Instalada en Nueva York, habla de su nueva vida: su flamante noviazgo con un heredero neoyorquino, el disco de trap y R&B que está terminando allá, y la situación de acoso que vivió por primera vez en veinte años de trayectoria
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Hay personas que tardan una vida en hacer todo lo que ella logró antes de cumplir 30 y, ahora, Brenda Asnicar (29) va por más. Instalada en Nueva York, donde aterrizó hace unos meses en busca “de un nuevo sonido”, esta porteña que empezó a trabajar en televisión a los 11 años quiere pasar de nivel en su carrera musical y está haciendo todo lo que está a su alcance para lograrlo.
“Llegué en modo empresaria. Vine a armar una estructura administrativa y a crear música. Ya formalicé mi sello discográfico, Bandida Records, estoy produciendo mi disco de trap y R&B, grabé dos videos y estoy preparando un show para salir a tocar este año por Argentina. Después de tanto encierro, sueño con interpretar todas mis canciones arriba de un escenario”, cuenta la artista, que se convirtió en ídolo infantil a los 16, con su papel de Antonella, la malvadísima líder de “Las Divinas”, en el boom televisivo Patito Feo.
BUSCAR NUEVOS SONIDOS, ENCONTRAR UN BUEN AMOR
Hace días que Brenda viene jugando al misterio con unas historias en Instagram dedicadas a quien parece ser el nuevo dueño de su corazón. Atrás quedó Duki (25), el trapero sensación con quien convivió durante la cuarentena en 2020, y también su ex marido, Alejandro Angulo, el empresario con quien estuvo seis años en Colombia. En un pasado muy lejano, “flota” el recuerdo de su noviazgo con Carlitos Tevez –ella tenía 17 y él, 26–, un romance que fue tapa de revistas y que, a diferencia de sus relaciones posteriores, no terminó bien.
–¿Quién es este señor que venís presentando en tus redes?
–Se llama Adam Justin, es neoyorquino y tiene 29 años como yo [se dedica a los bienes raíces y trabaja para Justin Management, la compañía de su familia]. Es fanático del rock de los 70, lee literatura japonesa, ama los caballos y la naturaleza. Es sencillo, familiero, tiene unos ojos azules que no se pueden creer y un sentido del humor muy parecido al mío.
–¿Cuándo y cómo se conocieron?
–Una semana después de instalarme acá, en un speak-easy. Esa noche me invitó a ver jazz y me robó el corazón. Fuimos al mítico club Blue Note y lo pasé espectacular. No quería volver a enamorarme, pero fue inevitable. Estoy muy contenta.
–¿Ya son novios?
–Sí, estamos de novios, pero no hubo pregunta formal. Un día dio por hecho que yo era su girlfriend y quedó.
–Siempre resguardaste tu vida privada. ¿Qué te motivó a mostrar fotos de él?
–Nunca mostré mucho por respeto a mis parejas. A Adam le encanta lo que hago, no se esconde y no tiene mambos.
–¿Cómo fue decirle que en tu país sos muy famosa?
–Viaja mucho a Argentina por el polo y después de conocernos sus amigos le contaron quién era yo. Fue lindo arrancar una relación con una persona que no sabía nada de mí.
EL PRECIO DE LA FAMA
Antes de volar a Manhattan, Brenda se vio envuelta en una polémica. Alguien en Internet dijo que se veía un plato con unas líneas de una sustancia en un video que ella compartió en las redes. Internet hizo lo suyo y la teoría se viralizó. “Decían que era cocaína y nada que ver. Estoy harta de esas notas click-bait [es un tipo de contenido sensacionalista pensado para generar clics]. Los medios no pueden evitarlo, pero no tienen idea del daño que hacen”, responde tajante.
–Optaste por el silencio, ¿por qué?
–No quería salir a dar explicaciones. Me parece mejor demostrar quién soy con hechos. Con una amiga estábamos haciendo chistes, tomando vino, bastante copeteadas, matándonos de la risa. En mi vida haría algo así, ni siquiera sabía que eso estaba ahí.
–¿Por qué borraste el video?
–Por el caos que se generó al día siguiente. Me indigné porque se me terminó vinculando con algo que no tiene nada que ver conmigo y que no es verdad.
–Empezaste muy chica y llevás muchos años trabajando. ¿Alguna vez te viste expuesta a una situación de acoso?
–Me pasó hace poco. Un productor argentino que vive en Miami, un impresentable, me propuso acostarme con él para darme un trabajo. Me contactó para un proyecto y al final de la charla me dijo que iba a tener que hacer “algo” para convencerlo. Fue muy perverso. Tengo todas las capturas de la conversación.
–¿Te había pasado algo así antes?
–Nunca en la vida. También me dijo que me veía descarrilada y que su equipo le decía que no me contratara… Una psicopateada total. Por suerte estoy rodeada de gente maravillosa que me protege.
–¿Qué te queda por hacer?
–Cantar en el Madison Square Garden. La primera vez que fui le dije a mi papá que quería cantar ahí y él me dijo, sin dudar: “Vas a cantar acá”. Esa confianza que tiene mi familia en mí me da fuerza.
Agradecimientos: Pablo Salazar (fotos), Joty Cepeda (styling), Goretty Trujillo (maquillaje) y Ana Lucía Bermúdez (ropa)
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