Fue chica de tapa en los 80 y después se dedicó a su familia; desde la intimidad de su casa en San Fernando, revela: “Fue fuerte ser la cola más famosa del país, pero lo viví con inocencia”
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Su sobrenombre es sinónimo de una época y la tendencia de llevar el traje de baño con la cola al desnudo, que ella misma instaló en Punta del Este, también. Sólo dos palabras, Papina y cola-less, bastan para resumir un momento en la historia de nuestro país, marcado por la primavera democrática y un destape efervescente, del que María Josefina Fabbri (59) fue una de sus grandes protagonistas.
Pasaron treinta y siete años desde que Papina posó de espaldas para la tapa de la revista Gente. Era el verano de 1984 y ella tenía 21. “A la distancia lo recuerdo y fue fuerte ser la cola más famosa del país. De un día para el otro, todos sabían mi nombre. Yo lo viví con inocencia, por entonces la movida de Punta era ínfima”, recuerda hoy en su casa en San Fernando, donde accedió a posar con sus tres hijos, Kevin (26), Nicola (23) y Luna (17), para ¡HOLA! Argentina.
Son las seis de la tarde de un martes casi primaveral y Papina está emocionada. Este es su primer reportaje tras décadas de bajo perfil y dedicación tiempo completo a su matrimonio con Rodney Stuart-Milne, la maternidad, la casa. “Yo vivo en el País Papina, como llamo a mi mundo, desde hace años. Hacer estas fotos me movilizó muchísimo y me conectó con esa parte de mí que alguna vez fui y que mis hijos desconocían”, dice.
–¿Les contaste sobre tu pasado de it girl? Así te llamaríamos hoy.
–No, nunca hablamos de eso. Lo supieron en el colegio y por mi madre, Josefina, que murió el año pasado. A mamá le encantaba contarles de mí cuando iban a visitarla a Uruguay. A los varones, de chicos, los amigos les dijeron alguna que otra vez: “Che, tu mamá era la que mostraba la cola”. En el caso de Luna, fueron las madres. Después salió eso de “googlear” a la gente y me buscaron.
–¿Y qué descubrieron?
–Se toparon con alguna de las fotos de aquella época, pero tenían tan naturalizado verme en cola-less en la playa que no fue un tema para ellos. Desde que ellos tienen uso de razón uso el bikini diminuto.
LA PRIMERA “CHICA DEL VERANO”
Papina le debe su simpático apodo a su hermano Paulo y la tapa que la catapultó a la fama a un fotógrafo de la editorial Atlántida. Un mes antes de su boom, nuestra entrevistada, que ya era modelo, había participado de una producción de trajes de baño en Mar del Plata. “Todos creen que mi primer retrato en cola-less fue para Gente, pero no es así. Ellos inventaron el término cola-less y me instalaron como personaje, pero la primera foto salió publicada en Para Ti. Me la sacó un fotógrafo, que enloqueció cuando me vio caminando hacia la orilla con la bombacha metida adentro del traste”, recuerda la ex mannequin.
–¿Y cómo se te ocurrió usarlo así?
–Más que una ocurrencia, fue una cuestión del azar. Ese día hacía mucho frío en la playa y me puse a bailar para entrar en calor. Como el traje de baño era finito, se cavó. La temporada ya había empezado en Uruguay y el equipo de revista Gente, que eran de la misma editorial, me llamó para hacer nuevas fotos en la playa. Yo ni sabía que iba a ser tapa.
–¿Qué sentiste cuando te viste en la portada?
–Me vi fea, no era consciente del lomazo que tenía. [Se ríe]. Esa misma noche salí con mi novio y arrancó la locura, el “Papina, Papina, Papina”, las fotos, las fiestas y todo eso.
–¿Eras consciente de lo que generabas?
–Mirándolo en retrospectiva, entiendo que me hayan convertido en una suerte de mujer objeto, pero yo no lo registraba. Estaba de novia, muy en la mía, y no me enganchaba con las fantasías ajenas.
–¿Te gustaría que Luna siguiera tus pasos?
–Ella es muy distinta a mí y la época en la que vive es muy diferente. No la veo posando de espaldas, como lo hacía yo.
–¿Te viste expuesta a situaciones límite que no te gustaron?
–Siempre fui rebelde y libre, pero nunca me pasé de la raya. Mostraba la cola, sí, pero no viví rápido. Si bien estaba en un ambiente en el que se veía un poco de droga, esa no era mi realidad. Tenía una madre y un padre muy presentes, que me contenían, y siempre tuve noviazgos largos hasta que me casé con Rodney, el padre de mis hijos.
–¿Tuviste algún problema con los fotógrafos?
–No, eran muy profesionales. Nos íbamos a playas desérticas para hacer las fotos y nunca nadie me tocó ni un pelo. Todo era serio. Facturaron mucho conmigo y yo no vi un solo peso.
–¿Te genera bronca?
–No, porque ellos me inventaron y yo me lo tomé como un juego hasta que me salió un forúnculo en la cola y todo se desvirtuó. Una periodista me encaró en un desfile para pedirle que se lo mostrara. Dije que no, obviamente, y, a la semana, la revista Libre, que era muy sensacionalista, puso en tapa al médico que me lo había sacado, contando el procedimiento. Fue demasiado: una intromisión muy grande en mi intimidad.
–¿Decidiste dejar tu incipiente carrera de modelo?
–Y sí, se fue desdibujando. Dije que no a muchas propuestas de trabajo y por ende, dejaron de llamarme. A principios de los 90, que me casé, ya estaba en otro plan. Siempre fui Susanita y muy de la casa. Ser mamá era lo que más deseaba en el mundo y tomé a esta familia como mi propia empresa. Ahora que el nido empieza a vaciarse [su hijo mayor ya vive con su novia y la menor termina el secundario este año], me pregunto cómo hubieran sido las cosas si hubiera sabido moverme mejor.
–¿En qué sentido?
–Perdí oportunidades, podría haber aprovechado la fama para tener una profesión que hoy no tengo. Hubiera estado bueno, por ejemplo, aceptar la entrevista con Bernardo Neustadt o decirles que sí a varios reportajes que me quisieron hacer. También me convocaron para ser secretaria en Mesa de noticias y dije que no.
–¿Te arrepentís?
–No, pero ahora que los chicos están grandes quiero entrar en la década de los 60 con un par de cosas resueltas y el alma en paz. Está bueno aceptar lo que no fue también. Yo amo ser mamá, pero debería haberlo complementado con algo más.
–¿Como qué?
–Tal vez le ponga más foco a mi marca de ropa. El año pasado hice una colección de lino de muy buena calidad y la vendí toda de boca en boca. Ahora que estoy jubilándome de la maternidad, quiero dedicarme a algún proyecto de trabajo.
Producción: Consuelo Sánchez / Maquillaje y peinado: Joaquina Espínola / Agradecimientos: Benito, Heidi Clair y Delucca
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