A sus 25 años, brilla en teatro y forma parte del elenco de Buenos chicos, la nueva tira de Polka
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“Cuando estaba terminando la primaria me preguntaron en el colegio qué quería ser cuando fuera grande, y yo dije con total convicción: ‘Voy a estudiar comedia musical’”, recuerda Rocío Hernández (25) con una sonrisa al hablar de su temprana vocación artística. Y aunque de chica soñaba con llegar a las tablas de algún teatro de calle Corrientes –actualmente se la puede ver en la obra Querido Evan, en el Metropolitan–, no pensaba en la actuación como su principal forma de vida. Fue recién durante su último año de la secundaria que un test de orientación vocacional la impulsó a dejar de lado el mandato interno de tener que estudiar una carrera tradicional y, con el apoyo de su familia, se animó a inscribirse en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). “Dije: ‘Creo que quiero ser actriz, y una actriz completa’, así que a la par hice diferentes talleres de canto, baile y música”, cuenta Rochi –como le dicen sus íntimos– a ¡HOLA! Argentina desde el sillón de su casa en San Isidro.
–¿Cómo es eso de que te descubrió Nicolás Repetto en un acto escolar?
–Iba al colegio con Renata Repetto, que es un año más chica, y actuamos juntas en mi último concert. Cuando sus papás, Nicolás Repetto y Florencia Raggi, me vieron arriba del escenario, le dijeron a Javier Furgang, su representante, que me contratara. Y, casualmente, Javi es el papá de una compañera mía del secundario. Un día fui a su casa y me dijo: “En general, la gente se acerca a mí, pero yo me acerco a vos porque me interesa que trabajemos juntos”.
–En pocos años pasaste del teatro independiente y un bolo en Las estrellas a trabajar con Disney, filmar una película con Adrián Suar y grabar una serie con dos ganadores del Oscar…
–Mi sueldo fijo venía de las clases de canto que daba. Cuando hice un reemplazo en el musical Casi normales fue re importante porque significó la entrada a ese sueño que tenía de chica de estar en calle Corrientes. Después, no puedo evitar comparar lo que fue mi carrera pre y post pandemia.
–¿En qué cambió?
–Antes estaba muy enfocada en formarme, tomaba clases de todo porque hay algo de estudiar que me interpela mucho. Durante la cuarentena me agarró una cosa como egoísta de decir “no vuelven más los teatros, la tele, el cine. Estoy arrancando mi carrera, quiero vivir de esto y nunca más voy a poder hacer lo que amo”. A fines de 2020 me empecé a angustiar mucho y tuve una charla con mi vieja muy reveladora, donde sentí que hice una limpieza de eso que sentía.
–¿Qué te dijo tu mamá?
–Mi vieja es lo más, es muy de las energías. Me dijo: “Me parece que estás muy cargada, que tuviste mucho miedo este año, tenés que soltar para dejar que entren cosas nuevas”. Justo había tenido una audición muy frustrada. Después de esa charla lloré mucho, pues pisciana [Se ríe], e instantáneamente miré el celular y tenía un mensaje de un director de casting. No lo podía creer. Eso habilitó un montón de cosas nuevas y entré en una rueda laboral que nunca terminó. Me llamaron para una obra en Paseo la Plaza, después quedé en Entrelazados, una miniserie de Disney, hice la película Cato, la serie Night Sky para Amazon Prime y 30 noches con mi ex, con Adrián Suar y Pilar Gamboa.
–¿Cómo fue la experiencia de trabajar en Estados Unidos?
–Grabamos tres meses en Chicago y diez días en Jujuy. Hoy lo pienso y digo “¿Eh, de verdad esto pasó?”. Fue raro y hermoso a la vez. Es loco porque es una experiencia que puede parecer extraordinaria, pero a la vez fue lo más normal del mundo. Está el contraste de la llegada a una gran ciudad, el primer día en el set todo es gigante, pero después, salvo por la diferencia de presupuesto, es la misma dinámica. Lo más loco fue el catering, era como un supermercado, había un camión con frutas, sándwiches, golosinas. Con Juli Zylberberg, que hacía de mi mamá en la ficción y nos hicimos muy amigas, siempre hablábamos de eso. También está la diferencia cultural, de idiosincrasia. Para mí hay algo humano en Argentina que no lo cambio por nada, la calidez, las ganas de hacer chistes y de vincularse estando tantas horas juntos.
–Compartiste set con dos grandes actores de Hollywood como Sissy Spacek y J. K. Simmons, ¿eso también se sintió normal?
–Lo mismo, es extraordinario y a la vez no, porque no dejan de ser seres humanos. El primer encuentro fue genial porque son personas muy grosas en el medio, genera impacto, pero un par de horas después ya está. Igual, tampoco tuvimos tanto trato con ellos, nos vinculamos recién en el último capítulo. De todas formas, para mí fue un sueño y una experiencia muy enriquecedora. También me pasa que mucha gente se quiere ir al exterior y a mí me gusta tanto lo que hago, que siento que en otro país me alejaría de seguir construyendo algo que me gusta mucho acá.
–Ahora que vas a estar en televisión con Buenos chicos, la nueva tira de Polka, ¿pensás en la fama?
–Creo que si viene como consecuencia de mi trabajo está todo bien. Mi deseo está en actuar, hacer arte, ser genuina, aprender cada vez más y ser mejor por mí. Quiero que eso sea siempre más importante que la fama. En otra escala, el año pasado cuando se estrenó lo que había hecho en 2021, fue un momento de reflexionar y decir “no importa cuánta gente lo vea, para mí es muy movilizante que esto en lo que trabajé se va a exponer y ya está fuera de mi control”. Para eso fue fundamental tener a mis mejores amigos y a mi familia a mi lado, creo que es lo que siempre te va a mantener en tierra.
–¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
–Lo que más me gusta en la vida es juntarme con mis amigos, es mi plan preferido. Disfruto mucho de mis vínculos. Por ahí este año no tanto porque estoy con los horarios muy cambiados con la tele y el teatro. Pero soy muy de los domingos ir a lo de mis abuelos a comer con mi familia. Cuando estoy sola me gusta mucho cantar, leer, escribir y ver series.
Maquillaje y peinado: Natali Pomasoncco para Sebastián Correa Estudio.
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