La actriz, que viene de debutar como directora con “Blondi”, habla de todo y nos adelanta su próximo proyecto en Roma
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Para Dolores Fonzi, los 45 años –cumplió el 19 de julio– llegaron en medio de un gran momento profesional tras su debut como directora de cine con Blondi, su ópera prima. “Estoy feliz, me gusta mucho la película, me hace sentir orgullosa del trabajo que logramos en equipo y quiero seguir dirigiendo todo lo que pueda”, asegura la actriz a ¡HOLA! Argentina desde Venecia y con una apretada agenda a cuestas. Después de una semana en el Festival Internacional de Cine, donde acompañó a su pareja, Santiago Mitre, que es jurado de la competencia, Dolores hizo un paso rasante por Roma para hacer las pruebas de maquillaje y vestuario de lo que será su próximo proyecto actoral, que cuenta en exclusiva. Tras el cierre del festival, el sábado 9, enseguida viajará a Buenos Aires para estar dos semanas con sus hijos, Lázaro (14) y Libertad (12), fruto de su relación con el actor Gael García Bernal (44), y luego hará un nuevo viaje a Europa para presentar Blondi en el Festival de San Sebastián y comenzar finalmente con el rodaje de su nueva película en la capital italiana.
–¿Disfrutás lookearte y producirte para las alfombras rojas o te da pereza?
–Disfruto, veo las fotos y me doy cuenta de que está bueno estar bien vestida, peinada y maquillada, pero un poco de fiaca me da. Son tantas horas que preferiría dormir un poco más, pero hay que estar al nivel de estos eventos. Todo me gusta, cuando me tengo que disfrazar y montar, y también cuando puedo ir tranqui. Lo único que no me gusta es sufrir con los tacos, en eso soy más vaga.
–Para las Oscar te lookeaste con Gorof y ahora volviste a elegir a la misma diseñadora.
–Fue una experiencia tan buena que me entrego por completo a sus manos y a su creatividad porque me parece una grosa. Además, soy bastante poco obsesiva, que puede ser bueno o malo, pero me entrego y ella, que sí es re obsesiva, cranea todo.
–A pesar de ser habitué de estos eventos, ¿te sale la cholula de adentro?
–Pasa un poco, pero, al final, siempre lo más divertido es quedarte con los amigos con los que te encontrás, o con los colegas que te toca compartir esa temporada. No tanto pulular sólo por la foto, sino volver al hotel y tomar una copita en la terraza y charlar con los que ya conocés, o con el jurado. Prefiero eso a estar viendo si me encuentro a tal o cual famoso. Lo vi a Adam Driver y a Mads Mikkelsen, pero el efecto va menguando y al final lo que más querés es sentarte con tus conocidos.
–¿Aprovechás estos espacios para hacer conexiones, proyectarte a nivel internacional?
–No, es raro que surja algún proyecto por lo social, aunque nunca se sabe. No tengo puesta la energía ahí. Si no, es como estar tratando de hacer lobby todo el tiempo y eso me aburre muchísimo.
–¿Te seduce Hollywood?
–La verdad que no la veo. Como no veía trabajar en Italia y ahora lo estoy haciendo. Si sucediese de una forma fluida y natural, me gustaría, pero no voy a ponerme a hacer una cruzada para eso. Tampoco creo que estoy capacitada, hablo inglés bien, pero no me interesa dejar mi país, lo prefiero antes que a ninguno. Es linda la experiencia de filmar en otro lado, pero siempre volviendo a mi casa con mis hijos, mi familia, mis amigos, mis animales. Quizás el día de mañana, cuando mis hijos crezcan. Como te digo esto, si me llamaran para dirigir The Mandalorian ocho meses en Rumania, lo pensaría.
–¿Escribirían algo juntos con Santiago?
–Nosotros no nos cerramos a nada, nos gusta mucho hablar de cine, hacer cine, y si alguien viniese con la idea de “che, ¿por qué no piensan algo juntos?”, no es que tenemos un tema, para nada, creo que sería un planazo. A mí me encanta estar con él, para mí él es mi hogar, me siento cómoda, tranquila y bien. De hecho, lo extraño cuando no lo veo. Cuando empiece a filmar en Roma me va a acompañar dos semanas, compartimos mucho y nos gusta mucho estar juntos. Todo lo que haga con él es un regalo. Somos muy compañeros, no sólo lo admiro como artista, sino que me divierto, la paso bien y es mi persona adulta favorita.
–Todavía estás disfrutando del éxito de tu ópera prima y ya apareció otro proyecto para filmar en Roma…
–Cayó como un regalo. Antes de estrenar Blondi me llamó un actor y director italiano, Valerio Mastandrea, para hacer una película que se llama Nonostante. Él estuvo como jurado de un festival cuando se presentó La patota [la película de 2015 de Santiago Mitre que ella protagonizó] y fue quien me dio el premio a Mejor Actriz. Pasaron cinco años y ahora me llama para protagonizar su película. Después de Blondi siento mucha empatía por los actores que dirigen, y justo quedó todo increíblemente organizado en mi agenda. Estoy feliz además por abrir horizontes, poder hacer cine en otros lugares. Yo trabajé en México, Chile y España, y ahora hacerlo en Italia me parece increíble. Mis abuelos son italianos, entonces siento esa conexión con mi familia. Vengo ensayando por videollamada hace meses con una coach y con el director, y estoy estudiando el guion todo por fonética porque son muchas escenas de mucho texto, entonces no tengo tiempo de aprender las reglas del lenguaje.
–¿Podés adelantar de qué se trata la película?
