Elogiada por la crítica, la actriz habla de su gran momento profesional y del emprendimiento que desarrolló durante la pandemia
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Llega al taller de cerámica con una pequeña muestra del jarrón “Allende”, uno de los objetos estrella de la tienda virtual que abrió en 2020, en plena pandemia. Si bien muchos reconocen a Micaela Riera (31) como la actriz que interpreta a la perfección a Fabiana Cantilo (64) en la serie El amor después del amor basada en la vida de Fito Páez, la joven artista también ganó el corazón de quienes la siguen por otra de sus facetas: la de creadora de piezas únicas en barro moldeadas en su torno de alfarera.
–¿Cómo descubriste esta pasión?
–Fue en 2017, en ese momento yo tenía muy poco trabajo como actriz y eso me comía la cabeza. No sólo porque quería actuar, sino porque básicamente necesitaba trabajar para vivir. Ahí fue cuando empecé a explorar otras áreas que siempre me habían gustado, pero a las que no les había dedicado tiempo, como el dibujo. Fui a averiguar a una escuela pública cerca de mi casa y, como no había más vacantes para las clases de dibujo, me anoté en la Tecnicatura de Ceramista que duraba tres años y que incluía clases de dibujo. La idea era sólo cursar las materias que me gustaban, pero al final hice toda la carrera.
–¿Cómo fue ese primer acercamiento?
–Tener la arcilla en mis manos me encantó. Con el tiempo me di cuenta de que la cerámica era ideal para mi personalidad perfeccionista, porque podía pasar seis horas trabajando una pieza y disfrutarlo un montón. Fue un gran momento de mi vida en - contrar una nueva pasión que me hace muy feliz.
–¿Qué te pasa hoy cuando estás en contacto con la arcilla?
–[Piensa unos segundos]. Es como si se me desconectara el cerebro. Todas las horas que paso haciendo una pieza no hago otra cosa más que pensar en eso. No pienso en nada más, ni siquiera en mí. Sólo estoy conectada con lo que estoy haciendo en ese momento. Después vuelvo al mundo, al celular, a los mensajes.
–¿Cómo te organizás con tus proyectos como actriz?
–Trato de encontrar un equilibrio. Hay etapas en las que tengo mucho trabajo como actriz, entonces “tranquilizo” la cuenta de Instagram que tengo para la cerámica. La realidad es que este emprendimiento y la tienda virtual que lancé en 2020 me salvaron en plena pandemia. Fue un año en el que claramente no había espacio para la actuación, así que me compré un horno de cerámica y monté un taller. Y empecé de a poco, primero con clientes mayoristas y después me volqué de lleno a la venta minorista. Pero desde que se estrenó la serie de Fito, mi emprendimiento explotó. Me entraron un montón de pedidos. Es una locura.
UN REGALO DE LA VIDA
La locura de la que habla Micaela tiene que ver con el estreno de la biopic El amor después del amor y de un presente colmado de nuevos proyectos. La artista santafesina, que comenzó su camino a los 14 años como modelo de la agencia de Pancho Dotto para luego destacarse en la actuación en ficciones para chicos y adolescentes como Consentidos y Heidi, bienvenida a casa, este año atrapó la atención de colegas y productores. Además de reemplazar a Flor Vigna en la obra El divorcio –la comedia teatral que protagonizan Luciano Castro, Pablo Rago y Carla Conte–, Mica también se prepara para sumarse a las grabaciones de Buenos chicos, la nueva novela de Pol-Ka.
–¿Cómo viviste el desafío de personificar a Fabiana Cantilo?
–Al principio, con un poco de nervios, porque estábamos hablando de una persona real y contemporánea que sabía me iba a mirar y a juzgar. Si bien la serie está basada en las memorias de Fito, en el medio estaba la mirada del guionista, del director y la mía propia, con lo cual había también grandes chances de que Fabi no se encontrara a sí misma en mi forma de representarla, y eso me daba mucho miedo. Por suerte, me junté con ella para mirar unas escenas y me dijo que le daba mucha impresión verme tan igual a ella. Y eso para mí fue un alivio.
–Hace poco contaste que tuviste la oportunidad de ir a la casa de Fito…
–Sí, fui con Iván Hochman [el actor que interpreta a Páez] y Julián Kartún [quien en la serie es Luis Alberto Spinetta] y Fito nos recibió con masitas. [Se ríe]. En un momento dado dijo que se tenía que ir, pero que nos dejaba la casa, así que nos quedamos un ratito más. Iván se sentó en su piano y todos cantamos un par de temas. Además, tuvimos la suerte de poder estar en la oficina de Fito –que es toda roja–, un rincón sagrado y mágico donde todo podía suceder. La verdad, estoy viviendo un sueño que jamás imaginé. No lo puedo creer.
–¿Qué descubriste en todo este proceso de trabajo?
–Lo primero que me sale decirte es que de esta experiencia me quedo con la idea del disfrute de la vida. Siempre me preocupaba mucho por que las cosas sucedieran como se suponía que tenían que suceder, estaba muy pendiente de que todo saliera perfecto. Por eso, cuando surgió este proyecto me propuse disfrutar cada instante del proceso. Recuerdo que me dije: “Esto me lo gané; es un regalo de la vida interpretar este personaje y lo voy a aprovechar al máximo”.
–Decidiste enfocarte en el aquí y el ahora.
–Tal cual, y otra cosa que me llevo de toda esta experiencia es haberme dado cuenta de que a veces sólo se trata de dar un paso más. Yo solía dedicarle la energía justa a cada trabajo, lo que se esperaba que hiciera, ni más ni menos. Sin embargo, aprendí que, si iba un poco más allá de lo que debía hacer, las cosas salían mucho mejor. ¿A qué voy con esto? Que una tiene que romper sus propios límites porque ahí es donde se hace la diferencia. Lo otro lo hacen todos, pero si te rompés el lomo y vas un poco más allá y descifrás lo que todos están tratando de descifrar, ahí es cuando sumás. Ese es el aprendizaje que me llevo y que espero siempre llevar conmigo.
Maquillaje: Luli de la Vega con productos Maybelline
Peinado: Guille Parra para @delavegamakeup
Agradecimientos: Gaspar Kunis
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