Además, nos presenta a su nieta Génesis y habla del vínculo con sus cinco hijos varones
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Anfitriona de lujo. Sonriente y siempre dispuesta, Evelina Elena Scheidl (71), más conocida como Evelyn Scheidl, recibe a ¡HOLA! Argentina con un riquísimo té y unos brownies que preparó ella misma. Su nieta Génesis (3) replica la simpatía de su fabulosa abuela y asegura que ella también es modelo, al igual que “omi” (“abuelita” en alemán) en la década del 70 y el 80. Después de cinco varones (nacidos de su matrimonio de 37 años con Fernando Diez, dueño de la zapatería Boticcelli, que murió en 2010) –Fernando (42), Agustín (41), Máximo (39), Ezequiel (34) y Facundo (29), y su primer nieto (Santiago Diez Reutemann, de 13 años) –, Geni (o Genita, como le dicen cariñosamente) es la primera mujer de la gran familia. “Estamos todos fascinados y a ella le encanta ser el centro de atención”, reconoce la conductora.
–¿Qué significan tus nietos en tu vida?
–Es un amor muy fuerte e incondicional, difícil de explicar. Yo no puedo poner en palabras cómo se me infla el pecho de sólo pensar en ellos. A Geni la veo muy seguido. A veces se queda a dormir en casa y hacemos pijama party, me encanta. Yo estoy dispuesta las 24 horas para atenderlos, mimarlos y hacerles lo que les gusta.
–¿Qué tipo de actividades compartís con ellos?
–A Génesis la llevo a la plaza y salimos a pasear, le encanta ir al Alcorta de compras. Con Santi cocinábamos mucho cuando era más chico, a él le divertía subirse a la mesada y preparar cosas. La cocina es una actividad que a mí me gusta hacer y compartir con ellos.
–¿Qué te enseñan?
–Las nuevas generaciones me enseñan cosas a las que antes no les daba bolilla. Con mis hijos, aprendí a ponerme el cinturón de seguridad en el auto, y con mis nietos, a no derrochar energía o agua. Si dejo mucho tiempo la canilla abierta me dicen: “Omi, hay que cuidar el agua”.
–¿Ves algo tuyo en Génesis?
–Ella baila, canta, tiene una forma de ser muy pizpireta, pero no creo que lo haya heredado de mí. [Se ríe]. De chica, yo era muy varonera. Mi mamá me llevó por el camino del modelaje porque era muy machona. En casa teníamos un roble enorme, al que siempre nos trepábamos, y cuando venían los amigos de mis hermanos, nos tiraban bellotas y nosotras teníamos que defendernos. Además, iba a un colegio alemán (es descendiente de austríacos), donde lo deportivo tenía mucha injerencia. Yo era buena deportista, a veces el director me sacaba de clase para ir a entrenar. Pero mamá quería que fuera más femenina, así que cuando fui más grande, me llevó a la Asociación Modelos Argentinos porque una íntima amiga de ella –Karin Pistarini–, que era una gran modelo, era también la presidenta de la asociación. Me presentó, un domingo fui a Canal 11 y salí Miss Argentina. Todo fue muy rápido.
–¿Te hubiera gusta trabajar de algo distinto?
–Yo quería ser profesora de Educación Física e hice el ingreso al Instituto Superior de Educación Física N°4, pero el modelaje cambió radicalmente el rumbo de mi vida. Me encantó, nunca se lo reproché a mamá. Hoy agradezco a Dios y al cielo porque tengo recuerdos maravillosos, además del grupo de íntimas amigas que me hice gracias a mi profesión. Con ellas nos seguimos viendo, antes de la pandemia nos juntábamos una vez por mes en la casa de cada una… Ahora, lo hacemos aunque con menos frecuencia.
–¿Qué deporte practicabas de chica?
