El jugador de los Pumas y la modelo dejaron su piso de Passy, uno de los barrios más exclusivos de la capital francesa, para escribir un nuevo capítulo en familia
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A pesar de que todos los días se levantaban con la magnífica vista de la Torre Eiffel, Juan Imhoff (33) y Natacha Eguía (30) no dudaron ni un segundo en dejar su piso de Passy –uno de los barrios más exclusivos de París– para instalarse junto a su hijo Bastian (1) en la pequeña comuna francesa de Igny. “El motivo más importante fue la cercanía al centro de entrenamiento donde tengo que ir prácticamente todos los días. En París estaba metiendo una hora en auto para ir al club. Después, obviamente, influyeron otros factores, como el bienestar de la familia y la extensión de los espacios. Y acá enseguida nos dimos cuenta de que hay otro estilo de vida, sin tanto stress ni ruido”, cuenta Imhoff, integrante de los Pumas que desde hace diez años se luce como wing en el equipo francés Racing 92. “Si bien nos encantaba nuestro departamento, terminó resultándonos muy chico, en especial para Basti, que necesita jugar y desplazarse. Cambiamos de aire sin estar tan lejos de la ciudad, de hecho, estamos a nueve minutos de París. Así que, si queremos organizar los típicos paseos por la ciudad, podemos seguir haciéndolo”, aclara Natacha.
–¿Qué es lo que más les gusta del nuevo barrio?
Natacha: Salís a la calle y no hay nadie que no te diga “¡Hola! ¿Cómo estás?”. Ese tipo de diálogo no lo ves tanto en el centro de París, donde se vive esa vorágine de la ciudad cosmopolita y la gente está a los empujones cruzando la vereda.
Juan: Creo que estamos en un momento en nuestras vidas que necesitábamos eso, salir un poco de la vorágine. Hoy tenemos una vida muy tranquila, disfrutando de esta paz… Hasta nos levantamos escuchando pajaritos. Como dice Natu, todos te saludan y hay un clima general de buena onda.
–Juan, ¿qué balance hacés de tu carrera construida en Europa?
–Hasta ahora todo ha sido positivo y de gran aprendizaje. Siempre estoy aprendiendo cosas nuevas, creo que eso no cambia ni con la edad ni con la madurez de un deportista. He vivido muchas cosas, pasé por todas las emociones, gané y perdí. Si tengo que hacer un balance, me quedo con haber descubierto en mí la capacidad de evolucionar, haberme animado a dejar mi país, crecer como ser humano, haber aprendido otros idiomas, otra cultura, otra historia y haber generado nuevas relaciones que me van a durar toda la vida.
"Necesitábamos salir de la vorágine de la ciudad. Y acá enseguida descubrimos otro estilo de vida, sin tanto stress ni ruido "
Juan
–Ahora que Basti es más grande, ¿qué actividades comparten con él?
Juan: Jugamos mucho con él y nos gusta la idea de dejarlo elegir y acompañarlo en ese camino.
Natacha: Hacemos todas las actividades que podemos. Tenemos pelotas de todos los tamaños y colores, así que nos entretenemos bastante. También salimos mucho por acá porque hay muchas granjas y ofrece mil actividades que tienen que ver con el campo, la agricultura, los animales… Esta es una de las cosas que más gustan de este lugar.
–Después de casi diez años juntos, ¿qué admiran uno del otro?
Juan: Me acuerdo cuando llegó Natu a París, enseguida admiré su fuerza para ir adelante a pesar de los miedos. Hoy me asombra su capacidad de meterse con algo y llevarlo a cabo hasta el final. Un ejemplo es su paso por la facultad… A veces me pregunto de dónde sacó esa fuerza de voluntad para terminar Relaciones Internacionales. Siento que tengo una compañera a mi lado, que está en las buenas y en las malas. Es la madre más cariñosa que pueda tener nuestro hijo.
Natacha: De Juan admiro su perseverancia y su determinación. Se pone un objetivo y también lo cumple a fondo. Además, tiene un amor y un corazón enorme por su familia y eso siempre me inspiró mucho. Y como padre, ¡chapeau! Desde que lo conozco siempre me dijo que quería ser padre y hoy me emociona ver cómo acompaña a Basti. Estoy feliz. Creo que cada año que pasa me voy enamorando más de él.
