La periodista cuenta los detalles de su relación con el ex futbolista Federico Giuliani y revela que al principio le incomodaba que él fuera diez años menor
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Después de un gran 2022 a nivel laboral, que tuvo su broche de oro con la cobertura del Mundial de Qatar para ESPN –el canal donde conduce SportsCenter AM y SportsCenter Night–, Alina Moine (43) arrancó el 2023 con novedades en su vida sentimental. Lejos de los rumores que la relacionaron con Marcelo Gallardo (47) e incluso con Marcelo Tinelli (63), la periodista apostó al amor de la mano del ex futbolista santafesino Federico Giuliani (32), licenciado en Dirección de Negocios y team manager del plantel de San Lorenzo. “Él empezó a escribirme, pero yo no me daba por aludida”, confiesa la conductora tímidamente a ¡HOLA! Argentina sobre su actual pareja. Para Alina, la diferencia de edad entre ambos era un tabú tan grande que ni siquiera se imaginaba que un hombre diez años menor podía estar interesado en ella.
–¿Cómo se conocieron con Federico?
–En septiembre del año pasado me lo presentó una vecina amiga, que es su tía. Después de conocernos, él empezó a escribirme, pero yo no me daba por aludida. Recién a principios de este año, debo reconocer que hizo un muy buen trabajo, se fueron dando los encuentros desde otro lugar. Al principio no sabía si iba a prosperar o iba a quedar en algo más casual, pero de a poquito nos fuimos conociendo más, fluyó todo de forma muy sana y acá estamos [él oficializó la relación en Instagram el 24 de mayo pasado].
–¿En algún momento te pesó la diferencia de edad?
–Desde el día cero creo que nunca imaginé que Fede podía pensar en mí justamente por la diferencia de edad. Cuando empecé a darme cuenta de que me estaba buscando, directamente le dije: “¿Vos sabés cuántos años tengo yo?”. Encima, creía que él era más grande porque su tía le había sumado cuatro años sin querer, y ya esa diferencia de seis años se me hacía mucho, así que imaginate cuando me enteré de que era más joven aún. Pero él me dijo: “¿Qué tiene? No entiendo por qué me estás aclarando tu edad. ¿Cuál es el problema?”.
–¿Y cuál era tu problema, más allá del número?
–En ese prejuicio de conocer a alguien más chico, creés que es alguien más inmaduro. Pero Fede me hizo superar el prejuicio de la diferencia de edad, me demostró que estaba equivocada, que un chico de 30 y pico puede ser mucho más maduro en un montón de aspectos e incluso mucho más valiente que un hombre de más de 40. Y, al fin y al cabo, fue lo que más me conquistó de él.
–¿Cómo lograste superar ese prejuicio que, en este caso, era sólo tuyo?
–A veces, la inseguridad es de una misma, es un prejuicio que erróneamente tenemos inculcado, más las mujeres de mi generación. Hasta lo charlé con mi psicóloga. Pero es cuestión de darlo vuelta. ¿Por qué si un hombre sale con una mujer mucho más chica es un copado, un crack, y si la mujer hace lo mismo se la juzga más? A tal punto lo tenemos internalizado que nunca imaginé que Fede podía estar conquistándome. Y si hay algo que me dejó en claro de todas las formas posibles es que si me elegía era por un todo. Me decía: “Yo puedo cambiar un montón de cosas, pero no puedo cambiar nuestra edad”. Fue un aprendizaje y una importante lección de un prejuicio que me quitó por completo. Si el amor es sano, genuino y nos hace felices, por qué poner prejuicios donde no los hay.
–¿Qué tipo de planes les gusta compartir en pareja?
–Los fines de semana, si nos dan los tiempos, organizamos partidos de paddle, nos gusta ir a comer afuera o hacer algún plan con amigos. Hacemos un poco de todo, a los dos nos fascina estar al aire libre. También, a veces estamos muy cansados y preferimos quedarnos en casa con pizza y fútbol.
–Los fines de semana te toca trabajar viendo partidos de fútbol. ¿También comparten esos momentos?
–Sí, Fede es re futbolero, le encanta y es muy compañero en ese sentido. A veces le digo “No puedo ir a tu casa porque tengo que mirar el partido”, y él me dice “Bueno, para mí mejor, voy a mirar el partido con vos”. Me divierte poder compartir eso con mi pareja.
–¿Tu viaje a París fue una escapada romántica?
–El viaje fue principalmente para visitar amigos que se fueron a vivir a Europa en la pandemia. Venía planeando el reencuentro y no se daba, así que a principio de año me obligué a sacar los pasajes. Estuve en San Sebastián, Madrid, algunos pueblitos de España, cruzamos a Biarritz, en Francia, y aprovecho para hacer esta producción de fotos en París que me propuso Alejandro Rumolino, un fotógrafo argentino que vive acá hace más de veinte años. Fue un touch de descanso muy necesario porque el año pasado no lo hice y volví muy cansada del Mundial. Ahora sigo con más energía en lo que me queda del año.
–¿En qué momento de tu vida sentís que estás?
–Estoy en un lindísimo momento a nivel laboral, valoro mucho mi trabajo y me saca una sonrisa todos los días. Tengo además amigos que son mi familia del alma que formé en Buenos Aires, y Fede es una persona que me transmite mucha paz y armonía. Tal vez, lo único que me falta es un poco más de tiempo para compartir personalmente con mi familia en Rosario y no sólo de forma virtual. No tengo motivos para quejarme de nada, al contrario, tengo motivos para disfrutar y valorar.
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