Estuvo de visita en el país junto al ex futbolista y se confesó con ¡HOLA! Argentina
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Daniela Christiansson (31) está en pareja con Maxi López (38) hace más de ocho años. Y, aunque en mayo de 2021, para su cumpleaños, el ex de Wanda Nara la sorprendió con una propuesta de casamiento, la modelo le confesó a ¡HOLA! Argentina que, por el momento, no hay planes de boda. A ella le encantaría pasar por el altar en Italia, pero el ex futbolista y actual dueño del Birmingham City prefiere esperar, y hasta bromea con concretar el casamiento cuando su hija –Daniela está embarazada de cinco meses– cumpla 10 años. Llegaron a Buenos Aires el 11 de noviembre para el casamiento de Marcela López, la hermana de Maxi, con Guillermo Pirpignani. Se alojaron en Nordelta y aprovecharon su estadía para estar en familia y comer asados y otras delicias de la cocina local –facturas, pizzas, empanadas y hasta vitel toné–, que le encantaron a Daniela. En una charla exclusiva con ¡HOLA! Argentina, la modelo nacida en Suiza (sus padres son suecos y tiene ambas nacionalidades) habló como nunca de su inicio casual en el modelaje a los 15, de su historia de amor con Maxi, la emoción por su primer embarazo y su relación con Valentino, Constantino y Benedicto, los hijos de su amor con Wanda Nara.
–¿Cómo fueron tus comienzos en el modelaje?
–Mi mamá era modelo, pero yo no soñaba con eso, quería ser abogada y viajar. Durante unas vacaciones en Francia, un hombre de una agencia de París se me acercó y me ofreció contratarme, y pensé: “¿Por qué no?”. Mi papá no quería, decía que tenía que terminar la escuela y estudiar una carrera. Mi mamá decía que podía hacerlo en Suiza cuando tuviera tiempo. De a poco tuve mi primer desfile, sesión de fotos, y cuando hice la primera portada de una revista no se lo dije ni a mis amigas; en Suiza no es normal ser modelo por lo que me sentía incómoda y me daba vergüenza. Cuando terminé el secundario me tomé un año sabático para viajar, antes de empezar la universidad como quería mi padre. Al final la hice de forma online porque me estaba yendo bien como modelo, y aunque me llevó más tiempo me gradué para tener un plan B. Ser modelo es lindo, pero no es para toda la vida. Igual, creo que tuve suerte porque viajé mucho, gané mi dinero y siempre la pasé bien: cuando terminé la escuela fui a Milán y a Mónaco, después estuve dos años en París, conocí Tokio, Tailandia y Marruecos. En el medio, viví dos meses en Nueva York, pero decidí volver a Europa porque ahí estaba toda mi gente. Si me quedaba en Estados Unidos, nunca hubiera conocido en Milán al hombre de mi vida.
–¿En qué estabas cuando conociste a Maxi?
–Estaba viviendo en París y mi agencia de Milán me llamó para que volviera durante el verano. Al final me enamoré del lugar, así que me instalé ahí. Un año después, en 2014, conocí a Maxi. Nos cruzamos de casualidad en un restaurante el día de San Valentín (tienen esa fecha tatuada en el dedo) y fue muy especial porque esa mañana yo había cortado por teléfono con mi novio, después de cinco años juntos. Fue horrible de mi parte, pero ya no lo amaba y él, que vivía en Suiza, quería ir a verme. Enseguida llamé a mis amigos y les dije que necesitaba salir para no pensar. Yo fui muy casual al restaurante, había muchas modelos, y empezamos a tomar algunos tragos hasta que mi amigo me llamó para presentarme a un rubio con una cresta [Maxi López]. Después fuimos en banda a un boliche y él recuerda que empezó a seguirme porque quería hablar conmigo, pero yo me quedé bailando con mis amigas. Al día siguiente nos juntamos otra vez en un restaurante, mi amigo había armado todo para que fuera Maxi, pero yo no sabía. Al final me pidió mi número de teléfono y así empezó todo. Hizo mucho para conquistarme. Fue a verme al Fashion Week de Milán y yo pensaba: “Ay no, por favor, ¿por qué me sigue así?”. Igual, no nos pusimos de novios enseguida, creo que él tuvo una relación con otra sueca, y yo seguí con mi vida de soltera. Seis meses después retomamos contacto y empezamos a salir.
–¿Qué es lo que más te enamora y lo que menos te gusta de él?
–Me enamora que siempre me hace reír, él es hermoso, y sigo sintiendo la misma magia después de casi nueve años. Es muy especial. Es una persona muy buena, generosa y me apoya en todo. También me gusta cómo se hizo de abajo con su carrera. Lo que menos me gusta es que es de Aries, muy orgulloso y de llevar la contra.
