Francia llora al último de sus íconos: irresistible, magnético y rebelde, marcó el cine europeo de la segunda mitad del siglo XX, enamoró a tres generaciones y vivió sus últimos años como un lobo solitario
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Divino, magnético, indomable… Alain Delon fue una de las estrellas más fulgurantes de la historia de la pantalla grande: con su muerte, a los 88 años, el cine europeo perdió a una de sus grandes figuras y el cine francés, al último de sus íconos. Dueño de una belleza felina, arquetipo de una masculinidad elegante y recia, rebelde, soberbio, había nacido en Sceaux, en 1935. Tuvo una infancia difícil, signada por el divorcio de sus padres, y un infeliz paso por la marina francesa. Hasta que el azar lo llevó, a principios de los cincuenta, al barrio de Saint-Germaindes-Prés, donde la suerte –y algunas mujeres– le abrieron las puertas del cine y cambiaron su vida para siempre.
SUS GRANDES AMORES
Seductor nato, sus amores oficiales se superpusieron con otros y las mujeres que amó marcaron su vida. Como la actriz Romy Schneider, a quien conoció en 1959, cuando ella ya era famosa tras haber interpretado a Sissi. “Tenía la sonrisa más linda que haya conocido, iluminaba el mundo”, dijo él sobre Romy. Y, aunque venían de mundos diferentes, en el rodaje de Christine nació el amor. Estuvieron juntos cuatro años y Alain se despidió con una carta y flores. Le rompió el corazón, pero ella lo perdonó: tras la separación, siguieron trabajando juntos –por ejemplo, en La piscina–, lo que da cuenta del buen vínculo que sobrevivió a la pasión. Romy murió en 1982. Profundamente afectado, Delon escribió: “Mi ángel bonito, estés donde estés, pienso en ti, hasta siempre”. En 1964, Alain Delon se casó en secreto con Nathalie Canovas Barthélemy, una joven y bellísima actriz con la que vivía un apasionado romance desde antes de separarse de Romy Schneider. Eran la pareja perfecta: lindos, simétricos, irresistibles… Nathalie cambió su apellido por el del actor, tuvieron un hijo, Anthony, pero en la intimidad, todo era infidelidades, discusiones explosivas y escándalos. Se separaron miles de veces hasta que, en 1969, firmaron el divorcio. En esa ocasión, quien había flechado al astro era la famosa actriz Mireille Darc –él la llamaba “Mimi”–, con quien estuvo hasta 1982, todo un récord para Delon. “Ella fue la mujer de mi vida y, sin ella, yo también podría irme”, confesó el actor tras la muerte de Mireille, en 2017. Y, pese a que la relación terminó cuando el actor la abandonó por Anne Parillaud, siguieron siendo amigos toda la vida. En 1987 comenzó el último amor formal del James Dean francés: Delon cayó rendido frente a la modelo holandesa Rosalie van Breemen, treinta y un años menor que él. Tuvieron dos hijos, Anouchka y Alain Fabien. La relación terminó en 2002: por primera vez en su vida, él fue abandonado por una mujer.
LOS HIJOS
Anthony (59), Anouchka (33) y Alain Fabien (29) también son actores: los tres trabajaron en cine, teatro y también probaron suerte en el mundo de la moda. Anthony heredó el atractivo físico de su padre y su gusto por la interpretación. Después de una juventud conflictiva, en la que tuvo problemas con la justicia y estuvo internado por consumo de sustancias, Anthony –en esa época vivió un romance con la princesa Estefanía de Mónaco que fue tapa de todas las revistas del corazón– se reinventó: participó de docenas de ficciones y varias obras de teatro y tuvo dos hijas, Loup y Liv con Sophie Clerico. Tiene, además, otra hija, Alyson Le Borges, fruto de su relación con la bailarina Marie-Hélène Le Borges. Anouchka, la niña de los ojos de Delon, es quien lo acompañó en festivales, estrenos y entrevistas durante el último tiempo. En pareja desde hace años con el también actor Julien Dereims, con quien tiene un hijo, estuvo enfrentada con sus hermanos porque quería que su padre pasara más tiempo en Suiza, donde el actor estuvo haciéndose estudios tras el ACV que sufrió en 2019. Alain Fabien también probó suerte en el cine, además de trabajar como modelo para varias marcas internacio - nales. Durante tres años salió con la pre - sentadora de televisión Capucine Anav.
