Monarca de quince reinos y jefa del Commonwealth, fue la soberana más viajera y las más famosa de la era moderna
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Isabel II visitó más de ciento veinte países de todo el mundo en más de doscientos setenta viajes. De hecho, comenzó su reinado mientras estaba de gira en Kenia, el día que murió su padre, Jorge VI. Además de haber viajado a cincuenta y uno de los cincuenta y cuatro países del Commonwealth, también visitó, en misión diplomática, países como Libia, Irán, Nepal, Tailandia, Chile, México, Rusia y China. Cuando renunció a los viajes al extranjero, en 2015, tras una última visita de Estado a Alemania y un viaje a Malta, la Reina ya había volado más de un millón seiscientos sesenta mil kilómetros, el equivalente a cuarenta y dos vueltas a la Tierra. Su travesía más larga fue una gira de más de setenta mil kilómetros por el Commonwealth en 1953, para la cual llevó doce toneladas de equipaje, y el país que más veces visitó –un total de veintisiete– fue Canadá, seguido de Australia, en dieciséis ocasiones. Además, Su Majestad desempeñó un papel diplomático vital para su país. Como cuando en 1961 voló a Ghana, en medio de una atmósfera de inseguridad, luego de que el presidente del país, Kwame Nkrumah, fuera amenazado de muerte. Y junto con la gira pasó a la historia su baile con Kwame Nkrumah en una gala de despedida en Acra, un gesto profundamente simbólico en una época en que el régimen del apartheid controlaba Sudáfrica, y América aún se regía por leyes de segregación. Su visita, considerada un éxito, garantizó la permanencia de Ghana en el Commonwealth. Durante su larguísimo reinado, se reunió con trece de los catorce presidentes de Estados Unidos (estaba embarazada del príncipe Eduardo en 1963, cuando Lyndon B. Johnson asumió la presidencia) y recibió la visita de líderes mundiales hasta bien cumplidos los 90 años. Desde su coronación, el 2 de junio de 1953, se reunió con tres pontífices en territorio del Reino Unido (la última en 2010, cuando tuvo un encuentro con Benedicto XVI), y viajó oficialmente al Vaticano en otras tres ocasiones (la última en 2014, cuando fue recibida por el papa Francisco).
MONARCA VIAJERA
En los últimos años de su vida, Isabel II recibió visitas de Estado de España, Holanda, Colombia, México y China, así como de Estados Unidos. Y a lo largo de las décadas que estuvo en el trono entabló sólidas amistades con líderes extranjeros, como con el presidente sudafricano Nelson Mandela, que la llamaba “Elizabeth” cuando hablaban por teléfono. Pero de todos sus logros en la escena mundial, haber podido darle continuidad a la unidad del Commonwealth fue, sin duda, el mayor orgullo de su reinado. La “familia de las naciones” contaba con sólo ocho países cuando fue creada por Jorge VI en 1949, en un momento en que Gran Bretaña estaba desmantelando su Imperio, mientras sus antiguas colonias buscaban la independencia. Isabel II se convirtió en jefa del Commonwealth en 1952, momento en el que declaró: “El Commonwealth no tiene ningún parecido con los imperios del pasado. Es una concepción totalmente nueva construida sobre las más altas cualidades del espíritu del hombre: la amistad, la lealtad y el deseo de libertad y paz”. El Gobierno, que quería englobar a estos países bajo una sola bandera unificadora, veía que la Reina era fundamental para conseguirlo. Y, desde entonces, muchos países se declararon repúblicas, pero permanecieron en el Commonwealth, en parte gracias a la figura y la personalidad de Isabel II. Así, bajo su dirección, el número de miembros aumentó a cincuenta y cuatro hacia el final de su vida, con lo que la población del Commonwealth ascendió a 2.400 millones.
CALMA Y PERSEVERANCIA
A lo largo de los años, hubo muchos rumores de descontento, llamamientos en contra de la Reina como jefa de Estado y cambios: en noviembre de 2021, por ejemplo, fue sustituida en Barbados por un presidente ceremonial, cuando la nación caribeña conmemoraba los 50 años de su independencia de Gran Bretaña. Así, la isla caribeña se convirtió en República. El príncipe Carlos voló al país para presenciar la ceremonia como invitado de honor, un acto que puso de relieve los lazos de amistad entre ambas naciones. Sin embargo, la mayoría de los países del Commonwealth prefirieron continuar vinculados a la monarquía inglesa.
La Reina deseaba que sus herederos compartieran su entusiasmo por la organización y ellos se comprometieron a apoyarla. Carlos, que sucederá a Isabel II como líder del Commonwealth –cargo no hereditario–, luego de haber sido elegido en una trascendental reunión en 2018, afirmó: “Por mi parte, el Commonwealth ha sido un rasgo fundamental de mi vida desde que tengo uso de razón, empezando por mi primera visita a Malta cuando tenía 5 años”. La devoción de la Reina por el movimiento la llevó a asistir a veintitrés de las veinticinco reuniones de Jefes de Gobierno del Commonwealth que tuvieron lugar desde 1971. En la última que estuvo presente, celebrada en Londres, ofreció una cena para líderes extranjeros en la Galería de Cuadros del Palacio, donde el presidente de Ghana, Nana Addo Dankwa Akufo-Addo, hizo un emotivo brindis en su honor: “Me corresponde expresar la profundidad de nuestro pesar colectivo de que ella ya no estará presente en nuestros procedimientos”, dijo. “Echaremos de menos su presencia inspiradora, su calma, su firmeza y, sobre todo, su gran amor y creencia en el propósito superior de esta Mancomunidad de naciones, en su capacidad de ser una fuerza para el bien”.
LA ESTRELLA MÁS BRILLANTE
En sus más de siete décadas como monarca, la Reina conoció a muchísimas personalidades destacadas del mundo del espectáculo, el deporte, la música y la política, quienes coincidieron en señalar que estar ante su presencia era una experiencia increíble tanto por la personalidad de Su Majestad como por su particular sentido del humor. Con su estilismo, Isabel II siempre supo destacar, incluso frente a las más rutilantes estrellas de Hollywood. Marilyn Monroe, por ejemplo, la mujer más fotografiada en su época, se mostró fascinada cuando saludó en persona a la Reina, quien lucía deslumbrante con un vestido negro de hombros descubiertos y la tiara de la Gran Duquesa Vladimir. El encuentro tuvo lugar durante la presentación real de la película The Battle of the River Plate (La Batalla del Río de la Plata), en la plaza Leicester de Londres, en 1956. Décadas más tarde, en 2009, la superestrella del pop Lady Gaga eligió un traje de látex color escarlata para conocer a la Reina en el backstage, luego de una actuación en el Royal Variety Performance, en Blackpool. “Quise vestirme como una reina a la manera británica, pero también a mi manera”, declaró la artista a Vogue en ese momento. “Tuve que bajar el tono de mi actuación, pero eso no importa porque soy una gran fan de la Reina”. Y Angelina Jolie, quien vistió un elegante traje gris claro de Ralph & Russo para reunirse con Su Majestad en 2014 y recibir de sus manos el nombramiento como Dama Honorífica del Reino Unido, por su labor y lucha contra la violencia sexual, la describió como una “dama encantadora realmente preocupada por la gente de todo el mundo”.
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