–Después de tanto tiempo juntos, ¿adquiriste alguna costumbre argentina?
–Sí, me gustan los alfajores, la picada, el mate y el fútbol.
–Ahora esperan su primer hijo juntos...
–A mí me dieron ganas de ser madre cuando nos fuimos a vivir a Río de Janeiro [él jugó para Vasco da Gama entre 2018 y 2019], porque paré con mi trabajo y estuve mucho en casa. Cumplí 28 años y pensaba un poco en la edad. Yo quería, pero para él era complicado. Lo esperé hasta que un día, en marzo de este año, me dijo que podíamos empezar a buscar porque sentía que estaba en una nueva etapa de su vida.
–¿Cómo fue el momento en que te enteraste que estabas embarazada?
–Estaba sola en casa y llamé a mi mamá y a mi papá, ellos fueron los primeros en saberlo. Después llegó Maxi y cuando le conté la noticia, me dijo que había notado algunos cambios en mi cara. ¡Nos pusimos muy felices! Fue un mes de esconderlo de sus hijos [Valentino, Constantino y Benedicto, los hijos de Maxi], hasta que el menor [Benedicto] encontró el test que yo había guardado y le preguntó al papá: “¿Esperan un hijo con Daniela?”. Pero Maxi no contestó porque quería esperar a los tres meses. Nunca más se habló del tema, hasta que se los contamos en Milán y les anunciamos que iban a tener una hermanita.
–¿Se pusieron contentos con la notica?
–¡Sí! Aunque querían un varón para jugar. [Ríe]. Valentino [el mayor] es muy mimoso, y los tres son muy protectores y buenos con sus hermanas [Isabella y Francesca, las hijas de Wanda Nara con Mauro Icardi]. Es un momento lindo para todos, somos muy unidos y esto nos unió más como familia. A mí me encanta mirarlos. Muchas veces les dejo espacio para que disfruten solos con el papá, pero saben que siempre estoy para ellos.
–¿Cómo estás transitando el embarazo? ¿Tuviste algún antojo en particular?
–Estoy disfrutando y como de todo. En el primer trimestre quería cosas que antes no me gustaban, como el jugo de manzana. Y viceversa: me encanta el café y el chocolate, pero en los primeros meses no podía ni olerlos. Con los cambios del cuerpo, a veces veo mis fotos y pienso “Uf”, pero me gusta, es un momento muy lindo.
–¿Eligieron el nombre de la beba?
–Sí, pero es secreto. A mí siempre me gustó un nombre que es muy latino, pero al final elegimos uno francés.
–En el futuro, ¿les gustaría mudarse a otro país?
–Sería lindo tener nuestra casa en Argentina, aunque más adelante queremos volver a Italia porque es como nuestro hogar, tenemos allí un montón de amigos. Aunque también pensamos en Suiza, pero vamos a ver, por ahora estamos bien en Londres.
–El año pasado, para tu cumpleaños, Maxi te propuso casamiento. ¿Te lo esperabas?
–Yo realmente no me esperaba la propuesta porque Maxi quedó como bloqueado por su pasado, pero siempre me dijo: “Tranquila, que vamos a casarnos”. En 2018, antes de mudarnos a Río de Janeiro, le dije: “Tengo que saber si vamos a formar una familia juntos porque vos sos el hombre de mi vida, pero necesito saber si yo soy la mujer de tu vida; si no me quedo en Europa y sigo con mi carrera”. Él me aclaró que quería lo mismo pero que no era el momento. El año pasado, para mis 30, me regaló un anillo delante de nuestras familias. Todos estaban emocionados y yo no me daba cuenta de que era uno de compromiso. La mamá de Maxi filmaba y él estaba con lágrimas en los ojos, y ahí me dijo lo que era. ¡Yo no lo podía creer! Ahora estoy esperando el casamiento. [Ríe].
–¿Ya hay fecha para la boda?
–Todavía no. En ese momento me dijo: “Es un compromiso para dentro de diez años”. Estamos negociando, ahora que estamos cerca de nuestro noveno aniversario le estoy diciendo que para el décimo sería lindo casarnos. Él me carga y me dice: “Ah, ¿vos decís los diez años de la nena?”. Pero estoy feliz por el paso que dimos, y además vamos a ser padres.
Maquillaje: Luli de la Vega con productos Maybelline
Peinado: Monique Pouyssegur para De la Vega Make Up
Agradecimientos: Hotel NH Collection Crillon
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