Dice que está feliz, que la gran familia Ortega le dio una cálida bienvenida. “Por fin veo la luz después de tanta oscuridad”. La batalla judicial con su ex y padre de sus hijos, Mateo (10) y Rocco (6), a quien no puede nombrar, continúa por la división de bienes, pero ella no va a dejarse vencer
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Cuando habla de amor, sonríe y sus ojos se encienden. “Estoy feliz, en paz, plena y tranquila, viviendo un momento de mucha alegría”, revela Julieta Prandi (40), a días de celebrar su primer año de noviazgo con Emanuel Ortega (43), a quien define como “un hombre con todas las letras, que está a mi lado en todo momento, pase lo que pase… Emanuel es un gran consejero, mi amante y mi mejor amigo. Es esa persona que me inspira ganas de todo, todavía siento nervios antes de cada encuentro”, dice durante la entrevista con ¡HOLA! Argentina. Una charla a corazón abierto que sucede en el bar Oliver’s, en el hotel Emperador, después de una espectacular producción de fotos.
EL CAMINO RECORRIDO
“Finalmente veo la luz después de tanta oscuridad”, dice la modelo y conductora de Sarasa (radio FM 100), que vivió lo que ella describe como “un infierno” que la llevó incluso a temer por su vida, tras años de violencia psicológica, maltrato y estafa por parte de su ex marido, Claudio Contardi, con quien tiene dos hijos, Mateo (10) y Rocco (6). “Lo material lo voy a recuperar o lo voy a rehacer, porque lo construí con mi trabajo. La libertad que tengo no tiene precio”, asegura Julieta, que el 28 de agosto de 2019 firmó la sentencia de divorcio, aunque aún está en curso una dura batalla judicial por la división de bienes, alimentos (que su ex no paga desde hace dos años), y régimen de visitas (que se encuentra suspendido para el mayor de sus hijos, que no quiere ver a su papá) en el Juzgado de Familia n°3 de San Isidro, y una causa titulada “Corrupción de menores” en el Juzgado de Escobar. “Me costó mucho animarme y tuve miedo, pero no estaba dispuesta a dejarme vencer. Pasé casi la mitad de mi vida en la oscuridad y fue muy difícil salir. Tardé todo un año en aceptarme, encontrarme, dejar de llorar y por sobre todo perdonarme. Me tenía que perdonar el hecho de no haber actuado antes, de haberme dejado abatir por el miedo. Me costó entender que los otros nos lastiman cuando uno lo permite. Y cuando lo entendí, sané heridas y pude sentirme bien conmigo misma, pude empezar a disfrutar de mi trabajo, de mi familia y de volver a enamorarme”.
–¿Cómo fue el proceso para sanar?
–Hice terapia, constelaciones, biocodificación y hasta estudié mi árbol genealógico para entender de dónde venían ciertos patrones. Ahí me di cuenta de qué era lo que tenía que corregir, sobre todo el poner límites. Es todo un aprendizaje saber decir “no”. Y lo intento poner en práctica en todos los aspectos de mi vida: con el trabajo y en cualquier relación, no solamente amorosa.
–¿Te costó volver a confiar en un hombre?
–Mucho. Pero más que volver a enamorarme, me costó volver a creer en mí. A principios del año pasado, cuando volví de Carlos Paz decreté que me iba a ocupar de mí misma. Al final de la temporada hice una travesía al cerro Uritorco, dormí en la cima y bajé distinta. Fue una experiencia reveladora. Después volví a Buenos Aires, me fui de vacaciones a Cuba con una amiga y le dije al Universo que estaba lista para encontrar a la persona indicada. No esperaba una media naranja. Por primera vez en muchos años me sentía completa y feliz conmigo misma.
–¿Qué le pediste concretamente al universo?
–Pedí el compañero que esperaba y que merezco para compartir mi vida, pedí que fuera un amor justo, equitativo y recíproco, correspondido, genuino y verdadero, sin mentiras. Y encontré a una persona que tiene todas esas cualidades.
UNA ROMÁNTICA PROPUESTA
Aunque después de separarse tuvo otros romances –salió con Guido Sardelli, el guitarrista de Airbag–, con Emanuel sintió que “iba en serio”, y al poco tiempo formalizaron la relación. “Me escribió por Instagram, y a los dos minutos pasamos al teléfono. Estuvimos dos meses hablando y escribiéndonos por WhatsApp, porque él estaba en Miami. Fue mágica esa espera, pensando en cómo sería nuestro encuentro… hasta que nos vimos personalmente cuando llegó a Argentina y no nos separamos más. Celebramos esa fecha de aniversario, aunque en realidad, a los pocos días nos pusimos de novios”, revela.
–¿Hubo propuesta formal de noviazgo?
–¡Por supuesto! Yo tenía que escuchar la pregunta para que se convirtiera en mi novio. Los dos somos muy chapados a la antigua. Él me carga con que me encanta la palabra retro, pero él es retro, vintage y de otra época… ¡y me encanta!
–¿Qué te enamoró de Emanuel?
–Su hombría y caballerosidad, su voz que me da paz. Es muy bueno escuchando y dando consejos. Además de ser mi amante, es mi mejor amigo. Y cuando estoy en sus brazos siento que estoy en mi hogar. Me identifico mucho con él. Somos distintos –en cuanto a las crianzas y a nuestras familias, profesiones o incluso en que vivimos en distintos países–, pero a la vez muy parecidos porque tenemos los mismos valores y entendemos la vida de la misma manera. Además, veníamos de situaciones similares, los dos separados con dos hijos [en 2018 Emanuel terminó su matrimonio de veinte años con Ana Paula Dutil; tienen dos hijos, Bautista, de 20, e India, de 15]. Él se estaba mudando a Argentina y reencontrándose con su familia. Yo estaba recuperando mi casa de Martínez –con una atribución del hogar que me dio el juez por un año–, y acercándome a mi familia de la que me había alejado obligada.
