Mientras sigue su tratamiento oncológico, la princesa de Gales dijo presente en el Trooping the Colour, uno de los acontecimientos más relevantes de la Corona británica
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Era la imagen más esperada. Por eso, cuando el pasado sábado Kate salió al balcón del Palacio de Buckingham durante el desfile militar Trooping de Colour tras casi medio año fuera de los actos oficiales por su cáncer, la multitud distribuida a lo largo de The Mall le dedicó una ovación conmovedora. Sonriente, con buen semblante y junto a su marido, el príncipe William, y sus tres hijos, George (10), Charlotte (9) y Louis (6), la princesa de Gales se veía feliz de participar en una de las citas anuales más relevantes en el calendario de la familia real británica que se remonta al reinado de Jorge II en el siglo XVIII y con el que se festeja el cumpleaños del monarca de turno.
Según dicen, la vuelta fue una decisión que tomó ella sola después de conversar con su marido, William, con su suegro, Carlos III, y con su equipo médico. “La familia es muy importante para la princesa de Gales y ella quería estar allí para apoyarla”, le dijo a HELLO! una fuente real, que agregó que el Rey, que adora a su nuera y es uno de sus grandes pilares en este tiempo difícil que ambos transitan (él también tiene cáncer) estaba encantado con su presencia. De hecho, en el balcón, la ubicó a su lado, un lugar que el año pasado ocupó William como heredero de la corona, y se los vio charlando animadamente mientras disfrutaban del espectáculo aéreo.
UNA CEREMONIA CON TODA LA POMPA
En su segundo Trooping de Colour como monarcas y por consejo médico, Carlos llegó junto a Camilla a bordo del Scottish State Coach en lugar de a caballo, como hizo siempre y como hicieron su hijo mayor, William, y sus hermanos Ana y Eduardo. Detrás de Sus Majestades viajaban Kate y sus hijos en el Glass Coach Kate. Y, tras ellos, Sophie de Edimburgo junto al duque de Kent y su hija Lady Louise; seguidos por los duques de Gloucester y Sir Timothy Laurence. Debido a la lluvia incesante, todos usaron carruajes techados en lugar de los clásicos landós descubiertos.
Ya en el balcón, las miradas cómplices entre los príncipes de Gales, que sin duda están viviendo su año más duro, fueron constantes, tanto como los mimos a sus hijos y las explicaciones al oído a Louis, que una vez más hizo gala de la espontaneidad propia de su edad bailando al ritmo de la Marcha tradicional “Hielan’ Laddie”.
Por otra parte, aunque se especulaba que también estuvieran en el balcón los sobrinos del monarca, que son miembros de segundo nivel de la Casa Real, no se vio ni a las princesas Beatriz ni a Eugenia de York, hijas del príncipe Andrés; ni a Peter Phillips y Zara Tindall, hijos de la princesa Ana. Debido a las excepcionales circunstancias que viven este año los Windsor, varias veces salieron a apoyar a Su Majestad y al príncipe heredero en algún acto público.
EN PALABRAS DE KATE
Unos días antes de su reaparición, fue la propia Kate quien dio la buena noticia con una foto tomada por el fotógrafo Matt Porteous en la que se la ve serena y mirando al horizonte bajo un sauce en Windsor, donde se encuentra Adelaide Cottage, la casa en la que viven los príncipes de Gales. En el texto, escrito de manera muy personal y realista, reveló que “estoy progresando bien pero, como cualquiera que esté pasando por la quimioterapia lo sabrá, hay días buenos y días malos”. También contó que “en esos días malos que te sentís débil y cansado, hay que ceder a tu cuerpo descansando. Pero en los buenos días, cuando te sentís más fuerte, querés aprovechar al máximo (…). Cuando me siento bien es un placer participar en la vida escolar, pasar tiempo personal en las cosas que me dan energía y positivismo, además de empezar a trabajar un poco desde casa”.
El tratamiento de Kate, que aseguró estar “impresionada” por el apoyo recibido desde que compartió su diagnóstico de cáncer, seguirá unos meses más. Y, si bien compartió sus ganas de poder participar en algún otro evento a lo largo del verano europeo, aclaró: “No estoy fuera de peligro todavía. Estoy aprendiendo a tener paciencia, especialmente con la incertidumbre. Tomando cada día tal como viene, escuchando mi cuerpo, y permitiéndome tomar este tiempo tan necesario para sanar”.
Su agenda seguirá siendo guiada por cómo se sienta y lo que le aconsejen sus médicos, pero no se espera que se la vuelva a ver en lo inmediato. “Muchas gracias por la continua comprensión, y a todos los que con tanta valentía compartieron sus historias conmigo”. Dicen en su entorno que la princesa leyó cada una de las miles de cartas que recibió desde que hizo pública su enfermedad –en muchos casos son personas que pasan por situaciones de salud similares a la de ella–, todos preocupados por mandarle los mejores deseos. Aunque no se sepa cuándo se la volverá a ver públicamente, es un hecho que su reaparición fue una enorme alegría tras tanto misterio en torno a su estado de salud.
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