AMIGO DE SUS AMIGOS
Una de las últimas veces que se lo vio en público fue en las exequias de su gran amigo Jean-Paul Belmondo, en septiembre de 2021. Estaba demacrado, sombrío, irreconocible, caminando del brazo de su hijo Anthony, y, según sus íntimos, nunca se recuperó de ese golpe. “Estoy completamente devastado. Trataré de aguantar para no hacer lo mismo en las próximas cinco horas. Ojo, no estaría mal que nos fuésemos los dos juntos”, dijo el galán, quien ya se había manifestado a favor de la eutanasia. También había sido muy amigo del boxeador argentino Carlos Monzón (incluso fue promotor de varias de sus peleas), a quien conoció a mediados de los setenta. Delon compartió con el campeón de los medianos sus logros deportivos desde el ringside y noches de fiesta en las mejores boîtes de París y la Costa Azul. Incluso, cuando Monzón fue condenado a once años de prisión por matar a su mujer, Alicia Muñiz, el francés lo visitó en la Unidad Penitenciaria 2 de Las Flores, Santa Fe, en 1993. “Los dos hemos sido muy pobres, los dos llegamos a ser estrellas. Y él siempre fue un gran amigo. Por eso estoy aquí, porque en las buenas es fácil tener compañía, pero es en los malos momentos donde se conoce a la gente”, contó en ese entonces. De todas las mujeres de las que fue amigo, con ninguna tuvo un vínculo cercano y duradero como el que forjó con Brigitte Bardot, el otro ícono del cine francés, quien lo despidió en una emotiva carta de puño y letra que publicó en X. “Representó lo mejor del cine de prestigio de Francia, un embajador de la elegancia, del talento, de la belleza… Deja un vacío abismal, que nada ni nadie podrá cubrir… Pierdo un amigo, un alter ego, un cómplice…”. Se habían conocido en 1958, compartieron set por primera vez en 1961, en la película Les Amours Célèbres.
EN LA PANTALLA
Delon no sólo fue el actor más deseado del mundo, también uno de los más talentosos: el devenir del cine europeo de la segunda mitad del siglo XX no habría sido igual sin su mágica presencia en la pantalla. Entre sus films más destacados cabe mencionar A pleno sol (1960), Rocco y sus hermanos (1960), El eclipse (1962), El gatopardo (1963), El samurái (1967), La piscina (1969), Borsalino (1970) y El círculo rojo (1970), todas películas que marcaron época. Acaso la explicación esté en la combinación de su belleza apolínea, esa imagen de lobo solitario y su capacidad para encarnar, con toda clase de matices, cualquier personaje: desde Luchino Visconti a Jean-Pierre Melville, de Joseph Losey a Jean-Luc Godard, de Michelangelo Antonioni a Alain Cavalier, los mejores directores de su tiempo lo eligieron para protagonizar sus historias.
LA HERENCIA
Tiempo antes de su muerte, Alain Delon puso en venta todo su patrimonio, valuado en 275 millones de dólares. Empezó por subastar su colección de arte (incluía piezas de artistas como Degas y Delacroix) en la casa Bonhams Cornette de Saint Cyr de París, donde las obras despertaron el interés de coleccionistas de todo el mundo: las ventas alcanzaron los ocho millones de euros. Su objetivo era evitar una guerra entre sus hijos, que se disputaban en tribunales lo que tenía que ver con su cuidado y cuestionaban que Delon estuviera en condiciones de tomar decisiones sobre sus bienes. El último tiempo, el actor lo pasó recluido en su finca La Brulerie, en Douchy, viviendo bajo la tutela de un veedor judicial. Esa finca en la que murió –ubicada 135 kilómetros al sur de París– y donde será enterrado junto a sus treinta y cinco perros en una capilla que él mismo diseñó.
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