El empresario, uno de los más importantes del país, murió el lunes 13 a los 95 años
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Un día después de su muerte, a los 95 años, alrededor de doscientas personas, entre familiares, amigos y empresarios despidieron hoy a Carlos Pedro Blaquier en Jardín de Paz, en Pilar. A pesar del calor intenso –que impuso el blanco y el lino como nuevo luto- y de que estaba previsto celebrar un responso a las 13 en la capilla del cementerio privado, a partir del mediodía empezaron a llegar los familiares y amigos de Blaquier. Entre su numerosa familia, estaba su pareja, Cristina Khallouf, sus hijos María Elena, Carlos Herminio, Alejandro, Santiago e Ignacio (todos fruto de su matrimonio con Nelly Arrieta), sus nietos y bisnietos. También dijeron presente empresarios como Cristiano Rattazzi y Martín Cabrales, y amigos de la familia como Roberto Devorik, Lulu Cahen D’anvers, Teresa Calandra y Maru Botana.
La caravana había salido desde el edificio de Arenales y Basavilbaso, donde vivía Blaquier, que presidió durante 43 años Ingenio Ledesma y fue considerado uno de los empresarios más ricos de la Argentina (en 2020 Forbes lo ubicó en el puesto 24 de los “Los 50 más ricos de la Argentina”, con una fortuna de US$ 490 millones). Una vez en la capilla, un sacerdote leyó un pasaje del evangelio de San Juan y dijo unas palabras, y se cantó una canción con acompañamiento de guitarra. Quince minutos más tarde, la procesión salió de la capilla con Cristina (llevaba barbijo blanco y estaba muy conmovida) y los hijos de Carlos Pedro a la cabeza y una gran cantidad de jóvenes detrás de ellos.
Antes del momento de la sepultura, se repartió agua fresca para soportar la alta temperatura y fue el turno de los discursos y tributos. Su nieta Agustina lo definió como “un abuelo genial”; una sobrina, Cristina Blaquier, le agradeció la unión familiar y agradeció a Cristina por “cuidarlo y quererlo tanto en los últimos años”; Mimi también tomó la palabra, Charlie leyó una poesía de su padre, Claudio Stamato –su asistente por 40 años- se quebró en medio del recuerdo, Adrián Werthein habló en nombre de los empresarios y Federico Nicholson lo definió como como alguien incansable, exigente, riguroso, curioso y para nada vanidoso.
Carlos Pedro, o Tordo, como le decían cariñosamente por sus múltiples doctorados fue, además, un prolífico escritor y un gran coleccionista de arte, en especial latinoamericano. Según destacó alguien de su círculo cercano, a pesar de que en los últimos tiempos había tenido internación domiciliaria y que incluso, cuando su salud se vio aún más debilitada tuvo que ser internado un tiempo prolongado, Blaquier mantuvo la sonrisa hasta último momento.
Horas antes, a través de avisos en el diario La Nación, su hijo Ignacio le dedicó: “Fuiste un padre sumamente cariñoso, y tuvimos la suerte de poder compartir con vos el amor por la naturaleza y los animales. Junto con mamá fueron los que hicieron posible que esta gran familia haya compartido momentos únicos, tan necesarios para la unidad que tenemos actualmente. Fuiste un empresario brillante, e hiciste que Ledesma fuera un orgullo no solo para nosotros, sino también para muchos argentinos. Por último, queremos destacar que fuiste una persona especialmente generosa y un gran luchador, siempre optimista y con una sonrisa en tu cara, incluso hasta tus últimas horas”.
Informe: Florencia Falcone y María Sol Testa Renzi
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