Cuatro inolvidables días de fiesta y una multitud en las calles marcaron el pulso de la celebración por sus 70 años de reinado
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Con sus 96 años, cumplidos en abril, Isabel II es la reina que más tiempo llevó la corona, setenta años, y la primera en celebrar un Jubileo de Platino en Gran Bretaña. Batió todos los récords y, en este excepcional aniversario recibió todos los homenajes posibles a lo largo de cuatro días que ella pudo disfrutar a su manera. Con muchos problemas de movilidad y tras el “agotamiento” del primer día, como contaría Kate, sólo tuvo presencia pública veintisiete minutos y tuvo que seguir la mayor parte de las celebraciones refugiada en su castillo… Pero eso también tuvo su parte buena, ya que pudo pasar tiempo con Harry y Meghan y disfrutar de sus dos bisnietos, Archie (3), al que no veía desde que era un bebé, y Lilibet, que fue presentada a la familia, en Buckingham, horas después del Trooping de Color, el desfile de los regimientos británicos con el que arrancaron las celebraciones.
LA DISCRECIÓN DE LOS SUSSEX
Los duques de Sussex fueron enormemente populares en su otra vida, pero, en esta visita, aunque Isabel II los recibió con cariño, ocuparon una posición secundaria. En el primer día de festejos, quedaron fuera del balcón y vieron el desfile desde una ventana del edificio del Estado Mayor. Desde allí vieron también al príncipe Carlos, al príncipe William y a la princesa Ana pasando revista a las tropas, montados a caballo, con sus uniformes rojos de coronel en jefe de sus respectivos regimientos. Muy lejos de su posición inicial, sólo se los pudo distinguir tras los cristales, bromeando con las nietas de la princesa Ana, mientras la Reina, con sus “18 elegidos”, la familia que trabaja activamente para la Corona, salía a saludar en Buckingham. Un momento que vivió emocionada: “¡Qué increíble!”, exclamaba Isabel II, mientras la multitud la ovacionaba y su bisnieto Louis de Cambridge (4) protagonizaba las imágenes más divertidas de la jornada tapándose los oídos para evitar el ruido de los aviones, hacía muecas y le pedía explicaciones a su bisabuela.
UNA NUEVA GENERACIÓN
El Jubileo de la Reina permitió descubrir un poco más a sus nietos más chicos, los hijos de los condes de Wessex, Lady Louis y el vizconde James; a la mayoría de sus doce bisnietos –incluso al hijo de la princesa Eugenia, August Brooksbank, que debutó con un año en el Jubileo–, pero no hubo tanta suerte con los hijos de Harry y Meghan, aun coincidiendo la cumbre con el primer cumpleaños de Lili Diana (4 de junio), que festejaron con amigos y algunos de sus primos, aunque no con los hijos de los duques de Cambridge, en Frogmore Cottage, su casa en Windsor.
Más allá de la misa de Acción de Gracias, que tuvo lugar en la catedral de Saint Paul, Harry y Meghan casi no salieron. Sin embargo, transcendió, sin confirmación oficial, que vieron el concierto con la Reina en Windsor, que el viernes visitaron al príncipe Carlos y Camilla en Clarence House y que, horas antes de que terminara el Jubileo, ya estaban volando rumbo a Estados Unidos, donde viven. Si hubo un abrazo de despedida con el príncipe Carlos, el príncipe William y la duquesa de Cambridge, no se sabe. Pero, en el acto más solemne del Jubileo de Platino, de alguna forma quedó claro –también para los cuatrocientos invitados a la iglesia– que puede haber una tregua, aunque la paz definitiva no está firmada.
NO SE MIRARON
A la entrada de Saint Paul, los duques de Cambridge no los miraron y Harry y Meghan también mantuvieron su cabeza al frente, después de reaparecer, entre aplausos y abucheos, sin soltarse la mano en ningún momento. Se sentaron en el lado opuesto al lugar de honor que ocuparon el príncipe Carlos, que presidió la misa en ausencia de su madre; Camilla, y los duques de Cambridge, los miembros de la realeza de mayor rango. Después partieron solos, mientras que el resto de la familia se desplazó al Guildhall, donde el alcalde de la City de Londres, Sadiq Khan, ofreció una recepción en honor a Su Majestad.
En ese momento, no lo sabíamos, pero ya no los volveríamos a ver. Se quedarían dos días más, pero lejos de todos los escenarios.