–Es muy linda, es una comedia romántica. Sucede en un hospital y la historia viene a ser lo que pasa con las almas cuando están en el limbo esperando a salir del coma o morir, como si fuera un purgatorio donde los personajes se conocen. Son los cuerpos reales de esas personas, que están inconscientes, y salen a pasear por Roma de noche, hay toda una historia de amor detrás.
–Entre festivales y este rodaje en Europa, ¿cómo te organizás con tus hijos?
–Ahora están con Ezequiel Díaz, que es mi amigo, como un hermano, mi mano derecha. El 25 de septiembre me instalo en Roma para el inicio del rodaje y voy a estar tres semanas. Vuelvo dos semanas a la Argentina porque mi mamá cumple 70 años y no me lo perdería por nada del mundo. También para votar, es muy importante. Ahí regreso a Roma tres semanas y voy a tratar de traerlos, todavía lo tengo que organizar. Es todo un rompecabezas. Hasta fines de noviembre voy a estar yendo y viniendo, con hijos, con novio, me van a venir a visitar mi mamá y mis hermanos, otros amigos. Sin organización no hubiese podido hacerlo, principalmente por mis hijos.
–¿Ellos te reclaman cuando te vas tanto tiempo de viaje?
–Un poco sí, y creo más que nada que, como van creciendo, les dan ganas de venir conmigo. Están empezando una etapa en la que se ponen cada vez más cómplices de la vida adulta y está buenísimo poder compartir eso. Pero también están en etapas importantes de la vida y no quiero que se pierdan cosas.
–¿Sacaron la veta artística tuya y de Gael?
–A Lázaro le encanta ver películas, series, escuchar música y la tecnología. Libertad estudia teatro y toca el piano. Por supuesto que les veo más una veta artística que científica, por decirlo de alguna manera, pero todavía no veo un deseo muy marcado. Eso sí, como a todos nos pasó en la vida, quieren terminar la secundaria antes de empezarla y poder ser libres, aunque a la vez están contentos con los momentos que están viviendo.
–¿Qué aprendés de ellos?
–No dejo de sorprenderme cómo se van convirtiendo de a poco en personas completamente separadas de mí. Nunca te lo imaginás cuando son pequeños y estás en la vorágine de la crianza. El tiempo vuela y de repente ahora son individuos que tienen un mundo particular, cada uno a su manera. Es hermoso y emocionante poder ver las personas en las que se están convirtiendo, que son buenos y la pasan bien. Creo que aprendés más que nada a respetar el espacio ajeno, la privacidad, la manera de pensar. Un poco como hace Blondi [la protagonista de su película], que se relaciona de individuo a individuo, construye el vínculo más allá de que sea la madre, de lo verticalista del vínculo madre e hijo. Poder compartir porque te dan ganas y la pasás bien con esa persona. Obviamente que siempre vas a ser la madre de tus hijos, pero en un momento te empezás a relacionar con ellos a través de tus propias verdades, frustraciones y tristezas. Lo que aprendo de Blondi es que hay algo de no caretear que está bueno. Se trata de no cargar a tus hijos con tus angustias, pero sí tratar de ser lo más verdadero que se pueda. Poder decir “che, hoy tengo un día malo”, siempre desde el amor y la amabilidad.
–Ahora que ya pasaron unos meses del estreno de Blondi, ¿cómo ves las repercusiones que tuvo?
–Me siento una privilegiada de haber podido dirigir siendo actriz. Fue una experiencia alucinante no sólo por el rodaje, sino también el estreno y el recibimiento que tuvo la película, el boca a boca, la buena onda que recibo. No me lo esperaba. Fue un éxito rotundo para el tamaño de película que fue y las pocas salas que nos dieron.
–¿Hubo algo diferente a lo que pensabas que podía ser la labor de directora?
–Tenía miedo y una incertidumbre terrible, no tenía ni idea de cómo podía ser. Y en el rodaje me sentí como pez en el agua, la pasé mucho mejor de lo que había pensado. La incertidumbre se convirtió en disfrutar cada momento, y en estar agradecida con la gente que está ahí para hacer realidad tu idea.
–En la película hablás de la maternidad, de vínculos horizontales, crianza en comunidad. ¿Cómo vivís estos conceptos en tu vida, fuera de la ficción?
–La verdad es que el armado de una película es muy artesanal y minucioso. Yo leí una novela y había una imagen sobre una madre con su hijo solos en el mundo que me gustaba trabajar. En función de eso, para que sea comedia, que es el tono en el que me siento cómoda, le agregué que hubiera poca diferencia de edad y sean compañeros de vida. Pero todo es en función de cómo hacer para que la película vaya teniendo dobleces y sea graciosa. Cuando la gente ve la película y hacés prensa, recién ahí te das cuenta de un montón de conceptos: que estaba hablando de una madre adolescente, soltera, de las mujeres como red de contención. No es que tenía un mensaje o bajada de línea que quería transmitir. Fui armando un collage en mi cabeza de lo que me representa y lo que no, y después con el tiempo cae lo que la película viene a contar. Obvio, salió de mí, está alineada conmigo. Pero no es que tenía un mensaje pensado sobre la maternidad, todas las reflexiones vinieron después.
–¿Qué cosas te inspiran?
–Siento que hay que hacer. Si me llamaran para dirigir una película que no me represente tanto, por ahí la hago igual. No estoy cerrada a nada. Me han ofrecido algunos capítulos de series que no pude aceptar porque voy a estar en Roma. Después, no me siento una directora que todavía pueda definir su estilo. Blondi es única, es la primera. Lo que sí, espero no tardar tanto en filmar la segunda.
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