Antes de la inauguración de la muestra de su obra en Buenos Aires, la diseñadora española fue agasajada por Jorge Macri, Carminne Dodero, Julieta Kemble y empresarios y artistas en un departamento de Recoleta
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Es tan burbujeante como sus coloridos diseños y, además una invitada ideal: Ágatha Ruiz de la Prada (64) desgranó anécdotas divertidas y habló de sus proyectos en el ámbito íntimo de una comida en la que fue homenajeada a su llegada a Buenos Aires, la noche del lunes pasado. Convocada por la empresaria y mecenas Carminne Dodero y su socio, Darío Campidoglio, para que exponga en el Centro Cultural Recoleta sesenta bocetos y dieciséis textiles suyos nunca antes vistos, Ágatha está feliz de regresar a la Argentina.
La cita fue en el departamento de Juan Fernando Cavalieri y Mariana Folkenand, que dispusieron una mesa con porcelana, cristalería y platería antigua que fue el comentario de Ágatha y de los otros asistentes a la velada, como el jefe de Gobierno porteño Jorge Macri y su mujer, la periodista María Belén Ludueña, Roberto García Moritán y Julieta Kemble.
“Esta exposición es muy importante para mí porque llevo soñando con ella veinte años, y por pereza o por otras cosas, no la he hecho nunca. Soy muy amiga de Carminne, que me ha apoyado mucho en esto. Cuando ella vino a vivir a Madrid, estuvo en la casa de una mujer que trabajaba conmigo que tenía una pared entera llena de bocetos míos. Ella me dijo de hacer una exposición. Va a ser de telas y dibujos, y es un hit de mi vida porque creo que empieza aquí y lo podemos mover por el mundo entero. Exponer en la Recoleta es uno de mis sueños”, dice Ágatha, entusiasmada, a ¡HOLA! Argentina.
Hasta que fueron llamados a la mesa, los presentes disfrutaron de los cócteles –negroni y gin tonic– que se sirvieron en el living, endivias con queso azul y nueces picadas, y bocados de paté de ganso y uvas. Pasadas las diez, se sirvió la entrada, un exquisito borsch –una típica sopa ucraniana–, seguida del plato principal: medallón de lomo con tortilla de papas, un guiño español para la homenajeada. Todo, acompañado de vino blanco y tinto.
A la hora del postre, se sirvieron membrillos en almíbar con crema. Para cerrar una noche estupenda, hubo un brindis con champagne y muchas risas. Ágatha no sólo se dedicó a hablar de sus proyectos de moda, sino también de lo mucho que le gusta Argentina: “Esta semana tengo muchos planes, uno de ellos es ir a bailar tango. Llevo todo el año tomando clase con un profesor particular. Estoy deseando ir a una milonga, me encanta. Es tan bonito y emocionante. Vengo siempre a Buenos Aires, porque cada día que pasa me gusta más todo. Tengo cada vez más amigos, estoy totalmente argentinizada”.
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