En una producción espectacular, la conductora y “los muchachos de la familia” salen primera vez a las pistas del autódromo de la Ciudad de Buenos Aires
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Cómplices, unidos y atentos a cada detalle. Así nos reciben Karina Mazzocco (54), su marido, Omar El Bacha (52), y su hijo, Malek (17), en el box que tienen en el autódromo de la Ciudad de Buenos Aires. No fue fácil convencer a “los muchachos de la familia” –como les dice la conductora–, pero la idea de hacer las fotos en la pista los entusiasmó. Malek heredó la pasión por el automovilismo de su padre, quien supo de su amor por los autos cuando tenía apenas 13 años. “Cuando era muy chico, me pasaba horas jugando con autitos, les pegaba una cuchara con masilla en la parte delantera para que corrieran más rápido. Un día, en una reunión familiar, conocí a alguien que corría kárting en forma profesional y descubrí un mundo nuevo”, cuenta Omar. De a poco y sin sponsors comenzó a dar sus primeros pasos en ese mundo que lo llevó a participar en casi todas las categorías nacionales y algunas de Europa. Hoy, su hijo, tras correr en kárting, se entrena para empezar a competir en Fórmula Metro o la Fórmula Nacional, ambas categorías de la denominada Fórmula 4. “Confieso que ver correr a Omar y Malek me da miedo, pero es algo que los apasiona y trato de manejar mis temores”, asegura Karina. La conductora y su marido se conocieron hace 18 años mientras ambos hacían las compras en el supermercado. Él quedó embelesado, la ayudó con las bolsas, pero ella se negó a darle el teléfono. Entonces Omar averiguó dónde vivía y le mandó un ramo de flores con un celular adentro y un solo número agendado: el de él. Desde ese momento, nunca más se separaron.
–¿Cómo lograste compatibilizar tu fama con alguien que está alejado de los medios (actualmente es director de Dinamic Clean, una empresa dedicada al servicio de limpieza integral a empresas e instituciones) y cultiva el bajo perfil?
–Con Omar compartimos la vida. Hace casi 20 años que estoy en un estilo de terapia, un camino espiritual, que se basa en la psicología budista. Creo que todas las personas que hacen un recorrido espiritual tienen vidas mejores. Esto no quiere decir que sean más ricas económicamente o exitosas, sino que en el día a día, a pesar de los cimbronazos, van encontrando el lado positivo. Yo siempre busco el lado bueno de las cosas. Con estas herramientas mejoré todos mis vínculos, ni que hablar con mi pareja, porque en todos estos años hemos atravesado muchos momentos: pasamos de pasarlo bomba a algunas crisis. Este aprendizaje espiritual también lo puse al servicio de mi pareja. Obvio que Omar también. Él es una persona curiosa, con mucho interés por mejorar los vínculos, y eso ayudó en todos estos años. También te diría que tuvimos suerte de encontrarnos en un momento determinado de la vida y con ganas de que funcione. Estamos enganchados, nos gustamos, nos divertimos, hacemos planes juntos y separados, esa es la fórmula que nos resulta.
–¿Cómo transitás ser madre de un adolescente?
–Con gran felicidad. Por momentos digo “Pero si ayer era tan chiquito…”. Cuando corre o siento que está lejos, siempre lo encomiendo a Dios para que lo proteja. Todavía no sabe qué va a estudiar. A veces se inclina por Arquitectura, otras por Administración de Empresas. Nosotros lo vamos a apoyar en todo. Sabe que por más que se dedique al automovilismo tiene que estudiar una carrera. Soy una mamá alentadora, que lo impulsa en su crecimiento, en estado de disfrute y agradecimiento.
–¿A quién se parece más Malek?
–Malek es una mezcla total de los dos. De Omar, claramente sacó la pasión por la velocidad; ellos se encuentran en ese mundo. También es muy bueno con los números, como el padre. Creo que de mí sacó el ser muy cuidadoso, respetuoso al máximo, no es que Omar no lo sea, pero él es más mandado. También tiene un gran oído musical, y si bien yo toco más o menos todos los instrumentos, los toco y algo sale…
–¿Cómo describirías tu presente a los 54?