"Me emociona ver a Juan con Basti. Su amor y su corazón me inspiran… Creo que cada año que pasa me voy enamorando más de él"
Natacha
HOGAR, DULCE HOGAR
–¿Qué ambiente se convirtió en el corazón de la casa y por qué?
Natacha: La zona de la parrilla y la terraza enseguida lo convertimos en la sede oficial. [Se ríe]. Ahí hacemos muchos asados e invitamos amigos.
Juan: Tal cual, ahora que el clima empieza a estar lindo, la terraza se transformó en el lugar donde pasamos más tiempo. Igual, en esta zona llueve, sale el sol y vuelve a llover. Al final terminamos usando toda la casa. En el subsuelo tenemos nuestro gimnasio y estamos armando una sala de juegos.
"Todos estos años en Francia me ayudaron a crecer, a aprender otros idiomas, otra cultura y a generar nuevas relaciones que me van a durar toda la vida"
Juan
–¿En qué se inspiraron para ambientar la habitación de Bastian?
Natacha: En el método de enseñanza Montessori porque me encanta su modo de abordar la infancia. Los muebles los elegí teniendo en cuenta que, todo lo que hay en su cuarto, Basti lo puede usar sin tener que pedirnos que se lo alcancemos. Lo tiene al alcance de la mano: su silloncito, la cocina (le encanta cocinar como a su papá), la bibliotequita, los juguetes. La idea es que los mismos chicos puedan resolver lo que quieran hacer, sin pedirnos ayuda. Es su espacio.
–¿El vestidor lo comparten o cada uno tiene el suyo?
Juan: Nati tiene su dressing room. Es la única de la familia que lo tiene. [Se ríe]. Ella lo armó y lo diseñó como quiso.
Natacha: Es verdad. Yo tengo una habitación entera destinada a mi ropa. En cambio, los hombres de la casa tienen los vestidores que vinieron con los dormitorios.
–¿Y cómo tenés organizada tu dressing room?
-–Intento poner por temporadas y no por colores. También tengo ahí un coiffeuse (“tocador” en francés) donde guardo los maquillajes. La ropa traté de organizarla según su uso, lo que es de uso diario, los vestidos de noche o para salir.
–También armaron su propio gimnasio. ¿Entrenan juntos o cada uno tiene su rutina?
Juan: Con la proximidad que tengo al club la verdad es que estoy casi todo el día entrenando ahí. El gimnasio en casa me sirve para entrenar los días libres, es como una buena segunda opción.
Natacha: Yo estoy entrenando más con amigas. A veces nos encontramos con Juan, pero es duro entrenar con él. Creo que prefiero hacerlo con las chicas, que no me están retando todo el tiempo. [Se ríe].
"Destiné una de las habitaciones de la casa para tener mi dressing room. Los chicos, en cambio, usan los vestidores que vinieron en los dormitorios"
Natacha
–¿Cómo pensaron la cocina?
Natacha: La cocina es un lugar bastante utilizado por nosotros. A la mañana, Juan ya arranca con los panqueques de avena y todo el desayuno fit.
Juan: Siempre pedí tener espacio en la cocina para guardar todo lo que necesito para las dietas. Me gusta el orden y por eso necesito que no haya nada arriba de la mesada.
Natacha: Claramente eso es casi imposible. No tener nada en la mesada es un challenge complicado, pero lo estamos intentando.
–Después de un año y medio en pandemia, ¿fantasean con irse en algún momento de vacaciones?
Natacha: Siento que cada vez está más cerca la luz al final del túnel. En Francia de a poco están empezando a abrir los negocios y la vacunación se extendió a todos los mayores de 18 años. De hecho, nosotros ya estamos vacunados. Por eso te digo que creo que pronto vamos a poder salir y viajar.
Juan: Desde que empezó todo esto que no veo a mi familia argentina, por eso mi sueño sería poder ir allá. Hace poco hablábamos con Natu de cómo sería volver a viajar sin barbijo, pero también somos conscientes de que no todos están en la misma situación.
Natacha: Nuestra primera escala asegurada va a ser Argentina y después una isla bien lejos.
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