El cuidado del medioambiente, la educación y la equidad en el acceso a las vacunas por el Covid 19 fueron los ejes de sus actividades
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Una semana después de haber sido tapa de la revista Time (los destacó entre las cien personas más influyentes), los duques de Sussex dejaron su casa de Montecito, en Los Ángeles, y aterrizaron en Nueva York con una agenda marcada por el cuidado del medio-ambiente, la educación y la equidad en el acceso a las vacunas contra el Covid-19, entre otras causas sociales que abrazan. Inseparables (siempre tomados de la mano) protagonizaron su primer “viaje oficial” desde que decidieron escribir un nuevo capítulo de sus vidas a un océano de distancia del Palacio de Buckingham.
Para un viaje tan significativo, Meghan Markle, que jamás deja nada librado al azar y suele hacer de la moda una herramienta potente para expresarse, cargó una valija lujosa repleta de primeras marcas que podría estar valorada en 50 mil dólares. La sobriedad cromática, los cortes oversized, los pantalones anchos y de cintura alta, el minimalismo y los accesorios con guiños afectivos fueron el hilo conductor de su estilismo. A los 40 y a casi cuatro meses de ser madre por segunda vez (Lilibet Diana nació en junio), la actriz apostó una vez más a la elegancia sin estridencias, pero le sumó comodidad.
Su primer compromiso fue una visita al One World Observatory, donde antes estaban las Torres Gemelas. Con looks coordinados, un juego fashion que repiten cada tanto, recordaron a quienes murieron aquel 11 de septiembre y se reunieron con el alcalde Bill de Blasio, su familia, y la gobernadora Kathy Hochul. Y, como guiño a su marido, Meghan recuperó los aros de oro blanco de 18 quilates y diamantes, de Cartier, que usó cuando se casaron.
Ese mismo día, por la tarde, se reunieron con la embajadora de la ONU Linda Thomas-Greenfield. Meghan volvió a apostar por el estilo “working girl” y el pelo recogido. Fue criticada porque su suéter de manga larga y cuello polera (que ya había usado a la mañana) era demasiado abrigado para los 27 grados que hacían en Manhattan.
Al día siguiente, se reunieron con la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, y a la tarde visitaron la escuela primaria PS 123 Mahalia Jackson en Harlem. Allí, la nuera del príncipe Carlos leyó su libro, The Bench, a chicos de segundo grado. Esta vez, vestían relajados: ella con un colorido conjunto de blusa y pantalón fluidos y el pelo suelto, y el príncipe Harry con remera de cuello polo y pantalón de gabardina, para sentarse en el piso y disfrutar con los chicos. Al terminar, se unieron a Meisha Porter, rectora de los colegios de Nueva York, para hablar de alfabetización, y donaron dos cajas llenas de verduras y hierbas para apoyar el trabajo de la escuela en la promoción de alimentos frescos y saludables.
El sábado, pusieron broche de oro a su viaje sobre el escenario del Global Citizen Live, un festival organizado por Global Citizen que se celebró en el Central Park, entre otros puntos del planeta, en apoyo de la equidad en el acceso a las vacunas contra el Covid-19 y donde fueron invitados especialmente.
“Mi mujer y yo creemos que el lugar en el que naciste no debería dictar tus posibilidades para sobrevivir. Especialmente, cuando los tratamientos para mantenerte a salvo existen”, dijo él. Meghan, que en todo momento estuvo de su mano, aseguró: “Hay mucho que podemos hacer hoy para acercarnos al final de esta pandemia y por eso estamos aquí”.
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