En medio de críticas feroces porque ella era madre soltera y tenía un pasado cuestionado, vencieron los prejuicios y demostraron que el amor todo lo puede. El 25 celebran sus bodas de porcelana
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Al final, fueron felices, comieron perdices y se convirtieron en una de las parejas más consolidadas de la realeza europea: el 25 de agosto cumplen veinte años de casados. Sin embargo, la historia de amor de Haakon de Noruega y Mette-Marit Tjessem fue de esas en las que los protagonistas luchan los prejuicios. Pero también donde el amor verdadero todo lo puede. El 1 de diciembre de 2000, cuando la Casa Real hizo público el compromiso, se desató el escándalo: el heredero del trono se casaría con una plebeya que era madre soltera y tenía un polémico pasado ligado a la noche y a los excesos. Sin ir más lejos, el padre de su hijo había sido condenado por tráfico de drogas.
UN FLECHAZO ABSOLUTO
Haakon y Mette-Marit se conocieron a finales de los 90, a través de amigos en común, en el Festival Quart, el mayor espectáculo de rock de Noruega. Pero tuvieron que pasar unos años para que volvieran a encontrarse en el mismo escenario y se enamoraran perdidamente. Al poco tiempo, se fueron a vivir juntos, algo impensado para el heredero de la corona, y al anunciar la boda las críticas fueron tan fenomenales que el príncipe pidió “comprensión” y su novia se vio obligada a dar explicaciones. “Yo estaba en un ambiente donde se rompen muchos esquemas y, la verdad, lo siento. Tuve experiencias por las que pagué muy caro. Para que no haya dudas sobre mi posición hoy, me gustaría aprovechar esta oportunidad para condenar las drogas, pero por mucho que quiera, no puedo recuperar ni cambiar el pasado”, dijo MetteMarit con total honestidad.
Si bien hoy sabe que gracias a su compromiso y carisma se ganó el cariño del pueblo cuando a principios de año la consultaron al respecto, Mette-Marit aseguró que sintió pena por ella misma. “Hay algunos períodos en la vida, quizá en mi primera fase con Haakon, en los que todavía no puedo pensar sin tener que vomitar, porque fue muy duro, había mucha presión y llegué sin ninguna experiencia”, reveló.
LA PRIMERA BODA REAL DEL SIGLO XXI
El 25 de agosto de 2001, un minuto antes de las 17, el príncipe Haakon de Noruega y Mette-Marit Tjessem entraron juntos y de la mano a la catedral de Oslo, como protagonistas de la primera boda real del siglo XXI. Él llevaba su uniforme militar, mientras que su novia se veía radiante con un traje de líneas clásicas creado por el modisto noruego Ove Harder Finseth e inspirado en el vestido que lució la reina Maud, bisabuela de su inminente marido, el día de su boda con el rey Haakon VII. La tiara de diamantes de 1910 que coronaba su cabeza era un regalo de sus suegros, que fueron un gran apoyo en la adversidad.
Entre los ochocientos invitados (sólo la mitad estaba convidada al banquete posterior), hubo reyes, representantes de las Casas Reales europeas, y también estaba Morten Berg, padre de Marius, el hijo de la novia. Con sólo 4 años, el pequeño ejerció de paje y más tarde salió a saludar al balcón del palacio con los recién casados, en una postal inédita.
Años más tarde llegaron los hijos: a principios de 2004 nació la princesa Ingrid Alexandra (17 años, segunda en la línea de sucesión al trono), y en diciembre de 2005, Sverre Magnus (15), el único nieto varón de Sus Majestades. La familia –salvo Marius (23), que no forma parte de la línea de sucesión ni tiene título real y ya “voló del nido”– vive en el Palacio de Skaugum, en las afueras de Oslo. Este edificio, regalo de bodas de los reyes Harald y Sonia, tiene 140 ambientes, un jardín de quince hectáreas e instalaciones para la ganadería y la agricultura.
UNA DURA ENFERMEDAD
Cuando las amarguras parecían haber quedado atrás, hubo un nuevo sacudón en sus vidas. En 2018, la Casa Real confirmó que Mette-Marit padece fibrosis pulmonar crónica. “Mi habilidad para trabajar variará. El príncipe heredero y yo hemos decidido comunicarlo, porque en el futuro necesitaremos planear ciertos períodos de tiempo libre y sin programa oficial. Puede que ocurra durante tratamientos o cuando la enfermedad se encuentre más activa”, anticipó Mette-Marit. Casi un año antes, también le habían diagnosticado Síndrome de los Cristales, una enfermedad que le ocasiona mareos intensos y vértigo.
LA VOZ DEL AMOR
Días atrás, como una forma de anticipar los festejos por sus bodas de porcelana, la pareja dio una entrevista a la NRK, la radio pública noruega, y, entre otras cosas, se habló de los inicios de la relación. “La brillante chica sureña me impresionó. Me gustaba hablar con ella y me sentía seguro cuando estábamos juntos. El hecho de que tuviera un hijo pequeño me hizo dar cuenta de que no tenía miedo a asumir ese tipo de compromiso y responsabilidad”, reveló el príncipe. A lo que su mujer agregó: “Me vio. Me entendió. Y me abrazó”. Veinte años más tarde, el amor sigue intacto.
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