A veinticinco años de la muerte del mítico cantante y actor, repasamos sus amores
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El 14 de mayo de 1998, a las once menos diez de la noche, el corazón de Frank Sinatra –apasionado, puro fuego– dejó de latir. Y ese hombre seductor, carismático y bon vivant que había amado a tantas mujeres –aunque a ninguna como a Ava Gardner– y por el que suspiraron todas las de una generación se convirtió en un mito inigualable: el mejor cantante del siglo XX, actor exitoso, socio de la mafia, filántropo, amigo generoso y mujeriego como pocos.
CUATRO BODAS, TRES DIVORCIOS
Francis Albert Sinatra se casó cuatro veces. La primera con Nancy Barbato, en 1939, con quien tuvo tres hijos, Nancy, Frankie y Tina. Se divorciaron en 1951 y, apenas una semana más tarde, él dio el “sí, quiero” con el gran amor de su vida, Ava Gardner, a quien había conocido en 1945. Para varios de sus biógrafos, esta fue la relación más intensa de toda su trayectoria amorosa: un matrimonio que duró seis años y siempre estuvo sacudido por escándalos, celos e infidelidades. Varios años después de separarse de Ava, y pese a la negativa de sus hijos, volvió contraer matrimonio con una jovencísima Mia Farrow. Corría 1966, él tenía 50 y ella, 21 (cinco menos que Nancy Sinatra). La relación se deterioró en sólo dos años y en 1976 Frank fue al altar con Barbara Marx, ex mujer de Zeppo Marx, quien lo acompañó hasta el final.
Sinatra les fue infiel a todas. Dueño de un estilo entre canalla e irreverente –que lo hacía irresistible hasta para las mujeres más deseadas del planeta–, en su larguísima lista de conquistas se cuentan casi todas las divas del cine de su época (para muchos, ha sido el mayor seductor de Hollywood, incluso más que Warren Beatty). A lo largo de los años, Frank mantuvo resonados romances con actrices como Marilyn Monroe, Grace Kelly, Lana Turner, Judy Garland y Lauren Bacall, y según uno de sus biógrafos, también con una first lady: Jackie Kennedy, la mujer del presidente John Fitzgerald Kennedy. La única que se animó a rechazarlo fue Sophia Loren.
NANCY Y AVA
Cuando Frank y Barbato se conocieron, en la playa de Nueva Jersey en 1934, él todavía no era “la voz”, sino el hijo de unos inmigrantes italianos (igual que ella), flacucho, inquieto y vivaracho, al que le gustaba el boxeo y empezaba a llamar la atención como cantante de algunas bandas de menor importancia. El flechazo fue inmediato: “Nancy se estaba arreglando las uñas en el porche cuando Frank llegó con su ukelele y le brindó una serenata”, dijeron las crónicas biográficas del cantante. Se casaron en 1939, pero la felicidad se esfumó rápido: a medida que su fama crecía, Sinatra estaba cada vez menos tiempo en casa, y Nancy aguantaba los coqueteos de su marido con otras mujeres y la eterna nómina de amantes. Cuando se mudaron a California, la relación se tornó insostenible, porque Sinatra ya no era un padre de familia, sino un aventurero, que se pasaba la vida actuando en clubes, bebiendo con amigos y acompañado por atractivas mujeres, aunque nunca había pensado en dejar a Nancy... Hasta que conoció a Ava.
Se vieron por primera vez en un restaurante, a principios de los años 40, cuando ella estaba casada con Mickey Rooney, y Sinatra quedó deslumbrado por la belleza felina de Ava. “Eh, ¿por qué no te he conocido antes que Mickey?”, bromeó el cantante. “Hubiera podido ser yo el que se casara contigo”. Y todo quedó ahí hasta que, unos años después, fueron “vecinos”: Frank tenía un piso en Sunset Towers para sus aventuras, justo al lado del departamento en el que vivía Ava, así que empezaron a cruzarse seguido y coquetear. Hacía fines de 1949 coincidieron en una fiesta en casa del productor Darryl F. Zanuck, en Palm Springs, de la que se fueron juntos en el Cadillac Brougham descapotable de él. Terminaron en medio de la oscuridad del desierto, besándose dentro del auto y protagonizando un escándalo policial por disparar a los faroles del pueblo con las dos pistolas que Frank llevaba siempre en la guantera. Locos uno por el otro, vivieron un tormentoso romance mientras esperaban dos años –hasta que Sinatra se divorció de Nancy– para poder casarse, pero el matrimonio fue un desastre. Si él flirteaba con otras, ella también lo hacía con otros. Dicen que los gritos y escenas de celos eran capaces de hacer que la orquesta del Copacabana dejara de tocar, y sus peleas se tornaron tan furibundas que hasta rompieron habitaciones de hotel y muebles. Sinatra llegó a encerrarse en un cuarto con una pistola amenazándola con suicidarse. En otra oportunidad, se tomó un frasco de pastillas, pero los médicos lograron salvarlo. Él quería formar una familia, ella no: Ava abortó en dos ocasiones, y eso le rompió el corazón a Frank. Finalmente, en octubre de 1953, anunciaron su separación con un comunicado. Inmediatamente después ella se fue a Italia a trabajar. Él, en cambio, se encerró en el piso de Van Heusen en Nueva York, rodeado de amigos, a escuchar de manera obsesiva la que había sido su canción con Ava, “Lush Life”, de Billy Strayhorn, y a beber. Cuando quedó solo, la noche del 18 de noviembre, fue a la cocina y se cortó las venas. Su entorno dejó trascender que había sufrido un accidente con un vaso roto.
MIA Y BARBARA
Fue tal el golpe que significó para el seductor de ojos azules el divorcio de Ava que durante varios años no quiso compromisos. Pero todo cambió cuando, en 1964, conoció a Mia Farrow –treinta años menor que él– en la cafetería de 20th Century Studios y ella cayó rendida a sus pies. Dos años después se casaron, en una boda secreta que tuvo lugar el 19 de julio de 1966 en el Hotel Sands de Las Vegas, lejos de familiares y amigos (no estuvieron presentes los hijos del cantante, nadie les avisó), y duró apenas quince minutos, el tiempo que los novios tardaron en leer sus votos, posar para las fotos y cortar una torta que les proporcionó el mismo hotel. Cuando los amigos de Frank se enteraron de que se habían casado, le reprocharon la diferencia de edad y le advirtieron que ese matrimonio estaba condenado al fracaso. En 1968 la pareja firmó los papeles de divorcio, aunque se encontraron muchas veces después, e incluso hay quienes sostienen que Ronan, el hijo que Mia tuvo con Woody Allen, sería en realidad de Sinatra.
Finalmente, su matrimonio más estable fue el último, con Barbara, con quien se casó por Iglesia en 1976 después de un corto período como amantes y pese a la férrea oposición de sus hijos. Y esta vez sí se cumplió aquello de “para toda la vida”: Barbara fue la mujer que estuvo a su lado cuando “la voz” se apagó para siempre, tras un ataque al corazón.
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