Las calles de Londres fueron escenario de los festejos por un reinado récord
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Resultó ser su canto de cisne. La última aparición pública de la reina Isabel II fue, sin dudas, la de más alto perfil de su vida. Su Jubileo de Platino, en junio de 2022, será recordada como una celebración sin precedentes que duró cuatro días y que la Reina la vivió con felicidad, rodeada de su familia. Tras hacer historia como la primera monarca que reinó 70 años, Su Majestad estaba decidida a participar en las festividades, a pesar de que sus problemas de movilidad le impidieran estar en todas ellas. En la víspera de aquel fin de semana XL de celebración, la Casa Real difundió una de las últimas fotos oficiales de Isabel II. Lucía un elegante outfit diseñado por Angela Kelly, quien estuvo a cargo del vestuario y de las alhajas de la Reina por más de veintiocho años. Llevaba, además, un collar de perlas con ribetes de diamantes. La foto –tomada por Ranald Mackechnie en el Victoria Vestibule, en el castillo de Windsor– fue compartida con el siguiente mensaje de Su Majestad: “Sé que muchos de los recuerdos felices son creados en ocasiones felices, como esta”. Y agregó que [la celebración del Jubileo] sería “una oportunidad para reflexionar sobre todo lo logrado durante los últimos setenta años, mientras miramos al futuro con confianza e ilusión. Espero que este sentido renovado de unión se sienta por muchos años más”.
En los años anteriores, el Trooping of the Colour –el desfile se hace todos los años en Londres y está protagonizado por los regimientos de la British Army– se había suspendido por la pandemia, y el Jubileo de Platino marcó su regreso. La familia real formó parte de la procesión hacia Horse Guards Parade, en el centro de la ciudad, para seguir de cerca este desfile militar, famoso por la pompa desplegada. Miles de personas se reunieron en The Mall, la calle que une el Palacio de Buckingham con Trafalgar Square, para poder ver de cerca a los príncipes George, Charlotte y Louis, los royals más jovencitos de la Corona británica. Por primera vez, los principitos acompañaron a sus padres en el evento. Con ellos también estaban Lady Louise Windsor y el vizconde Severn; y el conde y la condesa de Wessex.
LOS PRÍNCIPES DE LA NUEVA GENERACIÓN
Impecablemente vestidos en color azul, los pequeños royals de Cambridge fueron la gran atracción de la multitud, que los saludó con solemnidad durante el desfile. Representando a su madre, Carlos cabalgó junto con su hermana Ana, la princesa real, y con su hijo, el duque de Cambridge (hoy, príncipe de Gales), y recibió el saludo mientras la Guardia Irlandesa desfilaba con su nuevo estandarte. Desde Admiralty House, la familia real (también estaban el duque y la duquesa de Sussex) observó el increíble desfile, que contó con más de 1400 soldados que realizaron complejos ejercicios de campo de batalla con música. Cuando la procesión regresó al palacio, la Reina y su primo, el duque de Kent, salieron al balcón entre los vítores de la multitud para agradecer el saludo de sus soldados. Con el mismo atuendo azul pálido by Angela Kelly que usó para su retrato, la Reina regresó poco después al balcón. Junto con algunos miembros de su familia y los little royals de Cambridge y Wessex, la Reina presenció el deslumbrante vuelo de aviones militares, que terminó con estelas rojas, blancas y azules de los Red Arrows, tal como se conoce al grupo acrobático de la Royal Air Force. La imagen de la Reina –con lentes de sol, apoyada en su bastón, y emocionada por la exhibición– junto al príncipe Louis –que cerraba los ojos y se cubría los oídos con las manos para ahogar el ruido de los aviones– dio la vuelta al mundo.
DÍAS DE FIESTA
Después de encender simbólicamente una escultura del Árbol de los Árboles afuera del Palacio de Buckingham, Su Majestad decidió no reunirse con su familia a la mañana siguiente. El trayecto entre Windsor y Londres le había provocado “algunas molestias”. Fueron el príncipe Carlos y Camilla quienes, ya en el segundo día de celebración, tomaron la posta en el servicio de acción de gracias en la Catedral de Saint Paul. Su Majestad siguió el oficio religioso desde el castillo, acompañada por más de cuarenta miembros de la realeza, incluidos todos sus nietos. Tras el servicio a cargo del arzobispo de York, Stephen Cottrell,y mientras la Reina descansaba, los invitados reales viajaron al Guildhall de Londres para un almuerzo organizado por el Lord Mayor. Allí estuvieron las princesas Beatrice y Eugenie y sus maridos Edoardo Mapelli Mozzi y Jack Brooksbank, Zara Tindall y su esposo Mike, Peter Phillips, Lady Louise y su hermano James. También los duques de Sussex, Harry y Meghan, quienes hicieron su primera aparición pública oficial juntos en el Reino Unido desde que se fueron a vivir a Estados Unidos en 2020.
El Derby de Epsom –uno de los eventos anuales favoritos– fue el gran protagonista del tercer día del Jubileo. En representación de la Reina, estuvieron la princesa real Ana y su marido, Sir Tim Laurence, quienes habían pasado el día anterior visitando Edimburgo en su nombre. Pero Su Majestad siguió atenta la histórica carrera: “La miró por televisión muy cómoda, desde su sillón”, contó su nieta Zara Tindall. En el Derby, se rindieron tributos a la pasión de la Reina por los caballos y las carreras. El memorable sketch sorpresa de la Reina con el oso Paddington fue un hito de ese mismo día. La aparición del dúo fue inesperada para todos, televidentes e, incluso, sus bisnietos, el príncipe George y la princesa Charlotte. Después de tomar el té, compartir un sándwich de mermelada, y tocar “We Will Rock You”, de Queen, con cucharas en sus tazas de porcelana, una banda de rock inauguró la Platinum Party en el Palacio.
DIVERSIÓN FAMILIAR
Sir Rod Stewart, Alicia Keys, Andrea Bocelli, Duran Duran, Craig David, Diversity y Diana Ross…, la fiesta continuó con música. Y la familia de Su Majestad estuvo ahí, cantando y aplaudiendo. Hubo discursos tanto de William como de Carlos: “Nos conocés, hablás con nosotros. Te reís y llorás con nosotros y, lo más importante, estuviste ahí para nosotros durante estos 70 años”, dijo Carlos. En el último día de celebraciones, mientras las fiestas callejeras se replicaban por todo el país, Carlos y Camilla se unieron a un gran almuerzo de Jubileo en el campo de cricket Oval. Luego, The Mall y Buckingham Palace volvieron a ser el centro de atención cuando se puso en marcha el Platinum Jubilee Pageant. Tras una procesión de 42 unidades militares y de artistas que representaron las siete décadas del reinado de la reina, le siguieron campeones olímpicos en bicicleta y varios buses double decker que llevaban más de 150 “tesoros nacionales”: desde Sir Cliff Richard hasta Kate Moss, pasando por Katherine Jenkins y Chris Eubank. Y, si faltaba algo más, estuvo Ed Sheeran, cantando “Perfect”. El rugido de la multitud y los fuegos artificiales rojos, blancos y azules llenaban el aire con humo de colores cuando la Reina salió (por última vez) al balcón del palacio. No estaba sola. Junto con ella estaban a un lado Carlos y Camilla; y al otro, William y Kate con sus tres hijos. En el balcón, la línea de sucesión.
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