–Me siento en un gran momento personal, profesional y familiar. Las que ya tenemos más de 50 encontramos muchos beneficios en esta etapa de la vida. Me siento más confiada, más empoderada, mejor plantada, más segura, satisfecha. Esto me permitió mostrar otros colores como comunicadora.
–¿Te costó al principio conducir un programa diario como A la tarde, con panelistas y con noticias de la farándula?
–A través de todo mi trabajo personal fui venciendo mis prejuicios. Yo había hecho programas muy vanguardistas, como De a dos, Grandiosas y Transformaciones, entre otros. Pero la industria de la televisión me seguía viendo como una persona un poco rígida. Me parece que A la tarde me mostró en otra faceta. Nunca me había imaginado en un programa donde se hablara de la intimidad de la gente.
–Como está la televisión de hoy, debe ser muy difícil no “entrar en el barro”.
–Sí, y me han invitado a más de una pelea, pero no es lo mío, entiendo que otros lo saben hacer, pero yo no elijo eso.
–¿Cómo te preservás?
–Gracias a lo que te contaba antes, a la psicología budista. No soy budista, soy católica de base, pero no practicante. Con estas herramientas voy lidiando con cada situación que se presenta en lo cotidiano. La llevo a la terapia –cada 15 días tomo una sesión que dura dos horas– y ahí me alinean los patitos y me ayudan a mantenerme en eje. Hago meditación activa, que incluye caminar mientras contemplo la naturaleza y repito diferentes mantras hechos a medida con cosas que tengo que corregir e iluminar. Siento que eso me enriqueció la vida, bajó mis temores y me convirtió en una persona más segura.
–Cuando eras más joven, dabas la imagen de alguien distante…
–La gente decía que era muy seria, algo antipática, pero para mí esa distancia era valiosa porque me protegía. Con los años aflojé un montón, creo que estoy mucho más cercana. Igual no me gusta exponer a mi familia. Vos sos testigo del tiempo que tardaron mi marido y mi hijo en aceptar hacer esta nota. Lo bueno es que lo disfrutaron. Ellos me dicen siempre “La famosa sos vos”, y yo lo respeto.
–Las mujeres debemos vencer muchos prejuicios con el paso del tiempo. ¿Vos cómo los manejás?
–Lo más difícil del ser humano es la impermanencia; es difícil aceptar para casi todas las personas el paso del tiempo. Yo lo llevo de la manera más natural posible. Por supuesto que hoy en día hay un montón de tratamientos y maneras de atenuarlo gracias a la tecnología al servicio de la medicina, y uno puede echar mano a eso, pero hay un punto en el que no queda otra que aceptar. Si no lo hacemos, mientras más resistencia ponemos, más sufrimos. Ojo que hay un montón de cosas del paso del tiempo que están buenas, como la tranquilidad mental, la forma en que nos plantamos en la vida y en que nos volvemos más prácticas con la edad. Mi fórmula es realizar todas las cosas que me hacen sentir bien, sobre una base profunda de aceptación para evitar el sufrimiento.
–¿Sos vegetariana, hacés ejercicio?
–No soy vegetariana. Entreno tres veces por semana y hace casi dos años que hago más trabajo de fuerza con peso. No me interesa tener un lomazo, ya lo tuve a los 30 cuando hacía producciones de fotos recontra hot. En esta etapa quiero estar sana, ágil…
–¿Qué le dirías a esa Karina del pasado?
–Que hizo lo que pudo, con lo que tenía, en el momento en que se le presentaron las oportunidades. Obvio que con el diario del lunes habría hecho otras cosas, pero no tengo nada que recriminarle, sólo agradecerle.
Maquillaje y peinado: @solevergaraok
Agradecimientos: @celina.gonzalezbalcarce (estilismo), @bravashops, @las_del_este, @carlina_novak, @dizavatti_ y @srapeel
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