“Las cosas importantes de mi vida pasan dentro de las paredes de mi casa, con mi marido, Francesca y Valentina”, dice, mientras repasa su historia con el DT y hace un balance de 2022
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Acaba de cumplir 36 años y asegura que es una mujer feliz. Por eso, en el instante en el que sopló las velitas, todos sus pensamientos y deseos fueron para sus hijas, Francesca (6) y Valentina (3), y para su amor, Diego Simeone (52). Carla Pereyra vive al máximo su presente de plenitud, disfruta de compartir su alegría y también sabe agradecer. “Para mí, hay dos formas de pararse en la vida: quejarse todo el tiempo o ser agradecida, mirar para adelante y seguir. Y yo elijo esa forma”, dirá durante la entrevista. Inteligente, serena y reflexiva, habló a solas con ¡HOLA! Argentina sobre su vida en Madrid, su familia, su pareja y dio varias definiciones que ayudan a conocerla mejor.
–¿Hacés balances cuando termina el año?
–Soy de hacer balances, pero fundamentalmente soy muy agradecida. Más allá de cómo haya sido el año, siempre intento ponerme en el lugar de la gratitud y no concentrarme tanto en lo bueno o lo malo. Creo que esa es una forma de vivir.
–Ahora que tus hijas están más grandes, ¿cómo las ves? ¿Alguna de las dos se parece más a vos o a Diego?
–La personalidad de las dos se va definiendo. Francesca es muy creativa, sensible y se parece muchísimo a mí, tanto desde lo físico como en la forma de ser: es alegre e intensa como yo, que hago mil cosas por día y no me alcanzan las horas para hacer todo lo que quiero. Ella es igual. Le encanta bailar, cantar, está pendiente de sus amigas, de proteger a su familia, de ceder ante su hermana o ante situaciones… así que la veo muy como yo. Y a Valentina, más que como a Diego, la veo como a mi hermana, es muy parecida física y emocionalmente. Valentina tiene una personalidad más compleja, por lo que yo intento como mamá abordarla desde el amor y no desde el enfado, porque tiene más rabietas y es un poco más caprichosa. Ahora estamos en el momento Papá Noel, que Papá Noel te mira y te ve todo.
–¿Hacés planes con ellas?
–Las estoy disfrutando muchísimo, lo paso muy bien con ellas. Me gusta hacer planes de Navidad, me gusta hacer programas de chicas, ir al cine las tres, me parece muy buen plan estar con ellas.
–¿Cómo se llevan con los hermanos mayores?
–Ellas los ven como sus hermanos mayores, con respeto, pero con mucho amor y admiración. Hoy en día las familias ensambladas son la mayoría, por lo que los niños cuando nacen adquieren ese ecosistema familiar como natural. Naturalizan esa realidad mejor que nosotros los adultos. Así que cuando ves que tus hijos naturalizan esa situación, lo mejor que podés hacer es acompañar esa naturalidad. La relación con ellos es muy linda. Lo único que me da pena es que no nos vemos tan seguido, porque los chicos no viven en Madrid.
–¿Quién es más permisivo con las chicas y quién pone límites?
–Yo paso mucho más tiempo con ellas. Por los horarios de Diego, soy la que está mañana, tarde y noche con las niñas, soy la que gestiona su entorno, entonces soy la poli buena y la poli mala. Cambió mucho la forma de educar a los hijos respecto a mi generación. Ya no es un autoritarismo de “porque yo lo digo”, sino que intento hacerles entender el porqué de cada decisión. Me parece que el autoritarismo “porque sí” ya no entra, ya no cuela con los chicos. Obviamente hay un momento que es “porque lo dice mamá”. Pero trato de que ellas entiendan, sean parte y asuman esa decisión, porque creo que también es una forma de educarlas.
–¿Cómo te llevás con la exposición que implica ser la mujer de Diego Simeone?
–Yo tuve dos etapas si hablamos de exposición social. Una antes de Diego, en la que trabajaba y hacía cosas acá en España, que obviamente no tenía la dimensión de estar al lado de Diego y creo que eso fue como un aprendizaje que me preparó para esto. Al lado de Diego me siento más cubierta. Porque al final, yo soy la persona que lo acompaña. Después están las redes sociales, las críticas, el si te gusta o no te gusta lo que me puse, pero sinceramente eso es una ventanita. La verdad es que las cosas importantes de mi vida pasan dentro de las paredes de mi casa, con mi marido y mis hijas. Aprendí a relativizar todo lo demás.
–¿Se hacen tiempo para salir solos, tener una cita romántica o una escapada de a dos?
–Desde que empezamos, nuestra prioridad siempre fue acompañarnos y estar bien nosotros. No te digo que es mi mejor amigo porque es mi marido, pero nos llevamos tan bien que estamos todo el tiempo hablando, consultándonos cosas. Y en momentos de mucho agobio, de repente nos hacemos una escapada al centro de Madrid a dormir a un hotel, sólo eso, pero parece como que ya nos fuimos de viaje. Al otro día desayunamos, él se va a entrenar, yo me voy a llevar a las chicas al cole, pero es como que ya salimos de la rutina de la casa y el trabajo y desconectamos un poco de la presión que uno siente por lo laboral.
–Encontraron la fórmula de la felicidad…
–La relación fue evolucionando porque hoy tenemos dos hijas, tenemos una casa con familia que viene y que va, pero por momentos nosotros dos seguimos siendo esos que nos conocimos hace casi diez años y nos reímos, somos cómplices, cocinamos juntos, hacemos planes, lo pasamos muy bien los dos solos. ¿Viste cuando disfrutás tanto con alguien que no te querés ir de viaje sola? Me gusta estar con él.
–Pero igual tienen como un pequeño espacio para viajar por separado.
–Sí, claro, yo siempre fui muy independiente. Viajo mucho, viajo por trabajo, con mis amigas, con mi familia. De hecho, también me encanta estar con una persona que trabaja en fútbol y que tres veces por semana no duerme en casa. Me encanta estar a la noche sola, ver una peli, disfrutar con mis hijas, hay como un equilibrio en eso. Nos queremos un montón y estamos mucho tiempo juntos, pero cuando no estamos, yo estoy bárbara con mi parte social, conectando con la moda y con cosas que me gustan.
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