EN LA COCINA CON KATE
La segunda jornada de celebraciones comenzó a todo galope con el Epsom Derby, la carrera más prestigiosa del calendario hípico británico, que Isabel II también se perdió. En su representación fue la princesa Ana con su marido, el vicealmirante Sir Tim Laurence, y sus dos hijos: Zara, quien diría que la Reina estaba viendo el día del Derby de Epsom en su casa, en el sofá, con su “ropa cómoda”, y Peter Phillips (44), que nos dio la otra sorpresa del Jubileo. Casi un año después de divorciarse de Autumn Kelly, aparecía en público por primera vez con su novia, Lindsay Wallace, hija de un magnate petrolero, compañera de colegio de su hermana y madre de dos niños. Wallace, que tiene una relación estrecha con las hijas de Peter, Savannah (11) e Isla (10), tal y como se vio estos días, había sido presentada a Isabel II durante una partida de caza, en la finca de Windsor, a principios de año, pero este debut público y en familia apunta a compromiso y a boda.
Durante estos cuatro días, los principales festejos fueron en Londres pero, para incluir a todos los ciudadanos, los miembros de la familia real se repartieron para visitar las otras tres naciones del Reino Unido. A los Cambridge, como herederos del trono, les tocó Gales, donde hicieron una aparición sorpresa junto a los príncipes George y Charlotte. Estuvieron en los ensayos generales de un concierto en el castillo de Cardiff, probaron las luces y el sonido y dirigieron una orquesta con una batuta-lápiz mientras tocaban “We Don’t Talk About Bruno” (de la película Encanto). Allí, Kate contó que George estudia guitarra eléctrica y Charlotte, piano.
LA REINA Y EL OSO PADDINGTON
Más tarde, se unieron a Platinum Party, con 22 mil invitados. Un espectáculo repleto de estrellas –organizado por la BBC, en tres escenarios frente al palacio de Buckingham– y con una puesta en escena para una experiencia de 360 grados con 70 columnas de luz (una por cada año de reinado). Y con una primera sorpresa, incluso para una gran parte de su familia: el sketch humorístico de la Reina y el oso Paddington tomando el té.
Abrió el show el grupo Queen, con el cantante estadounidense Adam Lambert, y participaron, además, Rod Stewart, Diana Ross, Alicia Keys, Duran Duran, el representante de Eurovisión Sam Ryder, el alemán Hans Zimmer, Andrea Bocelli y Elton John. También hubo históricos discursos de dos futuros reyes: el príncipe Carlos –el de William se centró en la necesidad de recuperar el planeta para futuras generaciones– se dirigió a la Reina como “mamá” y “Su Majestad” para decirle: “Reís y llorás con nosotros y, lo más importante, estuviste ahí para nosotros”, destacando que lo que la impulsa cada mañana es seguir sirviendo al pueblo. “Papá hubiera disfrutado el espectáculo y se hubiera unido a nosotros de todo corazón para celebrar todo lo que sigues haciendo por tu país y tu gente”.
DESFILE HISTÓRICO
Las celebraciones concluyeron el domingo, con dieciocho millones de personas participando en los 85 mil almuerzos del Big Lunch Jubilar y un gran desfile con el que diez mil personas recordaron su coronación (1953). La comitiva estuvo encabezada por la Gold State Coach, el carruaje de oro, de 270 años, en el que viajó entonces en la abadía de Westminster y no se había visto en veinte años. Desde sus ventanas, la Reina, convertida en holograma, saludaba a la multitud igual de joven que aquel lejano día de hace setenta años.
LA REINA, EN EL BALCÓN
El Jubileo terminó con un saludo de la Reina desde el balcón de Buckingham. Vestida de verde esperanza y apoyada en el bastón que perteneció a su marido, el duque de Edimburgo, le dio a la nación un broche final de platino con su presencia y también con una visión de lo que vendrá cuando ya no esté. A su lado, sus tres herederos, Carlos, William y George, y dos futuras reinas, Camilla y Kate, además de la princesa Charlotte y el príncipe Louis.
“Me sentí honrada y profundamente conmovida al ver a tanta gente tomar las calles para celebrar mi Jubileo de Platino. Aunque no pude asistir a todos los eventos en persona, mi corazón estaba con todos ustedes y sigo comprometida a serviles lo mejor que pueda, apoyada por mi familia”, expresó la reina de las reinas.
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