–¿Es cierto que Emanuel te gustaba cuando eras chica?
–Sí, me gustaba de chica, pero después se fue a vivir al exterior y le perdí el rastro. Me acuerdo que cuando él hizo la novela EnAmorArte, con Celeste Cid [2001], yo estaba haciendo Poné a Francella, y tengo el vago recuerdo que vino a tocar para cerrar el programa y compartimos escenario, pero no cruzamos palabra. No nos conocíamos.
–Hace poco contaste que era un experto planchador. ¿Se defiende en las tareas del hogar?
–Imagino que se acostumbró a planchar por los viajes y las giras. Y como es muy prolijo y perfeccionista, le gusta tener la ropa impecable. También es muy ordenado. La cocina, en cambio, no es lo suyo. Yo me defiendo un poco más, pero no me gusta tener la tarea asignada.
–¿Es de sorprenderte?
–Me ha sorprendido un par de veces, como para mi cumpleaños. Me regaló una máquina de escribir Remington de 1935. ¡Era mi sueño tener una de esas máquinas antiguas! Y me movilizó a tal punto que volví a escribir cuentos y poesía. Escribo desde los 12, siempre fue mi terapia, pero ahora me puse como meta escribir un libro. También le puse letra a una melodía de él. El arte nos une y nos apasiona: yo escribo, él compone.
–¿Te escribió alguna canción?
–¡Sí!... pero no esperes que te cuente detalles.
PRESENTACIONES FAMILIARES
Al poco tiempo de oficializar su relación, en agosto de 2020, comenzaron las presentaciones familiares. “Uno abre las puertas y presenta a los suyos cuando siente que la relación va en serio y elige proyectar”, dice Julieta. “Manu se lleva bárbaro con mis hijos y yo con los de él, y entre ellos también se conocen. Pupe (India) y Batu (Bautista) son divinos y miman mucho a los míos. Ella tiene una voz preciosa… seguramente de ahí salga una cantante. Y a Bautista le gusta la dirección de cine. Llevan el arte en sus genes”.
–¿Cómo te recibió la familia Ortega?
–Al poquito tiempo de comenzar la relación, conocí a sus padres. Como te dije, Emanuel es de otra época. Y él me acompañó a Miramar para conocer a los míos. Los Ortega son una familia hermosa, a la que quiero y respeto mucho. Cuando los conocí, él ya les había contado de mí y de mi historia, y charlamos mucho de la situación que había atravesado. Además, a Ramón yo lo había entrevistado un par de veces, la última en Gracias por venir, gracias por estar (Telefe). Es muy lindo charlar con él. Y Evangelina es una supermamá, está en todo. Es una mujer muy presente, la columna vertebral de todos. Y con sus hermanos nos fuimos conociendo en distintas etapas. Con todos me llevo muy bien.
–¿Con Ana Paula tenés relación?
–Nos habíamos cruzado en algún desfile, cuando arranqué, hace unos veinte años. Con Emanuel se separaron en muy buenos términos y tienen una excelente relación. A Ana Paula la respeto profundamente porque fue su compañera durante muchísimo tiempo y es la madre de sus hijos.
–¿Cómo articulan los tiempos de la pareja al ser los dos padres separados?
–No hay una organización estipulada, sino que fluye día a día. Mi casa es el centro de vida de mis hijos, donde duermen todos los días, entonces si me quedo a dormir en lo de Manu, ellos se quedan con la niñera.
–¿Tienen planes de convivencia?
–No, y todavía no lo hablamos. Creo que las cosas se dan cuando se tienen que dar. Por supuesto, pasamos todo el tiempo que podemos juntos.
–¿Te gustaría volver a casarte?
–A mí me funcionó muy mal, fue el peor momento de mi vida, en el que viví una noche eterna, pero fue una mala experiencia en general… no tengo ningún problema con el matrimonio si llegara la propuesta. No sé si llegaremos a esa instancia, pero elegirnos a diario para mí es más importante.
–¿Transitarías nuevamente el camino de la maternidad?
–Hoy te digo que no, pero… Igual no lo planificamos, ni lo estamos evaluando. En este momento compartimos un período de mucha expectativa laboral: él está componiendo y a punto de abrir su propio estudio en Buenos Aires. Yo con la radio, escribiendo mi libro, que va a ser un audio-libro en el que él me va a ayudar, y también compartimos otro proyecto para un programa de televisión con él como director artístico y yo como conductora, que esperemos salga.
–Emanuel vivió mucho tiempo en Miami. Si te propusiera irte a vivir al exterior con él, ¿te animarías?
–Actualmente por una cuestión legal te diría que no puedo, por mis hijos. Pero si estoy feliz, puedo vivir en cualquier lugar… no tendría problema. No me lo imagino en el corto plazo. Prefiero vivir este regalo que es el presente.
Producción: Agostina Mangino
Peinado: Juan Manuel Cativa para Mala Peluquería con productos Pantene
Maquillaje: Verónica Momenti con productos Vero Momenti
Agradecemos especialmente al Hotel Emperador, Agencia Publihunt, Laurencio Adot, Dot Store, Elite Chocolates y joyería Jean-Pierre
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