rompiendo uno de los códigos de etiqueta más antiguos de la realeza, el de mostrar los hombros. Pero hubo algo más que dejó a todos perplejos: Letizia no se quitó la mascarilla ni siquiera en el momento del brindis. Decidida a respetar los protocolos sanitarios, durante el primer día en Andorra no se le vio el rostro, un gesto que se repetiría el día siguiente.
Como dos turistas
El viernes 26, su último día en Andorra, comenzó con un almuerzo oficial organizado por el presidente del principado en la localidad de Ordino. Después, los Reyes pudieron hacer algo que disfrutan mucho: cultivarse. La primera parada fue en el colegio español María Moliner, donde los alumnos, que estaban muy felices de estar cerca del monarca y su mujer, agitaban banderas españolas mientras gritaban sus nombres. Después, hicieron una escala en la iglesia de Santa Coloma, una de las joyas del principado. De origen prerrománico, es uno de los templos más antiguos del país, construido entre los siglos VIII y IX, donde se conservan algunos frescos rehabilitados.
También caminaron por el paraje en el que está enclavada esta joya artística, una zona que refleja la riqueza natural del principado. Por último, recorrieron el Museo Casa d’Areny Plandolit, construido en el único ejemplo de casa señorial tradicional andorrana, cuya construcción data del siglo XVII.
Para ese día movido, la reina Letizia eligió un blazer de Carolina Herrera y pantalón sastre con largo hasta el tobillo que complementó con un cinturón de Möhel que generó que, a nivel estilismo, su cintura fuera la protagonista. ¿El detalle? Sandalias cerradas y sin taco.
“Reconocer poco a poco el ‘uniforme’ ideal de cada uno es un hallazgo personal. La reina Letizia ha encontrado piezas y estilos con los que se siente cómoda y que todos identificamos con ella. Ahora se limita a declinar de mil maneras su recién completado estilo personal, que seguirá evolucionando ligeramente a través de los años. Su nuevo status de reina de España la llevará a nuevos destinos, nuevos desafíos y exigencias. Con inteligencia y prudencia, a buen seguro bordará sus nuevas funciones y los atuendos que elija ad hoc”, escribió María Luisa Funes, ex directiva de Louis Vuitton, Gucci y del grupo Prada en el libro que tituló Estilo Letizia, publicado en 2014. Sus observaciones son atinadas porque Letizia no es una reina más y aprendió que a través de la moda puede comunicar y abrirle la puerta a la modernidad sin romper con la institución que representa.
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