Mientras la negociación de su millonario contrato con El Trece parece empantanada y su nieto y productor, Nacho Viale, y Adrián Suar no se ponen de acuerdo, la diva de 95 años sigue con su apretada agenda y sueña con su regreso
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La historia de Mirtha Legrand con la televisión podría haber llegado a su fin: tras más de cinco décadas conduciendo sus famosos almuerzos (sólo interrumpidos durante la pandemia de Covid-19, cuando la reemplazó su nieta, Juana Viale), la estrella que rompió todos los récords Guinness con su programa no tiene canal para este 2022. Un dato no menor, que además viene asociado a la polémica por la negociación de su contrato entre las autoridades de El Trece, la emisora que le dio pantalla al ciclo en los últimos años, y Storylab, la productora de su nieto Ignacio Viale, sumado a las versiones de un posible cambio de canal. Mirtha, que está acostumbrada a trabajar todos los días –incluidos los fines de semana–, y que, en verano, cuando muchas estrellas descansan, traslada su mesa y sus invitados a Mar del Plata, vive con tensión y zozobra la tensa espera de una resolución que puede significar el fin de su era como la Reina Madre de la televisión mundial (ni la periodista norteamericana Barbara Walters ni la célebre Oprah Winfrey le hacen sombra a los increíbles números televisivos de Chiquita: 56 años en el aire con Almorzando con Mirtha Legrand y, al mismo tiempo, ella convertida en la presentadora en actividad más longeva del globo). Y, como toda reina, la mujer que se sentó a la cabecera de su mesa por primera vez el 3 de junio de 1968 se puso por encima del conflicto y dejó todo en manos de su nieto. Mientras tanto, siguió con su intensa agenda social en sus días más sensibles. El miércoles 22 fue de las primeras en llegar a la reapertura del Teatro Politeama, el 28 dijo presente en el acto en el que el empresario cafetero Martín Cabrales fue distinguido como Caballero de la Orden Nacional al Mérito de Colombia, al otro día estuvo, elegantísima y puntual, en la Comida Anual Solidaria de la Fundación Fernández (es madrina), el viernes 1 aceptó la invitación de Jorge Lanata y su mujer, Elba Marcovecchio, para ir a comer risotto a su departamento en el Estrugamou, acompañada por su hija, Marcela Tinayre. Y el domingo, organizó su clásico té en Libertador, al que van algunos amigos como Teté Coustarot, Susana Reta y Héctor Vidal Rivas.
MILLONES Y DISCORDIA
Sus habilidades como conductora –sabe qué, cómo y cuándo preguntar– y su carisma explican en parte el suceso de su programa y su permanencia en televisión: de cada uno de sus almuerzos salen títulos, primicias y polémicas. Y con esa misma astucia, Chiquita eligió hacer pocas declaraciones en su primera semana como “desocupada”, justo después de que la productora de su nieto anunciara la novedad en un comunicado (“A partir del día de la fecha, la productora se encuentra en libertad de negociar con cualquier medio la puesta al aire de los formatos mencionados”). “No es cierto que lo llamé a Adrián Suar llorando –le dijo Mirtha a Luis Ventura durante su programa Secretos verdaderos–. No sé si volveré a la televisión, no puedo decir nada, ni por sí ni por no. Es más: ni sé las cantidades ni las sumas que se están manejando, no tengo la menor idea. Y no quiero saberlo tampoco, no manejo los números, no me gusta… Yo deseo volver, pero Nacho no está en Buenos Aires [el productor está con su novia, Lucía Pedraza, de vacaciones en Europa] y él tiene que dar la última palabra”. Y aclaró: “Estoy muy bien, de salud y de ánimo, aunque por momentos caigo en una tristeza muy grande por el escándalo que se ha armado por mi contrato”. Por su parte, Adrián Suar, gerente de Programación de El Trece, dejó en claro la posición de la empresa: “No quiero otra cosa que Mirtha esté en el canal. La productora pidió en la negociación una plata que, por ahora, la parte que maneja los números del canal marca una diferencia muy grande respecto al año pasado. Hay como un 200 por ciento de diferencia”, explicó, poniendo negro sobre blanco en el corazón del conflicto. Pero trató de aquietar las aguas repitiendo una y otra vez que “el canal la quiere tener” y que están haciendo el mayor de los esfuerzos para ofrecerle lo mejor. Mientras el futuro profesional de Mirtha se teje a base de intrigas de folletín, el único que intentó acercar a las partes fue Carlos Rottemberg, histórico productor de los almuerzos. Según contó la periodista Laura Ubfal en Intrusos en el espectáculo, Rottemberg decidió intervenir cuando vio a Chiquta tan angustiada por los rumores sobre su contrato y las negociaciones. Parece que el productor logró comunicar a Suar, en Buenos Aires, con Nacho Viale, en España, y en ese diálogo surgió una nueva oferta secreta de El Trece. Ahora, Nacho tiene la última palabra.
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