–Hacía atletismo, corría 100 metros llanos, salto en alto, salto en largo… Todo lo que sea para piernas largas. [Se ríe]. Hice mucha gimnasia rítmica, paralelas, cosas tipo Nadia Comaneci. Tenía muchos profesores que venían de Alemania o de Austria. También hice diez años de danza clásica. Me encantaría que mi nieta haga ese tipo de actividades, pero no me puedo meter demasiado. Su otra abuela tiene campos y caballos, y también me gustaría que aprenda equitación.
FAMILIA UNIDA
Mientras muestra su departamento, Evelyn aclara que no es tan grande como el dúplex de 600 metros cuadrados que tenía en Recoleta y que se incendió en abril de 2014, cuatro años después de la muerte de su marido, el empresario Fernando Diez. Allí, la ex modelo vivía junto a sus cinco hijos. “Ahora estoy chocha acá sola, pero cuando vienen todos, la casa nos queda chica”, dice Evelyn.
–¿Tus hijos te visitan seguido?
–Sí, vienen mucho a casa y me encanta. Por ahí en la semana escriben en el grupo de WhatsApp y dicen: “Vamos a comer a lo de mamá”. Si hay algo cocino, si no se pide delivery. Cuando voy con Tere (Calandra) al supermercado, ella me dice: “No entiendo para qué comprás todo esto”. Yo le explico que mi vida en casa sigue como si mis hijos todavía vivieran conmigo. Imaginate que compro ocho kilos de papa… [Se ríe].
–¿De dónde viene esa pasión por la cocina?
–Toda la vida me gustó cocinar. Tenía una abuela, mi “omi”, que cocinaba como los dioses. Ella me obligaba a mirar, pero no me dejaba hacer nada. Y aprendí.
–¿Cuándo te dejó cocinar con ella?
–Nunca cocinamos algo las dos juntas. Me hacía picar la cebolla, batir las claras, asistirla, pero nada más.
–Vos no replicaste el mismo método con tus nietos.
–¡No! Igual, soy muy mandona. Vos pensá que con seis hombres (sus cinco hijos y su marido), si no ponía un poco de orden se me desbarataba la casa. Había que tener un poco de mano dura.
–¿Cómo te organizabas con cinco chicos, teniendo en cuenta que trabajabas mucho?
–Por suerte tenía dos personas trabajando full-time en casa. Lorenza estuvo veintisiete años conmigo, fue como la segunda mamá de mis hijos. Mi mamá y mis suegros murieron de muy jóvenes, no teníamos abuelos que nos ayudaran. Mi marido y yo trabajábamos mucho, pero también estábamos muy presentes con nuestros hijos.
–¿Sufriste el síndrome del nido vacío?
–Nunca. Primero porque cuando se incendió mi anterior casa nos fuimos todos, cada uno a lo de un amigo. Después, la arreglamos y volví por un tiempo hasta que finalmente la vendí. La realidad es que muy pocas veces estoy sola y cuando sucede lo disfruto porque nunca en mi vida estuve sola. De la casa de mi mamá me fui a vivir con mi marido, después llegaron los chicos y ahora los nietos.
–¿Qué te gusta hacer gusta hacer cuando estás sola?
–Tengo un amante que se llama Netflix. [Se ríe]. Ahora debería recurrir a otras plataformas porque ya me aburrió un poco. Soy medio brusca con la tecnología, me cuesta bastante y los chicos no tienen paciencia para enseñarme. ¡Voy a tener que contratar a alguien! Quiero aprender a hacer reels, me divierte usar Instagram. No tengo problema en mostrar mi vida privada.
–¿En quiénes te apoyaste para salir adelante en los momentos más duros, como la muerte de tu marido o el incendio de tu casa?
–Cuando murió mi marido fue terrorífico, creo que durante un mes no salimos de casa. El apoyo de mis amigas y de los amigos de cada uno de los chicos fue maravilloso. Mis amigas son muy importantes. Los novios y los maridos pueden pasar, te podés separar, pero ellas son las que siempre siguen firmes.
Agradecimientos: Julieta Carri
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