Tres años después de haber sobrevivido a un accidente cerebrovascular, el diseñador se anima a una vida nómade entre Buenos Aires y Belo Horizonte
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Frente a la pandemia elegí aggiornarme, convertirme en un nuevo Laurencio Adot”, sostiene el diseñador que hace ya cinco meses se mudó a Belo Horizonte, Brasil, para cambiar su modo de vida. En agosto de 2018 sufrió un accidente cerebrovascular que lo impulsó a barajar y dar de nuevo. Una vez recuperado, se nacionalizó brasileño con la idea de ampliar su marca –que ya tiene hace 35 años y que comparte con su socio, Thiago Pinheiro–: “Luego de estar tres días en estado vegetal, me di cuenta de que necesitaba cambiar, y me animé a una vida mucho más tranquila y espiritual. Vivo veinte días allá y diez acá”, cuenta.
–¿Qué te llevó a tomar la decisión de mudarte a Brasil?
–Hace tiempo que venía trabajando como diseñador para marcas brasileñas y fueron ellos mismos quienes me incentivaron a que abriera mi propio showroom. Analicé la idea y terminé eligiendo un local en Belo Horizonte, que es donde viven los hermanos de mi socio, Thiago Pinheiro, y que son mi segunda familia.
–Me imagino que habrás tenido que cambiar muchas rutinas y costumbres al mudarte de país.
–Mi vida cambió desde que tuve el ACV, eso me ubicó en otro lugar… Me permitió ver que el mundo de la moda en Buenos Aires se volvió muy tóxico, no tiene memoria, y me di cuenta de que antes que nada tengo que cuidar mi salud. Así que no lo dudé, me animé a mudarme a Brasil, donde ya tenía también una familia que la conozco hace veinte años, y aposté a la vida. Así como desde hace tres años volví a caminar y aprendí a hablar otra vez, ¿por qué no empezar de vuelta desde lo profesional? El showroom no sólo tiene mis vestidos, sino que también sumé ropa, bijouterie y zapatos de Mila Kartei, Clara Barcelo, Benita Peka y MyM Torres, que son marcas argentinas de amigos míos que les doy la posibilidad de llegar a todo Brasil, y se llama AA Adot/Azevedo Studio Showroom. Al tener dos millones de tiendas, es un país con un comercio interno muy grande. Y también ya estoy pensando en abrir lo mismo, pero en Guayaquil, Ecuador, un país que visité antes de la pandemia y me encantó. Me sirvió para cambiar el ritmo de vida, mi rumbo, la historia de Laurencio Adot de niño mimado entre los cinco más reconocidos del país a lugares nuevos.
–¿En ningún momento te dio miedo tomar esta decisión?
–No, nada me da miedo. Sentí que era el momento justo y mi salud me lo pedía. Toda la vida vendí mucha ropa y al ver cómo estaba la situación en Argentina, vi que era el momento de convertir la marca en algo internacional. Lo único que me da miedo es que me dé otro ACV y me muera. Cuando me pasó en 2018, no morí porque no era mi momento. Estuve tres días en coma y un año y siete meses en rehabilitación, después me quebré el fémur y no pude caminar… ¿Qué otra cosa peor me puede pasar después de todo eso? Lo único que me interesa es ganarle a la vida, ser positivo y aggiornarme para que la moda argentina no se acabe. Dios sabe y ordena. Fui un vegetal y me salvó la fuerza espiritual.
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